?Modelo escandinavo?
El plan econ¨®mico de Podemos ser¨ªa negativo para Espa?a, y es contradictorio, falto de rigor y poco realista
Podemos naci¨® realizando una cr¨ªtica feroz a la situaci¨®n pol¨ªtica y, vendi¨¦ndola de forma muy astuta, gan¨® muchos miles de adeptos. Capitaliz¨® la indignaci¨®n ciudadana y, sin tener a¨²n un programa econ¨®mico, se coloc¨® ya en una posici¨®n destacada en intenci¨®n de voto. Lleg¨® finalmente el programa y, en mi opini¨®n, no es otra cosa que una forma de ir de la indignaci¨®n a una falta de realismo potencialmente peligrosa en muchas de sus l¨ªneas maestras. Seamos honestos, objetivamente este es el recetario de la que hasta hace poco era, a mucha distancia de las dos primeras, la tercera fuerza pol¨ªtica de Espa?a, tambi¨¦n de izquierdas. Con caras nuevas que intentan conseguir que un importante n¨²mero de ciudadanos que nunca hubiera votado a este partido con otras siglas, lo haga ahora bajo las suyas.
Sinceramente, escribir sobre el programa econ¨®mico de Podemos es una obligaci¨®n por el apoyo que este partido ha recibido y que merece un respeto. Pero tambi¨¦n por las implicaciones negativas que tendr¨ªa para la econom¨ªa espa?ola. Considero ese plan econ¨®mico contradictorio, falto de rigor y poco realista. Me surge la duda de si al escribir sobre ¨¦l contribuyo, aunque sea marginal y modestamente, a aumentar esa especie de mercadotecnia de la indignaci¨®n. Parece l¨®gico reconocer que muchos espa?oles no tienen una referencia ilusionante y antes que elegir entre alternativas que no le satisfacen, prefieren probar algo nuevo. El problema es que no hay nada novedoso aqu¨ª. La corrupci¨®n y la desigualdad provocan estupefacci¨®n, pero esto no justifica tomar el camino m¨¢s corto. A ciegas. Es verdad que los programas de los partidos pol¨ªticos al uso pueden ser criticados tambi¨¦n en su origen o en su grado de cumplimiento pero al menos es preciso ce?irse a las bandas de confianza del realismo.
Ser¨ªa injusto criticar el programa econ¨®mico de Podemos por ser poco elaborado en muchas de las propuestas. El problema es que los enunciados ya, de por s¨ª, presentan graves problemas. Es como plantear un modelo sueco pero s¨®lo con los derechos, sin obligaciones. Sin conexi¨®n con el mundo exterior. Hace muchos a?os que se sabe que la banca p¨²blica no es ¨²til ni eficiente y que el cr¨¦dito tiene una gran parte de obligaci¨®n y no se puede hablar solamente de un derecho. Y, como curva de aprendizaje para el futuro, no parece oportuno hacer quitas a la deuda privada en un pa¨ªs rico en el que ¨¦sta ha ido disminuyendo en los ¨²ltimos a?os. Se est¨¢ corrigiendo el apalancamiento con esfuerzo privado. Con un coste de oportunidad, claro, pero dentro de lo posible. Las consecuencias de una quita ser¨ªan imprevisibles. M¨¢s a¨²n si fuera, como tambi¨¦n se propone, sobre la deuda p¨²blica. En este punto, querer deshacer la reforma del art¨ªculo 135 de la Constituci¨®n, como proponen otros ahora, es tambi¨¦n muy peligroso.
Me har¨ªa ilusi¨®n que un partido explicara con la crudeza suficiente que el Estado del Bienestar no es gratis y que muchos derechos son program¨¢ticos, algo a lo que aspirar y a lo que orientar pol¨ªticas¡ pero siempre bajo los incentivos adecuados. Que se reconociera que si se devolviera todo el dinero de los rescates a la banca y lo hurtado por la corrupci¨®n se har¨ªan muchas cosas¡ pero los problemas de fondo seguir¨ªan ah¨ª.
El Estado del bienestar no est¨¢ ¡°subfinanciado¡±, como sugiere el programa de Podemos. Est¨¢ subvalorado por los que piensan que es un derecho que surge de la nada. En los pa¨ªses escandinavos tienen muy claro lo que cuesta y no creen que se sostenga poniendo m¨¢s impuestos a los ricos. Estos pa¨ªses saben que se puede jugar a un Robin Hood de ida¡ pero no de vuelta.
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