No malgast¨¦is el viento de cola de Europa
Espa?a pedalea bien, pero la falta de un nuevo modelo y la contrarreforma social amenazan el repunte
El ritmo hacia la recuperaci¨®n empieza a ser notable. La econom¨ªa espa?ola crecer¨¢ este a?o al 2% (seg¨²n el FMI), al 2,3% (Comisi¨®n Europea), al 2,7% (BBVA) o al 2,8%% (seg¨²n la previsi¨®n publicada este jueves por el Banco de Espa?a). Igual se quedan cortos, porque como demuestra la historia, siempre que esta m¨¢quina reengancha, acelera mucho. Si no media cat¨¢strofe imprevisible, igual se acerca al 3%.
Tres factores sustentan ese horizonte. Uno, el derrumbe del precio del petr¨®leo (gracias a la apuesta bajista de Arabia Saud¨ª), que cuesta la mitad que hace un a?o, y que podr¨ªa inyectarnos 20.000 millones (dos puntos de PIB), liber¨¢ndolos del coste de su importaci¨®n, en favor del consumo.
Dos, el tipo de cambio, la ca¨ªda de la cotizaci¨®n del euro respecto del d¨®lar, gracias a la expansi¨®n cuantitativa del BCE decidida por Mario Draghi. La ca¨ªda ha sido del 21% desde 2014 (1,39 d¨®lares/euro en enero del a?o pasado, a 1,09 ayer).
Aunque ese abaratamiento del euro esteriliza en parte la rebaja del crudo ¡ªpues pagamos su importaci¨®n en d¨®lares m¨¢s caros¡ª, empuja las exportaciones. En 2014 volvieron a aumentar ¡ªpero a menor ritmo¡ª, la de bienes al 2,5% y las de servicios al 3,8%, s¨®lo por detr¨¢s de Alemania. Y las 450 empresas manufactureras de AMEC (que en 2014 duplicaron la media) prev¨¦n un alza del 8% para este a?o.
Tres, con el tipo de inter¨¦s rondando el cero, tambi¨¦n merced a Draghi, el bestial aumento de la deuda (a 1,03 billones en el tercer trimestre de 2014) se compensa con su menor coste, pues las nuevas emisiones tocan suelo. Las letras a tres meses se pagan al 0,004% y los bonos a diez a?os rondan el 1%. As¨ª rebaja el Estado la factura de su deuda creciente. Y las grandes empresas renegocian a tipos ¨ªnfimos sus antiguas emisiones, cercenando sus jorobas acumuladas: se desendeudan o desapalancan m¨¢s que la media, de un 22% desde 2008.
A poco que nos fijemos, existe un hilo conductor entre estos factores de crecimiento, entre estos vientos de cola que hinchan las velas de la econom¨ªa espa?ola: todos son europeos/internacionales. Habr¨¢ pues que aplicar prudencia a las vibraciones patri¨®ticas, ensalzadas desde otras capitales para demostrar que la pol¨ªtica econ¨®mica convencional resulta mir¨ªfica.
El entusiasmo debe acotarse. Los mercados miran con benevolencia a la econom¨ªa espa?ola. Miden su seguridad con una prima de riesgo de 108 puntos, ayer (634 en julio de 2012). Una evoluci¨®n estupenda, pero paralela a la de otros perif¨¦ricos y calcada a la de Italia, que por cierto apenas ha hecho reformas, y sigue en su decenal estancamiento.
La tentaci¨®n, ya que soplan ben¨¦ficos vientos de popa, es dejarse mecer y dejar de esforzarse y de reformar. Por ejemplo, volviendo a hinchar la n¨®mina de funcionarios (aunque urgen en la Inspecci¨®n de Hacienda). Claro que muchos esfuerzos deber¨ªan dirigirse a otro tipo de reformas, ni siquiera formuladas. Por ejemplo, sobre el patr¨®n de crecimiento y la reindustrializaci¨®n, el modelo energ¨¦tico o el incremento de la intensidad de conocimiento en la econom¨ªa: m¨¢s I+D+i y m¨¢s becas, en vez de menos. Y a algunas pendientes, ya se?alizadas por la Comisi¨®n y el BCE (administrativa, servicios profesionales...)
Las reformas operadas en los tres ¨²ltimos a?os arrojan un balance irregular. La m¨¢s exitosa ha sido la financiera, tutelada al mil¨ªmetro por Bruselas mediante un rescate sectorial con 32 condiciones. Ha reflotado la banca; bravo, pero insuficiente. E incompleto, dadas las tormentas de gesti¨®n del banco malo, la torpe Sareb, que vende peor los pisos vac¨ªos que la banca buena. Lo dram¨¢tico de esta reforma es que ya incumpli¨® la promesa oficial de que no costar¨ªa ni un duro al contribuyente.
La segunda en calibre, la reforma laboral, ha animado a los empresarios, pero ha fracasado en sus dos objetivos clave, crear empleo (lo ha destruido por culpa del despido barato en tiempo de recesi¨®n, ese error proc¨ªclico) y en aumentar los contratos fijos frente a los temporales. Otros lo han hecho mejor: incluso los ultraneoliberales b¨¢lticos que optaron m¨¢s bien por reducir salarios (hasta un 30%); aqu¨ª hemos despedido y al cabo, tambi¨¦n bajado los salarios: de los despedidos (al recontratarse), un 12%. Y las nuevas pol¨ªticas de empleo s¨®lo disponen de norma para la Cartera com¨²n de servicios desde el ?5 de febrero!
Otras reformas han sido desiguales: fiscal, administrativa, reguladores y controladores (CNMC, AIREF). Volveremos sobre ellas. Pero lo que ha sido peor, en t¨¦rminos tanto de equidad social como de eficiencia econ¨®mica, han sido algunas contrarreformas disfrazadas de reformas suaves. La de las pensiones no ha evitado que en tres a?os se evapore un 37% de su fondo de reserva; la de los desahucios, que las ejecuciones hipotecarias hayan aumentado un 7,4% en 2014; la del desempleo, que su cuant¨ªa por beneficiario se haya reducido desde 2008 un 22%, y su cobertura haya ca¨ªdo del 76% al 57,6% de la poblaci¨®n dada de alta como demandante de empleo.
Si la contrarreforma social interna multiplicase puestos de trabajo, quiz¨¢ bienvenida. Pero no. El viento de cola viene de fuera. Si no se aprovecha para las tareas pendientes, lo dilapidaremos: peor que mal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.