Balance de eficiencia y equidad
Cuando comenz¨® 2014 la situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola era muy distinta de la actual. Ahora, conforme el PIB avanza de forma cada vez m¨¢s acelerada, el debate se traslada del terreno de la eficiencia al de la equidad. Y no s¨®lo en Espa?a, sino en todo el mundo. Informes recientes como el de la OCDE sobre desigualdad e impacto sobre el crecimiento econ¨®mico se suceden. Con frecuencia abundan las interpretaciones desafortunadas o poco precisas de esos informes. Por ejemplo, una sentencia habitual y desacertada es que el capitalismo siempre ha aumentado la pobreza y las desigualdades en el mundo cuando, en realidad, a escala global, ambos se han reducido de forma considerable en una perspectiva de largo plazo. Ahora bien, como suger¨ªa la OCDE y poco a poco van mostrando diferentes estudios nacionales ¡ªincluido Espa?a¡ª, la crisis ha acentuado las desigualdades de renta y riqueza en muchos casos.
Durante el a?o que ahora se cierra se han observado avances en el terreno de la eficiencia. Sin ir m¨¢s lejos, se ha apreciado la mayor credibilidad que una econom¨ªa puede ganar entre los inversores cuando se adoptan reformas. O tambi¨¦n que ahora es posible crear empleo en este pa¨ªs con tasas de crecimiento del 1%. Ahora bien, estos supuestos avances se enfrentan a filtros de equidad. Como, por ejemplo, si ese empleo es a costa de acrecentar la brecha entre temporales y fijos. Pero lo m¨¢s dif¨ªcil es c¨®mo corregirlo porque la situaci¨®n sin reforma laboral no creo que hubiera sido mejor. En realidad, tal vez otra vuelta de tuerca a la misma, en la que se hubiera establecido un sistema de contrato ¨²nico, pudiera haber conciliado la eficiencia de crear empleo con la equidad que conlleva reducir la dualidad contractual. Este es un ejemplo de lo que podr¨ªamos llamar ¡°la desgracia de las reformas¡±: si se rema en la direcci¨®n del cambio hay que llegar al final porque te quedas a medias, lo ¨²nico que permanece es el sacrificio y los posibles beneficios se debilitan.
En materia de equidad, lo que debe preocuparnos m¨¢s no es tanto que haya m¨¢s ricos sino que haya m¨¢s pobres o que no existan incentivos para progresar. 2014 deja sinsabores de corrupci¨®n y deterioro institucional que sugieren que los incentivos en Espa?a ¡ªque casi nunca han sido algo de lo que podamos presumir¡ª se han deteriorado por falta de ejemplo y de meritocracia. En un a?o en el que tal vez la obra econ¨®mica m¨¢s comentada ha sido El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty, lo que m¨¢s se ha utilizado de la misma es, precisamente, el supuesto posiblemente menos convincente que contiene: que es malo que el rendimiento del capital crezca por encima del crecimiento econ¨®mico, como si ello implicase necesariamente desigualdades de riqueza. No es as¨ª con frecuencia. Sin embargo, no se han comentado tanto otros aspectos de la obra de Piketty y que para Espa?a son una aut¨¦ntica lecci¨®n de por d¨®nde avanzar, como mejorar el sistema educativo, la universidad o la investigaci¨®n.
La crisis ha acentuado las desigualdades de renta y riqueza en muchos casos
El balance econ¨®mico de 2014 en Espa?a sugiere que la sostenibilidad y la credibilidad son premisas para poder plantearse otros retos. De modo urgente, muchos espa?oles cuya renta y riqueza han quedado por debajo de umbrales razonables precisan simplemente una ayuda m¨¢s all¨¢ de las actuales o de subidas p¨ªrricas del salario m¨ªnimo. Otros muchos, sin embargo, precisan (unos los desean y a otros les vendr¨ªan bien) incentivos. O, simplemente, oportunidades.
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