La dimensi¨®n del ¡®plan Draghi¡¯
La negociaci¨®n de las autoridades europeas con el nuevo Gobierno griego empez¨® de alguna manera antes de que ganara las elecciones porque el programa de compra de bonos (Quantitave Easing, QE) anunciado la semana pasada llevaba un aviso claro para navegantes: no habr¨¢ compras de deuda griega si no hay condiciones aparejadas. No hay liquidez sin reformas y seguimiento por parte de la troika, algo que al nuevo Ejecutivo heleno no parece gustarle. Aquellos que ¡ªespecialmente desde Alemania¡ª dec¨ªan que este programa del BCE era una concesi¨®n a los pa¨ªses perif¨¦ricos se han equivocado de cabo a rabo. Lo que tenemos ahora es tranquilidad en los mercados monetarios. Lo que vamos a ver es c¨®mo la autoridad monetaria ampl¨ªa, como hab¨ªa anunciado, su balance hasta un bill¨®n de euros. El objetivo, aparentemente, es aumentar la inflaci¨®n hasta algo por debajo del 2%, pero eso puede pasar o no. Va a depender de muchos otros factores.
El QE no ha nacido como salvamento para determinados pa¨ªses y sus efectos sobre la econom¨ªa real son inciertos. Se comparte solo una parte peque?a del riesgo y eso acota su efectividad para contrarrestar episodios de tensi¨®n de la deuda soberana. Es verdad, como record¨® Draghi, que ah¨ª est¨¢ el programa de compra condicionada de bonos (OMT por sus siglas en ingl¨¦s), que acompa?¨® su juramento de fidelidad y protecci¨®n del euro, para aquel que necesite ayuda urgente¡ de nuevo, con condiciones. Por lo tanto, el programa no es, per se, un instrumento de impulso de la actividad real en los pa¨ªses donde los sacrificios de la austeridad son m¨¢s patentes.
Aun as¨ª, las compras de deuda soberana pueden tener efectos sobre la econom¨ªa real, pero est¨¢ por ver si ser¨¢n significativos y, sobre todo, si ser¨¢n duraderos. Una primera v¨ªa por la que podr¨ªa impulsarse el crecimiento es la del crecimiento de las exportaciones por el abaratamiento del euro respecto al d¨®lar y otras divisas. La paridad uno a uno con el d¨®lar es ahora mismo el umbral que la mayor parte de los analistas est¨¢ divisando, pero lo curioso es que esta tendencia del euro est¨¢ mucho m¨¢s dirigida desde Estados Unidos que desde la propia Europa. Y cuando la Fed suba finalmente los tipos de inter¨¦s, Estados Unidos no va a sentirse tan c¨®modo con un d¨®lar tan fuerte.
La decisi¨®n del BCE ser¨¢ efectiva en el largo plazo si se hacen reformas y se estimula la demanda
En el mensaje y decisiones del BCE tambi¨¦n se observa preocupaci¨®n y creciente mimo por el canal del cr¨¦dito. Las compras de deuda pueden reducir a¨²n m¨¢s los diferenciales en los mercados de liquidez y se ha anunciado, adem¨¢s, que las pr¨®ximas subastas de liquidez orientadas al cr¨¦dito (los TLTRO) ser¨¢n a¨²n m¨¢s baratas de lo que se hab¨ªa fijado inicialmente. Esto supone un doble reconocimiento: por un lado, el TLTRO no est¨¢ funcionado y, por otro, el BCE sigue empe?ado en que funcione. Con esta combinaci¨®n de medidas, lo curioso es que Alemania puede ser especialmente beneficiada, aumentando sus exportaciones y reduciendo la deuda p¨²blica en el balance de sus bancos sin asumir apenas riesgo de los dem¨¢s por hacer lo mismo. En Grecia o Chipre no podr¨¢n decir lo mismo.
En realidad el balance del banco central se ampl¨ªa para reforzar el respirador monetario artificial. Sin embargo, para tener efectos sostenibles en el largo plazo hacen falta reformas as¨ª como est¨ªmulos de la demanda y una mayor coordinaci¨®n fiscal, lo que supondr¨ªa un cambio radical en la estricta gobernanza europea. Pero para ello, alguien tiene que mover ficha primero. ?Reformas o solidaridad, qui¨¦n mueve primero? Sospecho que tendr¨¢n que ser las reformas. Con ellas, las ayudas y la solidaridad cobran m¨¢s sentido. Con o sin QE.
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