ATCI: una oportunidad ¨²nica
El acuerdo transatl¨¢ntico de comercio e inversiones ha dado lugar a muchos comentarios, inquietudes y malentendidos
Para muchos de nosotros, el final del a?o es un buen momento para reflexionar y dirigir nuestra atenci¨®n hacia lo que vamos a hacer a continuaci¨®n.
Sin duda, el pr¨®ximo a?o traer¨¢ grandes retos para Europa, pero tambi¨¦n grandes oportunidades, como son las negociaciones que est¨¢n celebrando la UE y los Estados Unidos sobre un nuevo acuerdo de comercio: la Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n o ATCI.
La Comisi¨®n Europea tiene la intenci¨®n de imprimir un aire nuevo a estas negociaciones, porque si lo hacemos como es debido, la ATCI tendr¨¢ un efecto positivo para los ciudadanos de toda Europa. Para las empresas, sin duda; especialmente para las m¨¢s peque?as, pero tambi¨¦n, y no menos importante, para nosotros como individuos, ya sea en el hogar, en el lugar de trabajo, como consumidores o como europeos en un mundo en continuo cambio.
La ATCI ha suscitado un gran inter¨¦s, pero tambi¨¦n malentendidos de muy diversa naturaleza. Por parte de la Comisi¨®n Europea, queremos asistir a una conversaci¨®n honesta y sincera, queremos escuchar atentamente y dejar perfectamente claro lo que queremos lograr con este acuerdo, y lo que no podemos aceptar.
Para ello, necesitamos transparencia. Las negociaciones de la ATCI ya han ido m¨¢s lejos en este sentido que todas las anteriores. Por parte de la UE, hemos publicado una gran cantidad de material en l¨ªnea. Hemos creado un grupo espec¨ªfico de expertos independientes para que asesoren a nuestro equipo de negociadores. Hemos mantenido reuniones peri¨®dicas con una gran variedad de partes interesadas, como son los consumidores, los grupos medioambientales, los sindicatos y, s¨ª, las empresas, y hemos puesto en marcha cuatro consultas en l¨ªnea, para tener una idea m¨¢s clara de lo que la gente quiere de la ATCI, y de lo que no quiere.
Pero todav¨ªa no es suficiente; tenemos que abrirnos a¨²n m¨¢s a un aut¨¦ntico debate bidireccional y ser m¨¢s transparentes en cuanto a las propias negociaciones.
As¨ª pues, nuestra primera iniciativa en relaci¨®n con la ATCI tiene por objeto precisamente eso. A finales de noviembre, la nueva Comisi¨®n Europea acord¨® nuevas medidas de transparencia para la ATCI, en el marco de un conjunto m¨¢s amplio de esfuerzos destinados a mejorar la transparencia del trabajo de la Comisi¨®n.
Una de esas medidas consistir¨¢ en publicar un n¨²mero mayor de propuestas de negociaci¨®n de la UE para consulta de todos. Se trata de los borradores que hemos entregado a nuestros hom¨®logos estadounidenses. Muestran claramente c¨®mo nos gustar¨ªa que estuviera redactado el acuerdo y han servido de base para nuestros debates hasta la fecha.
De este modo, conseguiremos que todos los miembros del Parlamento Europeo ¡ªla gente a la que hab¨¦is votado para que os represente en Europa¡ª puedan consultar los documentos de negociaci¨®n de la ATCI, y no solo una peque?a selecci¨®n de ellos, como ocurre ahora, y saber as¨ª lo que est¨¢ sucediendo en cada momento.
Creemos que esto contribuir¨¢ a centrar el debate en hechos, y es la mejor manera de lograr que este acuerdo sea un ¨¦xito para Europa. Una vez que nuestros negociadores se hayan puesto de acuerdo en cuanto al borrador final con sus hom¨®logos estadounidenses, ser¨¢n los miembros del Parlamento Europeo y los Gobiernos elegidos de los veintiocho pa¨ªses de la UE quienes decidan si el acuerdo se hace realidad. Por nuestra parte, seguiremos contando con la participaci¨®n en el debate de todas las partes interesadas: empresas, consumidores, sindicatos, agrupaciones medioambientales, etc.
Nuestro objetivo es pulir los principales elementos del acuerdo de comercio a lo largo del a?o que viene, pero, como siempre, el contenido debe prevalecer sobre la rapidez.
Entendemos perfectamente a quienes tienen dudas o inquietudes, a quienes se preocupan profundamente por esta cuesti¨®n y a quienes quieren proteger nuestro modelo europeo y nuestros valores.
¡°Nunca negociar¨ªamos un acuerdo que, por ejemplo, redujese nuestros estrictos niveles de exigencia en materia de seguridad alimentaria, protecci¨®n de la salud o protecci¨®n medioambiental, que limitase la libertad de los gobiernos para gestionar servicios p¨²blicos, como la sanidad o la educaci¨®n (...). Nada de esto cambiar¨¢ con la ATCI¡±
Eso es tambi¨¦n lo que nosotros queremos. Por eso nunca negociar¨ªamos un acuerdo que, por ejemplo, redujese nuestros estrictos niveles de exigencia en materia de seguridad alimentaria, protecci¨®n de la salud o protecci¨®n medioambiental, que limitase la libertad de los gobiernos para gestionar servicios p¨²blicos, como la sanidad o la educaci¨®n, exactamente como desean o que permitiese que se comercializaran en el mercado europeo productos que, en la actualidad, no pueden ser comercializados. Nada de esto cambiar¨¢ con la ATCI.
Cualquier acuerdo que celebremos se ajustar¨¢ al procedimiento de adopci¨®n legislativa que tenemos en Europa. Los legisladores seguir¨¢n siendo totalmente independientes y basar¨¢n sus decisiones en el principio de precauci¨®n, seg¨²n el cual no se puede comercializar ning¨²n producto hasta que no haya quedado totalmente demostrada su inocuidad.
Ello significa que no se introducir¨¢n modificaciones en la manera de tomar decisiones en la UE sobre cuestiones como la utilizaci¨®n de organismos modificados gen¨¦ticamente (OMG), hormonas de crecimiento o antibi¨®ticos en los alimentos. No habr¨¢ cambios.
Entonces, ?para qu¨¦ sirve? Veamos cuatro ventajas principales:
En primer lugar, al igual que otros acuerdos comerciales que ya est¨¢n en vigor, la ATCI aumentar¨¢ las oportunidades de exportaci¨®n y generar¨¢ m¨¢s empleo. En la actualidad, en Europa, las exportaciones ya proporcionan empleo a alrededor de treinta millones de personas, incluidos casi 1,5 millones solo en Espa?a, y suelen ser empleos bien remunerados y muy cualificados. No debemos olvidar que el comercio es uno de los pilares de la prosperidad europea.
En segundo lugar, contribuir¨¢ a reducir los precios y ampliar la variedad de elecci¨®n para los consumidores. Al reducir los costes comerciales, las empresas radicadas en la UE que ya importan o exportan podr¨¢n repercutir su ahorro en el consumidor.
En tercer lugar, la ATCI beneficiar¨¢, en particular, a las peque?as y medianas empresas (pymes). A diferencia de las empresas m¨¢s grandes, muchas pymes no pueden dedicar el tiempo o el dinero necesarios a cumplir las leyes y normas de los Estados Unidos que difieren de las de la UE. A menudo, ni siquiera lo intentan, ya que es un esfuerzo que simplemente no pueden permitirse.
Queremos simplificar estas normas y evitar que se dupliquen nuestros procedimientos en la medida de lo posible. Por ejemplo, si una empresa farmac¨¦utica europea desea exportar sus productos a los Estados Unidos, con arreglo a la legislaci¨®n vigente en ese pa¨ªs los controles en sus f¨¢bricas no solo deben llevarlos a cabo inspectores europeos, sino tambi¨¦n estadounidenses. Sin duda, tanto su tiempo como su energ¨ªa estar¨ªan mucho mejor invertidos si se destinaran a combatir los riesgos reales para la seguridad de los pacientes.
¡°Si reforzamos la colaboraci¨®n con los Estados Unidos, podemos servir de modelo para otros y promover nuestros valores¡±
La mera eliminaci¨®n de derechos de aduana significar¨ªa tambi¨¦n mucho para las empresas espa?olas. Tomemos el ejemplo de las Conservas El Real de Murcia. Esta empresa produce alcachofas y pimientos envasados y ofrece trabajo a 450 personas, con 2 600 empleos suplementarios en actividades conexas. Hace diez a?os el 95% de las alcachofas y pimientos importados en los Estados Unidos proced¨ªan de Espa?a. Actualmente solo el 25%. Ello se debe al derecho de importaci¨®n: mientras que los productos de otros pa¨ªses entran en los Estados Unidos libres de derechos, los env¨ªos espa?oles est¨¢n sujetos a un gravamen de casi el 15%. Una vez que se hayan suprimido los derechos, Conservas El Real podr¨¢ competir en las mismas condiciones que los dem¨¢s y recuperar su posici¨®n en los Estados Unidos.
En cuarto lugar, la ATCI nos ayudar¨ªa a preservar los estrictos niveles de exigencia de la UE, as¨ª como nuestro modelo en un mundo incierto. Los europeos est¨¢n preocupados por los complejos cambios pol¨ªticos y econ¨®micos impulsados por la globalizaci¨®n, y por los conflictos que se dirimen a las puertas de Europa.
Queremos tambi¨¦n crear un aut¨¦ntico mercado transatl¨¢ntico de la energ¨ªa. Hoy en d¨ªa los Estados Unidos apenas venden su petr¨®leo y gas a Europa. La ATCI podr¨ªa contribuir a eliminar las restricciones y facilitar a Europa la diversificaci¨®n de su suministro energ¨¦tico.
Si bien el ascenso de las econom¨ªas emergentes es un gran paso adelante para el mundo, tambi¨¦n supone una p¨¦rdida de influencia para Europa si esta no mantiene su competitividad. Quedarnos de brazos cruzados no es una opci¨®n.
Si reforzamos la colaboraci¨®n con los Estados Unidos, podemos servir de modelo para otros y promover nuestros valores en materia de comercio, derechos de las personas en el trabajo y protecci¨®n del medio ambiente.
En la actualidad, Europa afronta retos importantes y la ATCI es una respuesta en¨¦rgica a esos retos. Enviaremos una potente se?al de que la UE y los Estados Unidos est¨¢n dispuestos a defender y promover los valores que han conformado su ¨¦xito.
No podemos dejar pasar esta oportunidad.
Miguel Arias Ca?ete es el comisario europeo de Acci¨®n por el Clima y Energ¨ªa. Cecilia Malmstr?m es la comisaria europea de Comercio.?
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