Eurozona: da?os a largo plazo
Una pol¨ªtica econ¨®mica expansiva se hace cada vez m¨¢s necesaria para que Europa pueda crecer conforme a su potencial
De los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo se deduce un aumento de la desafecci¨®n de los ciudadanos respecto del proyecto com¨²n. Entre sus posibles explicaciones, la gesti¨®n de la crisis econ¨®mica y financiera ha debido desempe?ar un papel destacado, desde luego en los pa¨ªses considerados perif¨¦ricos. Del ¨²ltimo Eurobar¨®metro se deduce que la erosi¨®n de la confianza en las instituciones europeas se intensifica a partir de octubre de 2008. Desde entonces hasta el final de 2013, la desconfianza hacia la Comisi¨®n Europea se ha duplicado, y tambi¨¦n lo ha hecho, aunque en menor medida, hacia el Parlamento Europeo. La adopci¨®n, a partir de la primavera de 2010, de severos programas de ajuste presupuestario supervisados por la troika a?ade a la desconfianza la percepci¨®n de falta de transparencia y legitimidad democr¨¢tica.
Est¨¢ en lo cierto Philippe Legrain, asesor del presidente de la Comisi¨®n Europea entre febrero de 2011 y febrero de 2014, cuando, al t¨¦rmino de una valoraci¨®n demoledora de la ejecutoria de las instituciones comunitarias, subraya que una crisis que podr¨ªa haber servido para el reforzamiento de la integraci¨®n, lo ha hecho para acentuar la fractura de Europa. En su reciente libro European spring, atribuye esa fractura no solo a las narrativas en conflicto acerca del diagn¨®stico de la crisis, sino tambi¨¦n ¡°a la batalla acerca de c¨®mo deber¨ªan compartirse las p¨¦rdidas generadas por la crisis entre accionistas de los bancos, bonistas y contribuyentes; y entre pa¨ªses acreedores y deudores¡±. Tambi¨¦n signific¨® un ¡°juego de la gallina¡± o del ¡°mont¨®n de nieve¡± entre el BCE y 17 autoridades fiscales sobre en qui¨¦n reca¨ªa la responsabilidad de resoluci¨®n de la crisis. Y el resultado del choque est¨¢ a la vista: tras una severa recesi¨®n, una recuperaci¨®n tibia y precaria.
La eurozona, seg¨²n previsiones oficiales, crecer¨¢ este a?o poco m¨¢s del 1%, con una reducci¨®n lenta en los elevados niveles de desempleo y endeudamiento de las econom¨ªas perif¨¦ricas, las m¨¢s da?adas por el indiscriminado ajuste presupuestario y donde la confianza de los agentes econ¨®micos est¨¢ m¨¢s erosionada. Es tambi¨¦n en estas econom¨ªas donde las posibilidades de crecimiento a largo plazo han quedado m¨¢s erosionadas durante la Gran Recesi¨®n. As¨ª lo pone de manifiesto una investigaci¨®n reciente del profesor de la Universidad Johns Hopkins Laurence M. Ball que analiza el impacto de la crisis sobre el crecimiento potencial ¡ªel nivel normal de producci¨®n de una econom¨ªa dados sus recursos y tecnolog¨ªa¡ª de 23 econom¨ªas avanzadas.
¡°Los pa¨ªses con las recesiones m¨¢s pronunciadas ser¨¢n los que sufran el mayor da?o en su capacidad de producci¨®n¡±
Hasta hace poco se supon¨ªa que de forma general durante las fases de recuperaci¨®n que suceden a cualquier recesi¨®n el nivel de producci¨®n se acerca al potencial, pero ese ritmo de aproximaci¨®n depende de los da?os causados por la recesi¨®n. Investigaciones recientes enmiendan esa inercia asumida en la literatura tradicional al verificar que las propias recesiones erosionan ese crecimiento potencial. La raz¨®n es que las recesiones reducen la acumulaci¨®n de capital, las capacidades de los desempleados y limitan el progreso tecnol¨®gico. En consecuencia, los pa¨ªses con las recesiones m¨¢s pronunciadas ser¨¢n los que sufran el mayor da?o en su capacidad de producci¨®n a largo plazo.
Y la que hemos dejado atr¨¢s ha sido particularmente severa. El propio FMI asegura que ese potencial en algunas econom¨ªas avanzadas no se recuperar¨¢ antes de cinco a?os. Ball concluye que los da?os son mayores en las econom¨ªas que respondieron a la crisis con pol¨ªticas fiscales restrictivas. La eurozona es el caso m¨¢s destacado. En el otro extremo se encuentran econom¨ªas donde los est¨ªmulos fiscales y su dinamismo exportador neutralizaron el da?o sobre su potencial de crecimiento.
La espa?ola est¨¢ entre las que ha erosionado en mayor medida su crecimiento potencial. Mientras que Alemania o Australia est¨¢n en el grupo de las menos da?adas. Una conclusi¨®n similar es la que se deduce del ¨²ltimo informe trimestral sobre la eurozona de la Comisi¨®n Europea.. Las divergencias en el crecimiento potencial tendr¨ªan en Alemania uno de los extremos, mientras en el otro estar¨ªan Espa?a y Grecia. ¡°Ambos han registrado output gaps [la diferencia entre el PIB potencial y el real] desde 2010 mucho mayores que el resto de los VMS¡± (Estados miembros vulnerables, por sus siglas en ingl¨¦s). El diagn¨®stico de la Comisi¨®n no es muy esperanzador: ¡°El debilitamiento del crecimiento potencial en los VMS se atenuar¨¢ muy levemente. El riesgo es que algunas de las fuentes de la divergencia generada por la crisis podr¨ªan arraigarse si, por ejemplo, los recientes incrementos en el desempleo de algunos Estados miembros se convierten en estructurales¡±.
En realidad, la crisis ha laminado la convergencia real conseguida por las econom¨ªas menos pr¨®speras de la eurozona desde el nacimiento del euro. Portugal y Grecia est¨¢n hoy por debajo del 70% del PIB por habitante de la UE-15 que ten¨ªan en 1999; Espa?a, ligeramente por encima del 80% de entonces, pero acentuando la divergencia desde 2008, seg¨²n destaca Simon Tilford, subdirector del Centre for European Reform, en un trabajo reciente.?
¡°La crisis ha laminado la convergencia real conseguida por las econom¨ªas menos pr¨®speras de la eurozona¡±
La recomendaci¨®n que se deduce del trabajo de Ball es clara: decisiones expansivas no solo podr¨ªan frenar esos da?os, sino aumentar el crecimiento potencial. El aumento de la inversi¨®n p¨²blica incrementar¨ªa el stock de capital y crear¨ªa nuevas oportunidades de ocupaci¨®n y de capacitaci¨®n para los desempleados. Son sugerencias que desde hace tiempo vienen anticipando otros acad¨¦micos y analistas temerosos de que algunas econom¨ªas, tardando demasiado en recuperar ese crecimiento potencial, entren en una larga fase de bajo crecimiento ¡ªde ¡°estancamiento secular¡±¡ª incapaz de restaurar niveles de empleo suficientes. Entre los que han advertido m¨¢s intensamente de ese escenario est¨¢ el exsecretario del Tesoro estadounidense y profesor de Harvard Lawrence Summers, defensor de programas de inversi¨®n p¨²blica para su pa¨ªs.
En la eurozona, la conveniencia de decisiones expansivas del crecimiento no es menor: para reducir la vulnerabilidad de una recuperaci¨®n cogida con alfileres, pero tambi¨¦n para facilitar la reconciliaci¨®n de los ciudadanos con las instituciones europeas. Las ¨²ltimas decisiones del BCE han sido las ¨²nicas reveladoras de que esas instituciones no est¨¢n muertas. En realidad, en manos de esa instituci¨®n est¨¢n no solo las posibilidades de recuperaci¨®n econ¨®mica, sino la ¨²nica v¨ªa de fortalecimiento de la din¨¢mica de integraci¨®n que hasta ahora se ha deducido de la crisis: la creaci¨®n de la uni¨®n bancaria. Pero esas tard¨ªas decisiones de reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s, aumento de la liquidez y eventual compra de activos en los mercados secundarios chocan con la insuficiente confianza de familias y empresas, con su prioridad por reducir su endeudamiento, sacrificando el aumento del gasto en consumo e inversi¨®n. Es necesario hacer m¨¢s.
Las l¨ªneas fundamentales enunciadas por el primer ministro italiano Matteo Renzi, reci¨¦n convertido en presidente de turno de la UE, apuntan en la direcci¨®n correcta: flexibilizaci¨®n temporal del necesario saneamiento de las finanzas p¨²blicas, exclusi¨®n de la inversi¨®n p¨²blica en el c¨®mputo del d¨¦ficit fiscal y adopci¨®n de programas de inversi¨®n paneuropeos, de la mano de instituciones como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) o de la propia Comisi¨®n, susceptibles de aprovechar las favorables condiciones de los mercados financieros. El apoyo del vicecanciller germano a esa priorizaci¨®n del crecimiento en la agenda pol¨ªtica europea podr¨ªa conceder virtualidad a esa orientaci¨®n. Evidencias que lo aconsejan no faltan.
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