Reforma fiscal y crecimiento
El peso seguir¨¢ cayendo sobre una parte de las rentas medias
Se ve¨ªa venir que la reforma fiscal iba a causar una amplia discusi¨®n en la que destacan tres temas: el electoralismo o no de las medidas, su efecto sobre los objetivos de consolidaci¨®n fiscal y su impacto sobre el crecimiento econ¨®mico. Estas cuestiones, la primera incluida, revisten mayor complejidad t¨¦cnica de la que pueda parecer. Entre ellas, la tercera podr¨ªa ser la m¨¢s importante porque si finalmente las acciones anunciadas para los dos pr¨®ximos a?os inciden positivamente sobre el crecimiento y el empleo, podr¨ªan ayudar a reducir d¨¦ficit y deuda a la vez que dejar¨ªa el debate sobre su electoralismo u oportunismo en un segundo plano.
?Esto es as¨ª? ?Impulsar¨¢ la reforma tributaria la econom¨ªa? La cuesti¨®n es que la relaci¨®n entre las medidas adoptadas y el crecimiento econ¨®mico es de ida y vuelta. Para configurar la estructura impositiva que ahora se ha planteado es importante considerar las previsiones econ¨®micas. Si ¨¦stas se cumplen, la mayor base de contribuyentes que se persigue puede tener un efecto favorable sobre los ingresos p¨²blicos al tiempo que sumar al consumo. De forma similar, la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal sobre las empresas puede suponer un incentivo a la inversi¨®n. Por lo tanto, la reforma potencialmente podr¨ªa sumar a un escenario macroecon¨®mico positivo. Sin embargo, esta estrategia no est¨¢ exenta de incertidumbre. Por ejemplo, esos buenos augurios econ¨®micos pueden no cumplirse. Y la consolidaci¨®n fiscal requerir¨¢ de medidas adicionales que impondr¨¢n sacrificios sobrevenidos.
Se ha se?alado que la rebaja tributaria supondr¨¢ un aumento del PIB del 0,55% en 2015-2016, pero, de nuevo, las previsiones sobre ingresos, contribuyentes y otros par¨¢metros dependen de que se cumpla la senda esperada de crecimiento y empleo. Falta clarificaci¨®n sobre c¨®mo se van a lograr los objetivos de d¨¦ficit y deuda. Lo que est¨¢ claro es que no van a depender s¨®lo de esta reforma. De ah¨ª el debate abierto en paralelo sobre aspectos como privatizaciones o las compensaciones a las comunidades aut¨®nomas por la rebaja de impuestos.
La reforma no resuelve el gran reto de consolidaci¨®n fiscal de largo plazo ni garantiza la suficiencia del mismo, un reto este ¨²ltimo pendiente durante demasiado tiempo. Otro aspecto relacionado con el impacto de la reforma es que ¨¦sta ha tocado aspectos amplios de la fiscalidad, pero no deja de ser parcial. Se hab¨ªa anunciado un cambio completo, una modernizaci¨®n y reestructuraci¨®n tributaria orientada a la eficiencia. Incluso se encarg¨® un informe a una comisi¨®n de expertos del que una de sus principales ventajas era una visi¨®n completa que se sigue echando de menos.
Tambi¨¦n se f¨ªa parte del ¨¦xito de la reforma al incierto panorama pol¨ªtico europeo, esperando que la presidencia italiana de la UE sea m¨¢s flexible en temas de cumplimiento de d¨¦ficit p¨²blico. Porque los cambios no se han hecho al dictado de Bruselas ¡ªlo cual no es malo ni bueno¡ª, pero tampoco tienen a¨²n su bendici¨®n.
Finalmente, se puede crecer de muchas formas, pero a los impuestos se suele confiar parte de eso tan controvertido que es la redistribuci¨®n de recursos y la equidad. Si tenemos en cuenta los precedentes y los contenidos que ahora se proponen, no se resuelve el problema de desigualdad, pero tampoco parece que vaya a empeorarse. El peso sigue cayendo en una parte muy espec¨ªfica de las rentas medias en Espa?a. Otra vez.
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