Urgen reformas profundas en la Agencia Tributaria
El personal, cada vez m¨¢s escaso, y la primac¨ªa objetivos, puramente recaudatorios, hace que a veces se olviden otras tareas propias de la gesti¨®n tributaria
Recientemente se ha aprobado una normativa que obligaba a las empleadas de hogar a cotizar a la Seguridad Social, y as¨ª lo han hecho muchas de ellas. Suelen cobrar peque?os sueldos, muchas veces por horas y casi nunca llegan al m¨ªnimo para tener la obligaci¨®n de presentar declaraci¨®n del Impuesto sobre la Renta; por ello, la declaraci¨®n la presentaba el otro c¨®nyuge de forma conjunta con todos los miembros de la familia.
La Agencia Tributaria ha obtenido ahora los datos de las que han cotizado a la Seguridad Social y ha lanzado miles de requerimientos que les obligarla a tributar por esos "fabulosos" sueldos que, en muchas ocasiones, tiene que estimar porque s¨®lo dispone de datos de cotizaci¨®n y no de lo que realmente han cobrado. El motivo legal de la liquidaci¨®n es indiscutible y la actuaci¨®n de la Agencia resulta impecable en su funci¨®n de aplicar las normas, pero el principio de eficacia y el sentido com¨²n nos dice que habr¨ªa que dedicar menos medios a estos peque?os fraudes o errores y m¨¢s y mejores a esos grandes defraudadores que se nos escapan por falta de medios humanos y materiales. O quiz¨¢s darle el mismo trato que, a veces, se les ha dado a esos grandes defraudadores, invit¨¢ndoles a regularizar sin sanciones. Entonces s¨ª se podr¨ªa decir que se cumplen los principios constitucionales de igualdad y de justicia que predica el art¨ªculo 31 de nuestra Constituci¨®n.
Para comprender por qu¨¦ la Agencia act¨²a as¨ª es necesario hablar de algunos aspectos de su funcionamiento, como es el relativo a los objetivos de liquidaciones que se le imponen a los distintos departamentos que tienen funciones de control e inspecci¨®n en la Agencia (Gesti¨®n, Inspecci¨®n y Aduanas), y que sufren incrementos sustanciales cada a?o. Siempre me he referido a los objetivos excesivos de n¨²mero de comprobaciones que se imponen a los equipos de inspecci¨®n que impiden efectuar las inspecciones con la profundidad necesaria, y que se ha traducido en un criterio simplista y obsesivo de dinero en caja. Pero el problema que tienen ahora las empleadas de hogar, como los jubilados que reciben pensiones del extranjero, tiene que ver con la presi¨®n e incremento de los objetivos de liquidaci¨®n que se le imponen a las Dependencias de Gesti¨®n, siendo ¨¦sta la causa de que se escudri?e hasta el ¨²ltimo euro de las rentas que est¨¢n controladas. El personal, cada vez m¨¢s escaso, y la primac¨ªa de esos objetivos, puramente recaudatorios, hace que a veces se olviden otras tareas propias de la gesti¨®n tributaria, como las relativas a la depuraci¨®n de los censos; que en las declaraciones figuren datos importantes, como las participaciones de socios y administradores en las sociedades; que los domicilios declarados sean los correctos; que no existan nidos de sociedades en determinados domicilios, que tanto se utilizan en los fraudes organizados; o que coincidan los importes declarados e imputados en algunas declaraciones informativas.
Se podr¨ªan aportar muchos m¨¢s datos sobre la magnitud de los problemas internos que sufre la Agencia Tributaria, incluida la nefasta pol¨ªtica de recursos humanos. A modo de ejemplo, es dif¨ªcil explicar la reorganizaci¨®n de la Agencia hace muchos a?os, pero que solo afect¨® a una parte -los servicios territoriales-, dejando fuera a los servicios centrales, o que se apruebe recientemente una carrera profesional para sus funcionarios, pero se deje fuera a alg¨²n colectivo. Si a todo ello se a?ade el acoso a todos los funcionarios p¨²blicos en esta ¨¦poca de crisis, resulta muy dif¨ªcil encontrar a un empleado de la Agencia que est¨¦ contento con su situaci¨®n profesional, y cada colectivo tiene motivos diferentes.
Tres son los problemas importantes en el funcionamiento de la Agencia tributaria. El primero es la inestabilidad organizativa, con cuatro Directores en cinco a?os y las cascadas de ceses y nombramientos que ello provoca. Adem¨¢s, en ¨¦pocas anteriores han sido sonadas las discrepancias entre el presidente y el director de la AEAT porque a cada uno de ellos "lo patrocinaba" miembros diferentes del mismo Gobierno. El segundo problema es el inmovilismo para acometer las reformas necesarias, algunas de ellas anunciadas por anteriores directivos de la Agencia, pero que nunca se han llevado a cabo, como es la necesidad de trasvasar efectivos de Gesti¨®n a Inspecci¨®n, o la integraci¨®n de los departamentos de Inspecci¨®n y Aduanas, en la parte relativa a la comprobaci¨®n del IVA y de los Impuestos Especiales. El tercer problema se refiere a los criterios pol¨ªticos en su funcionamiento, en los que siempre predomina una visi¨®n a corto plazo. Con situaciones as¨ª est¨¢n servidos todos los ingredientes para que ning¨²n Director se atreva a acometer las reformas necesarias, y solo tenga la visi¨®n cortoplacista que le imponen las autoridades tributarias.
Estos problemas podr¨ªan tener soluci¨®n con la aprobaci¨®n del Estatuto de la Agencia Tributaria, una promesa incumplida por el actual ministro. En ¨¦l deber¨ªa figurar que el nombramiento de su Director se hiciera por una mayor¨ªa cualificada del Parlamento y por un periodo de cinco o seis a?os, ya que ello le dar¨ªa estabilidad para acometer las reformas necesarias y le aportar¨ªa una independencia en su actuaci¨®n del poder pol¨ªtico que actualmente no tiene.
Jos¨¦ Mar¨ªa Pel¨¢ez, inspector de Hacienda y miembro de la Organizaci¨®n de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE)
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