De Beers recupera brillo
El gigante de los diamantes da un giro a su estrategia y gana peso en el mercado
Philippe Mellier es ¡°m¨¢s franc¨¦s que un bloque de foie¡±. Con esta imagen retrata el peri¨®dico The Sunday Times al presidente del gigante minero sudafricano De Beers. Es la primera vez que el principal productor del mundo de diamantes en bruto pone su destino en manos de un ejecutivo sin lazos con el pa¨ªs de origen de la empresa. Su llegada a la compa?¨ªa, en 2011, fue un se¨ªsmo. De piedras preciosas ni idea. Tampoco de minas. Ni de Sud¨¢frica. Lo suyo era el sector del transporte industrial. ¡°Vendi¨® trenes para Alstom, coches para Ford y camiones para Volvo¡±, relata The Times.
Cuando introdujo el concepto de ¡°miner¨ªa bajo demanda¡± ¡ªvariar hasta en un 30% la producci¨®n en funci¨®n del mercado¡ª, muchos le miraron como un extraterrestre. Esa percepci¨®n creci¨® despu¨¦s de trasladar la hist¨®rica sede de la compa?¨ªa de Londres a Gaborone en Botsuana (el Gobierno posee el 15% de la empresa). Sin embargo, Mellier, 58 a?os, ha recuperado el brillo de De Beers. Incluso reactiv¨® Forevermark, una marca de la casa reservada para las mejores piezas.
Con esta estrategia, De Beers dibuja una topograf¨ªa propia de cifras y naciones. La demanda mundial de diamantes pulidos, seg¨²n sus c¨¢lculos, aumentar¨¢ un 4,5% este a?o gracias a la recuperaci¨®n econ¨®mica de Estados Unidos (el mayor mercado joyero del mundo) y al crecimiento de las ventas entre la pujante clase media de China (las importaciones pasaron de 10.200 millones de d¨®lares en 2007 a 20.400 millones durante 2012) e India. La consultora Bain & Company sostiene que estos dos pa¨ªses asi¨¢ticos ¡°superar¨¢n en 2020¡± a la tierra de las barras y estrellas como el mayor mercado para estas gemas.
?Gemas? Mejor de Elizabeth Taylor
Detr¨¢s de su brillo, el diamante esconde preguntas dif¨ªciles. ?Ha intentado vender uno alguna vez? Nada m¨¢s salir de la joyer¨ªa se deprecia un 50%. Peor que un coche. Porque el verdadero negocio pertenece a los mayoristas de estas piedras. Acorde con la consultora Rappaport, cada 1.000 d¨®lares invertidos en una gema de cinco quilates en 2001 se convirtieron en 1.645 en 2011. ¡°Los diamantes por encima de tres quilates siempre tienen mercado¡±, observa la ge¨®loga Cristina Sapalski. Parece que donde hay que tener m¨¢s cuidado es con los fondos que invierten en gemas. Diamond Circle Capital Fund se lanz¨® en 2008 y cerr¨® cuatro a?os despu¨¦s. Pag¨® el peaje de una industria opaca.
¡°Sin un sistema estandarizado de precios [como lo tiene el oro], existe mucho margen para que los marchantes de diamantes se aprovechen de los inversores. No digo que todos sean deshonestos, pero cuando hay una diferencia de conocimiento entre comprador y vendedor, la parte que sabe m¨¢s siempre estar¨¢ en ventaja¡±, admite Justin Mondray, fundador de la web financiera Candid Money.
Ahora bien, para quien conf¨ªe en su propia mirada, Daniel Nyfeler, director de G¨¹belin Gem Lab, uno de los principales laboratorios gemol¨®gicos del mundo, aconseja: ¡°En los diamantes importa el color, el corte, la claridad y los quilates, pero tambi¨¦n el contexto. Un ejemplo: las joyas usadas por Elizabeth Taylor pueden ser m¨¢s valiosas que gemas similares sin esa procedencia¡±.
Con unas peticiones que crecen, De Beers prev¨¦ aumentar un 5% anual el precio de sus diamantes y de paso llevar buenas noticias a Anglo American, quien posee el 85% de la compa?¨ªa de gemas. Un dato: el beneficio operativo de la diamant¨ªfera super¨® el a?o pasado los 1.000 millones de d¨®lares. De hecho, el 19% de las ventas totales (33.000 millones de d¨®lares) de la matriz proceden de esas piedras de carbono. Es m¨¢s, Rapaport News ¡ªla referencia de esta industria en temas de cotizaci¨®n¡ª estima que el precio de estas gemas en bruto aument¨® entre un 7% y un 10% desde comienzos de a?o. ?Resultado? Hoy De Beers controla aproximadamente el 35% del mercado. Y en un lustro alcanzar¨¢ el 40%. En quilates supone que este a?o producir¨¢ entre 30 y 32 millones. Necesitar¨ªamos m¨¢s de 5.500 millones de d¨®lares para comprarlos. Es su aportaci¨®n a un sector de 71.600 millones.
Sin embargo, hay que evitar que el brillo de las piedras deslumbre la realidad. De Beers y la industria afrontan problemas en las minas, en los despachos y en la calle. Los ge¨®logos discrepan sobre cu¨¢ntos diamantes quedan en la Tierra. Algunos sostienen que se agotar¨¢n dentro de 20 a?os si no se descubren nuevos yacimientos. Otros creen que existe carbono puro para rato. Y las noticias van en las dos direcciones. Rio Tinto cerrar¨¢ en 2018 la mina australiana de Argyle ¡ªproduce el 90% de todos los diamantes rosas del mundo¡ª porque no aparecen m¨¢s gemas. Mientras Angola (el cuarto mayor productor de diamantes) resucita su industria, que hab¨ªa sufrido una di¨¢spora de inversores con la recesi¨®n planetaria. ¡°Podr¨ªa ser el santo grial que nos salvara de la escasez¡±, reflexiona Vashi Dom¨ªnguez, mayorista de diamantes de origen espa?ol y fundador de Vashi.com. Por si acaso, De Beers ya ha anunciado que vuelve a Angola antes de finales de a?o.
El coloso de las gemas busca recuperar en ?frica una fuerza de la que hoy carece. Lleg¨® a controlar el 80% del mercado, pero a finales del siglo XX se descubrieron nuevas minas en Canad¨¢, Australia y Rusia, y de repente cambi¨® el escenario. Con ellas aparecieron competidores como Rio Tinto y Alrosa, que controlan el 5% y el 30% del negocio, respectivamente. Para contrarrestar su pujanza, Mellier ha apretado las tuercas a la pol¨ªtica comercial de la firma.
Desde hace d¨¦cadas, De Beers vende sus piedras en 10 eventos (conocidos como sights) anuales accesibles s¨®lo a un grupo reducido de 84 mayoristas (sightholders) que est¨¢n obligados a comprar gemas de distintas categor¨ªas y a aceptar el precio que impone. Estos compradores suelen ser familias indias o jud¨ªas que llevan generaciones en el negocio. Ellos tallan y pulen las piezas antes de venderlas a otros mayoristas o marchantes. Y con la sart¨¦n por el mango, la empresa sudafricana aprieta. ¡°De Beers est¨¢ tasando sus diamantes en bruto como si te dieran la mercanc¨ªa sin ning¨²n margen y s¨®lo si eres un maestro en a?adirle valor puedes obtener algo de beneficio¡±, se queja un mayorista en Rapaport News. Una pr¨¢ctica que tambi¨¦n afecta a los talladores y artesanos. Aunque la compa?¨ªa niega la mayor. ¡°No tenemos ninguna influencia sobre los precios a los que nuestros clientes venden a otros negocios de diamantes¡±, aclara un responsable de De Beers.
Eso sucede en los despachos. En la calle, el sector y De Beers a¨²n luchan contra el dram¨¢tico legado de los diamantes de sangre. Aquellos que se usan para financiar conflictos. En los ¨²ltimos a?os han aparecido en Costa de Marfil y la Rep¨²blica Centroafricana. Desde mayo pasado este ¨²ltimo pa¨ªs tiene prohibido exportar sus gemas. Pero aunque De Beers sostiene que ¡°menos del 1% de los diamantes del mundo pueden ser considerados de conflicto¡±, la realidad es que todav¨ªa existen rendijas por donde se cuelan. En vez de grupos armados que persiguen derrocar Gobiernos, existen mafias locales y violaciones de los derechos civiles, como en Zimbabue. Por eso, The World Diamond Council ¡ªrepresenta los intereses de la industria dentro del proceso de Kimberley, que busca garantizar el origen l¨ªcito de las piedras¡ª apoya ampliar la definici¨®n e incluir a los ¡°diamantes asociados con actos de violencia organizada que est¨¦n directamente relacionados con nuestra industria¡±, apunta un portavoz de la organizaci¨®n.
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