En territorio desconocido
El Banco Central Europeo (BCE) ha puesto fin a una larga etapa de ret¨®rica y ha pasado a la acci¨®n. Ha actuado de forma contundente, como deber¨ªa haberlo hecho hace m¨¢s de seis meses, cuando las evidencias en que ha basado estas decisiones estaban disponibles. Lo hace cuando sus colegas, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, preparan la retirada de actuaciones igualmente poco convencionales, que han aportado mayores ritmos de crecimiento, m¨¢s empleo y menores restricciones crediticias en sus econom¨ªas. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y a pesar de que algunas de las decisiones adoptadas el jueves no tienen muchos precedentes, es probable que aten¨²en algunos de los problemas que condicionan el crecimiento y la estabilidad de la eurozona. Desde luego, de Espa?a.
La advertencia la hab¨ªa formulado el propio presidente del BCE hace unos d¨ªas: la ¡°perniciosa espiral de baja inflaci¨®n y severas restricciones crediticias amenaza con abortar la incipiente recuperaci¨®n econ¨®mica de la eurozona¡±. Y el propio andamiaje de la uni¨®n monetaria, cabe a?adir, en la medida en que esos dos problemas ¡ªla ausencia de estabilidad de precios y de normal transmisi¨®n de la pol¨ªtica monetaria¡ª revelan anomal¨ªas esenciales en la integraci¨®n que afectan al cometido b¨¢sico de cualquier banco central.
En esa misma convenci¨®n bancaria de Sintra, Mario Draghi admit¨ªa el da?o diferencial que estaban sufriendo las econom¨ªas perif¨¦ricas: las que en mayor medida soportan pol¨ªticas fiscales restrictivas, tienen m¨¢s desempleo, est¨¢n m¨¢s endeudadas, sufren un mayor racionamiento crediticio y descensos de inflaci¨®n m¨¢s pronunciados. Si faltaba algo en ese diagn¨®stico, el propio comunicado del consejo de gobierno del BCE a?ade un entorno internacional que acent¨²a la precariedad de la recuperaci¨®n: ascenso de riesgos geopol¨ªticos y la evoluci¨®n de los mercados emergentes y de los mercados financieros globales.
De hecho, el debilitamiento de las exportaciones ya es expl¨ªcito en algunas econom¨ªas como la espa?ola. Y en ello est¨¢ influyendo de forma significativa un tipo de cambio del euro que penaliza la diversificaci¨®n geogr¨¢fica de las ventas al exterior de la eurozona y no favorece la contenci¨®n del inquietante descenso de la inflaci¨®n. Es m¨¢s, en la medida en que tambi¨¦n Alemania ha registrado ca¨ªdas importantes en su tasa de variaci¨®n de los precios, se han reducido las posibilidades competitivas de aquellas econom¨ªas perif¨¦ricas que confiaban en su diferencial de inflaci¨®n como fundamento competitivo frente a la principal econom¨ªa compradora de la regi¨®n.
Y si la baja inflaci¨®n es c¨®mplice de los acreedores, para los deudores netos es muy mala compa?era. Adem¨¢s, en econom¨ªas con la demanda interna muy debilitada, como es nuestro caso, el diferimiento de las decisiones de gasto a las que inducen las expectativas de baja inflaci¨®n se convierte en un poderoso freno al crecimiento y a la reducci¨®n del desempleo.
Por eso, tan favorable como las decisiones adoptadas por el consejo del BCE de forma un¨¢nime ha de ser la disposici¨®n a sacar algunas m¨¢s de la caja de herramientas si la situaci¨®n no revierte r¨¢pidamente. Las reducciones de los tres tipos de inter¨¦s de referencia (es el primer banco central que cobra por la facilidad de dep¨®sito) y los cuantiosos programas de liquidez previstos tienen un denominador com¨²n: acentuar el coste de mantener liquidez ociosa, facilitar la recuperaci¨®n de las decisiones de gasto en consumo e inversi¨®n, y la conducci¨®n de la inflaci¨®n y el tipo de cambio hacia niveles m¨¢s compatibles con el alejamiento del cuadro de ¡°japonizaci¨®n¡± que sufre la eurozona desde hace meses.
Bienvenido es igualmente el car¨¢cter finalista de las facilidades de refinanciaci¨®n a largo plazo, por 400.000 millones de euros, en condiciones muy favorables para que los bancos lo asignen espec¨ªficamente a cr¨¦ditos a familias y empresas. Y de su control estrecho convendr¨ªa que el propio BCE aportara puntual informaci¨®n. Se?al no menos favorable para la reducci¨®n de las restricciones en la oferta de cr¨¦dito es el anuncio de los preparativos destinados a restaurar el mercado de titulaciones de cr¨¦ditos de peque?as y medianas empresas, asumiendo, por supuesto, los escarmientos que la titulizaci¨®n hipotecaria americana aporta. Esos t¨ªtulos permitir¨ªan el adelgazamiento de los balances bancarios, la conformaci¨®n de un mercado l¨ªquido y suficientemente profundo, en el que el propio BCE podr¨ªa ser un inversor cualificado. No hace falta a?adir que esos efectos ser¨ªan tanto m¨¢s favorables cuanto mayor es el grado de bancarizaci¨®n de la eurozona. El reequilibrio entre el papel de los mercados financieros y el de la intermediaci¨®n bancaria deber¨ªa ser uno de los cambios estructurales derivado de esta crisis.
Es verdad que son decisiones muchas de ellas que nos introducen en un territorio desconocido, pero el que hasta ahora conocemos no es precisamente muy confortable. Desde luego en Espa?a, cuya econom¨ªa deber¨ªa ser una de las principales beneficiarias de ambos grupos de decisiones. Confiemos en que no sea demasiado tarde.
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