Jos¨¦ Barea, un profesor pol¨¦mico en La Moncloa
Estren¨® la Oficina Presupuestaria con Aznar y acab¨® enfrentado con Rato
El economista Jos¨¦ Barea falleci¨® ayer en Madrid a los 91 a?os de edad tras una vida entera dedicada a la Administraci¨®n y las finanzas p¨²blicas. Barea, doctor en Ciencias Econ¨®micas y prestigioso acad¨¦mico, ocup¨® cargos de relevancia con la UDC al frente de la direcci¨®n del Tesoro y como secretario de Estado de la Seguridad Social, y continu¨® ligado a puestos de responsabilidad con el Ejecutivo de Felipe Gonz¨¢lez, que le puso al frente del Banco de Cr¨¦dito Agr¨ªcola. Sin embargo, la popularidad le llegar¨ªa con su nombramiento como director de la Oficina Presupuestaria del presidente, figura que estren¨® tras ser creada por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar al inicio de su primer mandato. De su departamento salieron las cuentas que permitieron a Espa?a entrar en Maastricht.
La llegada a La Moncloa en 1996 de Barea sorprendi¨® por su perfil de hombre m¨¢s t¨¦cnico que pol¨ªtico. Las funciones en el cargo de este economista obsesionado con la sostenibilidad de los servicios p¨²blicos no se limitaban al control de los presupuestos. Tambi¨¦n ten¨ªa como objetivo participar en su elaboraci¨®n, lo que le daba un acceso total a las entra?as de las cuentas p¨²blicas.
En un informe de 1998 puso en duda el "saneado estado oficial" de las cuentas p¨²blicas
Sin embargo, la diferente opini¨®n de Barea con el entonces ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Rodrigo Rato, sobre el d¨¦ficit p¨²blico, que tambi¨¦n por aquellas fechas amenazaba con desbocar previsiones, le acab¨® alejando de la comisi¨®n de pol¨ªticas de gasto, que era la responsable de realizar cada a?o las cuentas. Fruto de estas desavenencias, en 1998 dej¨® el Gobierno.
El profesor asegur¨® entonces que su dimisi¨®n era una decisi¨®n planeada y que, aunque se la hab¨ªa trasladado a Aznar un a?o antes, el presidente le inst¨® a continuar hasta la entrada en Maastricht.
El mismo a?o que sali¨® de La Moncloa fue galardonado con el premio Rey Jaime I de Econom¨ªa por sus contribuciones al an¨¢lisis y evaluaci¨®n del sistema espa?ol de pensiones. Precisamente, los problemas que plantea el envejecimiento de la poblaci¨®n para la financiaci¨®n era una de sus eternas preocupaciones. En una opini¨®n dif¨ªcil de defender pol¨ªticamente, abogaba por elevar a 70 a?os la edad de jubilaci¨®n.
Pese a ello, era una figura respetada por todos, partidos y agentes sociales. Ten¨ªa una imagen de profesor despistados y, aunque al inicio de su carrera destac¨® por ser un oficialista, seg¨²n recuerdan quienes coincidieron con ¨¦l en el Banco de Cr¨¦dito Agr¨ªcola, con el tiempo perdi¨® la timidez y se acostumbr¨® a decir directamente lo que pensaba.
Sus reflexiones sobre la eficacia en la asignaci¨®n de los recursos del Estado aparec¨ªan sistem¨¢ticamente en unos informes confidenciales en los que peri¨®dicamente pon¨ªa en solfa la evoluci¨®n de las cuentas del Gobierno. En uno fechado en marzo de 1998 y que acab¨® desencadenando su dimisi¨®n lleg¨® a dudar del ¡°saneado estado oficial¡± de las arcas p¨²blicas. Estas pol¨¦micas acusaciones fueron utilizadas en el Congreso de los Diputados para criticar al Ejecutivo por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, por aquel entonces diputado socialista raso.
Desde que dej¨® la administraci¨®n, Barea dedicaba la mayor parte de su tiempo a las responsabilidades derivadas de sus puestos en la Real Academia de Ciencias Morales y Pol¨ªticas y la Real Academia de Ciencias Econ¨®micas y Financieras.
Entre su ampl¨ªa lista de t¨ªtulos est¨¢n el de Doctor en Ciencias Econ¨®micas y diplomado en T¨¦cnicas de Planificaci¨®n o el de catedr¨¢tico de Hacienda y Contabilidad de la Escuela Central de Comercio de Madrid. Su curr¨ªculo acad¨¦mico se completa con su puesto como profesor de la Escuela de Administraci¨®n P¨²blica de Alcal¨¢ de Henares y profesor adjunto de la c¨¢tedra de Econom¨ªa Financiera de la Facultad de Ciencias Econ¨®micas de la Aut¨®noma de Madrid.
Adem¨¢s del premio Rey Jaime I, a lo largo de su vida recibi¨® el reconocimiento de la CEOE a las Ciencias ¡°por sus continuas y valiosas aportaciones a la pol¨ªtica presupuestaria¡±. No obstante, para ¨¦l lo m¨¢s importante era seguir con sus clases, a las que defini¨® como ¡°una tarea mucho m¨¢s gratificante que la pol¨ªtica¡±.
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