Agenda Europea del Crecimiento
Todo apunta a que Espa?a perder¨¢ a¨²n m¨¢s influencia en Bruselas
La Agenda Europea del Crecimiento es uno de los conceptos que los l¨ªderes y altos funcionarios europeos no paran de repetir, pero que est¨¢ vac¨ªo de contenidos. De hecho, desde que se comenz¨® a usar, la Eurozona ha padecido una segunda recesi¨®n sin que la gobernanza europea haya podido concretar una agenda con un plan para sacar a Europa de la depresi¨®n, como hizo Obama en 2009 en EE UU.
La democracia permite que cada cinco a?os se abra una nueva partida y que cambien los equilibrios de poder y el resultado es determinante para la econom¨ªa de los ciudadanos y, sobre todo, para el desempleo. El PP europeo ha vuelto a ganar las elecciones, como en los ¨²ltimos 15 a?os, pero esta vez por una diferencia m¨ªnima con los socialistas. Ambas fuerzas suman algo m¨¢s de la mitad de los esca?os del Parlamento. El resto se ha segmentado m¨¢s que en elecciones anteriores con partidos en los extremos derecho e izquierdo.
Los socialistas conscientes de la debilidad del PP europeo, amplificada por el chantaje de Cameron de vetar a Juncker, han aprovechado para concretar una agenda del crecimiento con su programa electoral. Para pactar las sillas claves piden desmontar el andamiaje que Merkel ha construido desde 2010 para imponer el austericidio. Piden sacar los gastos en I+D+i y ligarlos al largo plazo del c¨¢lculo de ajuste fiscal estructural. Piden un Plan Marshall asociado a la Agenda 2020 de 200.000 millones anuales. Teniendo en cuenta el elevado multiplicador de las inversiones, supondr¨ªa un incremento adicional del PIB y el empleo europeo superior al 1% anual. La palabra eurobono en Alemania es pecado.
Pero los socialistas h¨¢bilmente piden que el plan se financie con deuda y que la nueva Comisi¨®n haga la propuesta concreta del plan de financiaci¨®n. Y piden un pacto social para atender a los europeos m¨¢s castigados por esta crisis, especialmente a los desempleados de larga duraci¨®n. Faltar¨ªa exigir evitar la sobrevaloraci¨®n del euro para incluir al BCE en la agenda. Sigmar Gabriel, ministro de Econom¨ªa y l¨ªder del SPD en Alemania, ha apoyado el plan y Merkel le ha acusado de querer que sean los contribuyentes alemanes los que acaben pagando. Pasan las elecciones y la l¨ªder alemana se quita la careta m¨¢s amable de los ¨²ltimos meses y vuelve a ser la de siempre.
Para Espa?a el plan ser¨ªa clave. Nuestra econom¨ªa sigue con deflactor de precios negativos y crecimientos nominales an¨¦micos, lo cual imposibilita cerrar el d¨¦ficit p¨²blico y estabilizar la deuda p¨²blica y privada. Esto ser¨ªa un plan de est¨ªmulo fiscal que no pondr¨ªa en riesgo nuestra deuda p¨²blica y la estabilidad financiera. Se podr¨ªa usar para evitar la ruina de nuestro sector de I+D+i. Para aprobar un plan de rehabilitaci¨®n de viviendas que mejore su eficiencia energ¨¦tica y que generar¨ªa cientos de miles de empleos. Para cerrar la interconexi¨®n con Francia y que Espa?a deje ser una isla energ¨¦tica, etc¨¦tera.
Rajoy, mientras en Bruselas se jugaba la partida clave, estaba en Guinea. Adem¨¢s, va en el equipo de Merkel que defiende los intereses de Alemania, que son muy perjudiciales para Espa?a. Veremos c¨®mo juega sus cartas, pero todo apunta a que Espa?a perder¨¢ a¨²n m¨¢s influencia en Bruselas, igual que perdi¨® la silla del BCE en 2012 por presentar un candidato perdedor.
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