Previsiones a la baja
La Comisi¨®n Europea public¨® esta semana las previsiones econ¨®micas de oto?o. Como se esperaba, las revisiones a la baja respecto a las anteriores de mayo han sido generalizadas y cuantiosas, reflejando el empeoramiento de la coyuntura en Europa, cuyas grandes econom¨ªas est¨¢n estancadas y con riesgos de seguir as¨ª durante bastante tiempo. Por lo que respecta a la zona euro, los recortes en el crecimiento del PIB alcanzan cuatro d¨¦cimas para 2014 y siete para 2015, hasta un 0,8% y 1,1%, respectivamente. Tambi¨¦n Espa?a se ve afectada, aunque afortunadamente en menor medida. Para 2014 incluso la revisi¨®n es una d¨¦cima al alza, hasta el 1,2%, y para 2015 el recorte es de cuatro d¨¦cimas, hasta el 1,7%.
Aunque este 1,7% para 2015 es unas d¨¦cimas inferior a la previsi¨®n del Gobierno y de los analistas privados, no queda mal entre la mediocridad europea en su conjunto. Ahora bien, esto no deber¨ªa llevarnos a la autocomplacencia. No me refiero a los ciudadanos de a pie, que obviamente no est¨¢n nada complacidos con la situaci¨®n actual, sino a nuestros dirigentes pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales. Hay unas cifras entre las miles que recogen estos ejercicios de previsi¨®n que son preocupantes y deber¨ªan ser el punto de partida para establecer estrategias y pol¨ªticas de salida de esta crisis con la vista puesta en el medio y largo plazo, que es lo que m¨¢s se necesita ahora. Estas cifras son las estimaciones de la Comisi¨®n sobre el crecimiento del PIB potencial espa?ol, aquel que se obtendr¨ªa utilizando todos los factores productivos disponibles (trabajo y capital), pero sin que se generen tensiones inflacionistas. De tasas anuales superiores al 3% entre 2000 y 2008 hemos pasado ahora a -0,4% en 2014, -0,3% en 2015 y 0% en 2016. Eso no quiere decir que a corto plazo no se pueda crecer por encima sin generar tensiones inflacionistas, ya que el nivel del PIB (no confundir nivel con tasa de variaci¨®n) que se est¨¢ obteniendo ahora est¨¢ notablemente por debajo del potencial, es decir, tenemos un output gap negativo importante. Mientras este diferencia sea negativo se puede crecer, por ejemplo, al 2% como ahora sin problemas, ya que podemos echar mano de factores productivos sin utilizar, pero cuando el output gap desaparezca, que podr¨ªa ser all¨¢ por 2017, las posibilidades de crecimiento y de generar empleo bajar¨¢n sustancialmente. No hay que decir que resulta imperioso que la econom¨ªa espa?ola crezca al menos al 3% para disminuir cuanto antes la enorme bolsa de paro.
La coyuntura declarada
La Agencia Tributaria nos ofreci¨® esta semana los datos del pasado mes de septiembre de sus indicadores mensuales obtenidos de las declaraciones de las grandes empresas. Con ellos se cierra el tercer trimestre del a?o, en el que las ventas totales, corregidas de calendario y estacionalidad aumentaron un 2,2% a precios contantes sobre el trimestre anterior en tasa anualizada. En ese trimestre esta tasa fue del 2,8%. Este potente indicador confirma, por tanto, que el crecimiento de la econom¨ªa espa?ola se ha ralentizado ligeramente. Ello se nota m¨¢s en las ventas interiores, con tasas del 2,4% en el segundo trimestre y del 1,6% en el tercero, siendo el componente de bienes de consumo el que m¨¢s sufre esta desaceleraci¨®n. En consonancia con todo ello, el ritmo de aumento de los perceptores de rendimientos de trabajo frena su tasa intertrimestral del 2,2% en el segundo trimestre al 2% en el tercero. El rendimiento medio por perceptor disminuy¨® un 0,5% en el tercer trimestre respecto al mismo del a?o anterior.
La cuesti¨®n clave, por tanto, es c¨®mo aumentar el crecimiento potencial de nuestra econom¨ªa, que es tanto como decir c¨®mo aumentar la cantidad y calidad de factores productivos empleables y c¨®mo mejorar la eficiencia en su utilizaci¨®n. El adjetivo empleable es importante (aunque no est¨¦ recogido en el diccionario de la RAE), pues ahora tenemos 5,5 millones de parados, pero una gran parte de ellos no son empleables. Para que lo sean hay que mejorar, entre otras cosas, su formaci¨®n y cualificaci¨®n. Tambi¨¦n hay que aumentar el stock de capital productivo, lo que, en un contexto de elevado endeudamiento, requiere ahorrar m¨¢s, invertir y atraer mucha inversi¨®n extranjera. Para ello hay que ser muy competitivos. M¨¢s y m¨¢s profundas reformas estructurales son tambi¨¦n necesarias. Otros pa¨ªses lo han hecho (no sin costes a corto plazo) y les va bastante bien. Como ven esto de las previsiones da para mucho, m¨¢s all¨¢ de las cifras concretas y del morbo de si acaban cumpli¨¦ndose o no.
Los principales indicadores coyunturales publicados esta semana han sido las afiliaciones a la Seguridad Social, el paro registrado y los PMI, todos ellos de octubre; el IPI de septiembre y las estad¨ªsticas de la Agencia Tributaria sobre ventas, salarios y empleo declarados por las grandes empresas, tambi¨¦n de septiembre. El IPI cierra un tercer trimestre flojo para la industria, que se est¨¢ traduciendo en que la creaci¨®n de empleo en este sector se ha frenado casi por completo. Las afiliaciones a la Seguridad Social, corregidas de estacionalidad, continuaron aumentando y el paro, descendiendo, pero en ambos casos se nota claramente una ralentizaci¨®n respecto a los ritmos de meses anteriores. Lo mismo indican los PMI de la industria manufacturera y de los servicios [ver gr¨¢ficos adjuntos]. Todos estos indicadores son muy representativos de la coyuntura y nos est¨¢n mostrando que la econom¨ªa espa?ola, aunque en menor medida que las de otros grandes pa¨ªses europeos, est¨¢ atravesando un bache que parece continuar en el cuarto trimestre, en el que el crecimiento del PIB puede reducirse a cuatro d¨¦cimas porcentuales.
?ngel Laborda es director de coyuntura de la Fundaci¨®n de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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