La cumbre y el adi¨®s a las cajas
En tres d¨¦cadas se ha pasado de 77 grupos a los 10 actuales
Las cajas de ahorros han sacudido en los ¨²ltimos tres lustros el tablero financiero espa?ol. Estas entidades de cr¨¦dito rompieron las barreras de su regi¨®n y, tras una r¨¢pida expansi¨®n, lograron m¨¢s de la mitad de la cuota de mercado del pa¨ªs. Salvo excepciones, su crecimiento estuvo muy vinculado al cr¨¦dito inmobiliario, lo cual tras el estallido de la burbuja las dej¨® en una situaci¨®n precaria. La recesi¨®n precipit¨® un proceso de concentraci¨®n que acab¨® con el modelo tradicional de cajas. De las 77 entidades de 1985, hoy sobreviven diez grupos, tres de ellos controlados por el Estado.
Nacidas en el siglo XIX con la idea de fomentar el ahorro obrero, las cajas estuvieron hasta los a?os ochenta ce?idas al territorio en que nacieron, al que adem¨¢s realizaban su aportaci¨®n a trav¨¦s de la obra social. A partir de entonces algunas desbordaron esas fronteras, bien como lo hizo La Caixa con su filial Grup Caixa u otras o con la compra de cooperativas de cr¨¦dito. Una norma de 1988 autoriz¨® la expansi¨®n geogr¨¢fica de las entidades. ¡°La Caixa empez¨® a crecer, primero a provincias lim¨ªtrofes y luego a toda Espa?a. El resto de entidades trat¨® de imitar ese modelo, pero muchas lo hicieron mal, con una expansi¨®n muy r¨¢pida, poco asentada¡±, explica Juan Carlos Rodr¨ªguez, profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
Las cajas de ahorros pasaban de tener 10.848 oficinas y 63.213 empleados en 1985 a 15.010 sucursales y 84.866 trabajadores diez a?os despu¨¦s, seg¨²n la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas de Ahorros (CECA). Y eso que el n¨²mero de entidades baj¨® de 77 a 50. Si la banca hab¨ªa pasado por su ronda de concentraciones en la d¨¦cada anterior, a las cajas les toc¨® en los noventa. La mayor¨ªa de esas operaciones fueron regionales. Entre ellas: la fusi¨®n entre La Caixa y Caixa de Barcelona; nac¨ªa la Kutxa con la boda entre las cajas de Bilbao y la Vizca¨ªna; Castilla y Le¨®n alumbraba Caja Espa?a con la uni¨®n de las entidades de Le¨®n, Palencia, Valladolid y Zamora, y en Andaluc¨ªa se creaba Unicaja con las cajas de M¨¢laga, C¨¢diz, Almer¨ªa, Ronda y Antequera. Pero tambi¨¦n se iban configurando grupos como la CAM, Bancaja, Cajasol o Caja Castilla-La Mancha (CCM).
Las entidades concentraron el cr¨¦dito inmobiliario en su expansi¨®n territorial y con la llegada de la burbuja se manifestaron insolventes. Ni siquiera las fusiones lo evitaron
Su gran expansi¨®n se produjo al calor de la burbuja inmobiliaria. Seg¨²n la CECA, en 2008 las cajas empleaban a 134.867 personas en 25.035 sucursales. En poco m¨¢s de dos d¨¦cadas la plantilla hab¨ªa crecido un 113,3% y las oficinas un 130%. Las entidades ganaban cuota de mercado a base de cr¨¦ditos hipotecarios y al promotor. El inmobiliario fue el andamio sobre el que se teji¨® parte de la expansi¨®n territorial. ¡°Para la mayor¨ªa, la salida de su ¨¢mbito implic¨® aumentar el riesgo. Muchas entraron en nuevos mercados rezagadas, de modo que los bancos y cajas del lugar se quedaron con la cartera buena de ese sitio¡±, explica Juan Jos¨¦ Toribio, profesor de Econom¨ªa de IESE.
Las empresas acud¨ªan a otras comunidades captando clientes con hipotecas agresivas: cr¨¦ditos por encima del 80% del valor de tasaci¨®n y a clientes cuyas demandas hab¨ªan rechazado otras entidades. En 2006, las cajas ten¨ªan el 70% de sus cr¨¦ditos relacionados con el ladrillo. La proporci¨®n era superior a la de los bancos, del 48%. ¡°La inversi¨®n crediticia se concentr¨® en el ladrillo. Eso las hizo vulnerables: cuando el sector fue bien no tuvieron dificultades, pero cuando el inmobiliario se desplom¨®, se toparon con la insolvencia¡±, explica el catedr¨¢tico de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona, Antoni Garrido.
Las cajas crearon tambi¨¦n sus carteras de participadas. La Caixa cre¨® Criteria, que sali¨® a Bolsa en 2007, con sus participaciones industriales en Gas Natural, Repsol, Telef¨®nica, Abertis o Agbar; Caja Madrid ten¨ªa paquetes accionariales de Iberia, FCC o Mapfre, y Caixa Catalunya, en Repsol, Gas Natural y Abertis. En esas carteras estaba tambi¨¦n el ladrillo. La Caixa pose¨ªa el 39,5% de Colonial; en Metrovacesa estaban Bancaja, CAM y Caja Castilla-La Mancha, y Caja Madrid controlaba Realia junto a FCC.
Y, as¨ª, se plantaron ante la recesi¨®n con una voluminosa cartera de pr¨¦stamos inmobiliarios. Con el desplome del sector y el aumento del paro, subi¨® r¨¢pidamente la morosidad. A diferencia de la banca, las cajas apenas ten¨ªan capacidad de capitalizarse. No bastaba con las reservas y no pod¨ªan acudir a los mercados a pedir capital. Apenas usaron la posibilidad de las cuotas participativas ¡ªsolo la CAM lo hizo¡ª, pero s¨ª la de las participaciones preferentes y la deuda subordinada, que acab¨® siendo un fiasco cuando se cre¨® un mercado secundario que reflej¨® que su valor era muy inferior al nominal. ¡°Las entidades se financiaban con sus reservas, pasando una parte del beneficio a recursos propios y otra a la obra social¡±, se?ala Garrido.
Pr¨¦stamos inmobiliarios
Exhaustas ante la dureza de la recesi¨®n y sin poder digerir el ladrillo ni capacidad para alcanzar los ratios de capital necesarios, en 2010 arranc¨® un proceso de concentraci¨®n. Unas optaron por fusiones regionales, como CatalunyaCaixa o NovaCaixaGalicia; otras acabaron absorbidas por entidades m¨¢s grandes y solventes, como Caixa Girona, que fue engullida por La Caixa, y otras por las llamadas fusiones fr¨ªas, como Bankia. Con ello, muchas cajas pudieron acceder a los mercados o al capital del Fondo de Reestructuraci¨®n Ordenada Bancaria (FROB). ¡°Las fusiones fr¨ªas fueron un fiasco. La ¨²ltima reforma, que supuso que el banco fuera el titular de las operaciones financieras, fue la que resolvi¨® el problema¡±, se?ala Toribio.
Las pruebas de resistencia hicieron ver que esas operaciones no bastaron. El Estado tuvo que acudir al rescate de varios grupos a trav¨¦s del FROB. Bankia, CatalunyaCaixa y NCG ¨Cjunto a Banco de Valencia¡ª fueron nacionalizadas, recapitalizadas con casi 37.000 millones de la UE, pasaron por una terapia de choque dictada por Bruselas y traspasaron sus activos t¨®xicos al banco malo. NCG fue vendida a Banesco con unas p¨¦rdidas de 8.000 millones para el Estado y CatalunyaCaixa debe pasar este semestre al BBVA. La privatizaci¨®n de esta ¨²ltima entidad dej¨® un agujero de 12.000 millones en las arcas p¨²blicas. La factura total del rescate financiero asciende a 94.157 millones, seg¨²n el Banco de Espa?a.
La crisis se ha llevado por delante el sistema de cajas tal y como se entend¨ªa. Salvo las peque?as cajas de Pollen?a y Ontinyent, el resto ha bancarizado el negocio financiero y ha tenido que transformar la figura jur¨ªdica de caja de ahorros en fundaci¨®n bancaria. El sector ha encogido y ha vuelto al volumen de oficinas y trabajadores de 1995. Pero algunas entidades han aprovechado este periodo para crecer, como La Caixa, que ha absorbido Caixa Girona, Banca C¨ªvica, Banco de Valencia o la red de Barclays en Espa?a, mantiene la Obra Social y lidera el ranking.
Malas pr¨¢cticas y falta de profesionalizaci¨®n
El fin del modelo de cajas ha servido para poner de manifiesto la mala praxis que se dio en algunas de ellas. La primera condena se produjo el a?o pasado, cuando cuatro exdirigentes de Caixa Pened¨¨s fueron condenados a dos a?os y tras convenir la devoluci¨®n de 28,6 millones de euros que se asignaron. La reestructuraci¨®n financiera ha puesto al descubierto, sin embargo, m¨¢s casos de presuntas malas pr¨¢cticas: desde el uso de las tarjetas black en Caja Madrid hasta los sueldos en Caixa Catalunya. Parte de estos comportamientos se dieron por lo que algunos analistas consideran un problema de gobernanza. "Hubo una falta de capacidad de controlar la tarea del director general, que era quien acababa mandando en las comunidades que, como en Catalu?a, no hab¨ªa una presidencia ejecutiva. Y eso supon¨ªa una concentraci¨®n de riesgos al darse un problema de rendimiento de cuentas", asegura Antoni Garrido. "La politizaci¨®n de las cajas produjo una gesti¨®n de las entidades menos profesionalizada de lo deseable", a?ade Juan Jos¨¦ Toribio.
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