Grecia abre una brecha
Alemania y sus aliados esperaban a los orgullosos griegos con los cuchillos afilados
El pacto al que ha llegado Grecia con el Eurogrupo (pr¨®rroga de la asistencia financiera a cambio de determinadas reformas) se ha vendido en muchos sitios como una victoria de Alemania y sus aliados, y una humillaci¨®n para el nuevo Gobierno heleno. No hagan caso. Es una opini¨®n pol¨ªticamente interesada. L¨¦anlo y hagan dos columnas con los puntos con los que Syriza puede sentirse c¨®modo y los que no.
Para la comparaci¨®n recu¨¦rdese c¨®mo entraba Grecia en esa negociaci¨®n: una depresi¨®n econ¨®mica que la ha devastado y que es equiparable a la de los a?os treinta del siglo pasado, una tasa de paro de m¨¢s del 25% de la poblaci¨®n activa y un paro juvenil que en algunos momentos ha sido del 61% del total. Y un mandato neto de los ciudadanos a Syriza: la victoria no es para sacar al pa¨ªs del euro. Y t¨¦ngase en cuenta del mismo modo, c¨®mo llegaban Alemania y sus aliados a las reuniones con los orgullosos parvenus: con los cuchillos afilados, dejan todo como estaba, sin cambiar una coma del memor¨¢ndum de entendimiento, y manteniendo el control ¨ªntegro de los hombres de negro sobre la econom¨ªa griega.
No hay acuerdo sin concesiones. ?Qu¨¦ poder de negociaci¨®n ten¨ªa Grecia? Obviamente no mucho: la influencia estaba en el otro lado de la mesa. Grecia es s¨®lo el 2% de la econom¨ªa total de la eurozona. Su primer ¨¦xito era la negociaci¨®n misma: no se puede plantear la posibilidad de un acuerdo sin condiciones. La alternativa era un no acuerdo, ni condicionado ni sin condicionar. Y adem¨¢s, con la limitaci¨®n temporal que pon¨ªa a¨²n m¨¢s restricciones: el ¨²ltimo d¨ªa de febrero finalizaba la ayuda del Banco Central Europeo a la banca griega, muy castigada por las fugas de capitales. Si no hubiera habido prolongaci¨®n de las muletas financieras se habr¨ªan tenido que establecer controles de capitales con el fin de evitar la quiebra de muchos bancos (con el efecto contagio consiguiente), el impago de la deuda y, tal vez, la salida del pa¨ªs de la zona euro.
Las consecuencias generales de ese acuerdo son, entre otras, las siguientes. Primera, Grecia ha sido el primer pa¨ªs que ha peleado con Bruselas, Francfort y Washington (ya se ver¨¢ al final con qu¨¦ ¨¦xito) las condiciones econ¨®micas de sus ciudadanos, sin el entreguismo de otros pa¨ªses (remember Hollande, la ¨²ltima gran decepci¨®n). Segunda, el ambiente interno ha cambiado: el ¨¢nimo y la dignidad no estaban presentes en las calles hace apenas unas semanas. El 76% de los encuestados, independientemente de a quien votaron el 25 de enero, apoyan a Tsipras y Varoufakis en este envite.
Y tercero, y no menos importante: en las bambalinas de estas negociaciones se han desvelado por fin las distintas sensibilidades que existen en Europa. Los hasta ahora minoritarios han empezado a ense?ar la patita: el comisario Moscovici frente al presidente del Eurogrupo Dijsselbloem; el vicecanciller alem¨¢n Sigmar Gabriel frente al halc¨®n Sch?uble; y Alemania y sus glacis frente al resto, lo que se manifiesta en la cantidad de salvedades y reservas que han acompa?ado el visto bueno a las reformas presentadas por Grecia. El economista americano James Galbraith, asesor del ministro de Finanzas Yanis Varoufakis en estas negociaciones, ha hecho unas interesant¨ªsimas declaraciones (v¨¦anse ¨ªntegras en ctxt.es), en las que dice: ¡°Espa?a fue uno de los gobiernos que m¨¢s se opuso a hacer concesiones a Grecia. Fue muy beligerante. Es comprensible porque est¨¢n preocupados por los efectos en la pol¨ªtica interna del auge de partidos en la oposici¨®n que defienden propuestas parecidas a las de Syriza (¡) Hay que decir que Irlanda no fue tan tajante. Espa?a y Portugal mantienen el convencimiento de que las pol¨ªticas de austeridad funcionan y esperan que sus electorados lo crean¡±.
No conviene olvidar las lecciones de la historia. Detr¨¢s de un hipot¨¦tico fracaso de Syriza no s¨®lo est¨¢ Nueva Democracia y Samaras (la derecha derrotada) sino Amanecer Dorado, agazapado y esperando su oportunidad, y que fue la pol¨ªtica de austeridad aplicada por el canciller Heinrich Br¨¹ning la que sumi¨® a la Alemania de los a?os treinta a¨²n m¨¢s hondamente en la depresi¨®n y abri¨® el camino a la toma de poder por los nazis.
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