Vancouver y el dilema del ¨¦xito
El atractivo de la mejor urbe americana donde vivir obliga a subir impuestos para adaptar la red de tr¨¢fico a la inmigraci¨®n
La ciudad canadiense de Vancouver, la mejor urbe para vivir en el continente americano y quinta del mundo, seg¨²n la clasificaci¨®n Mercer; prev¨¦ un aumento de su poblaci¨®n de en torno a un mill¨®n en los pr¨®ximos 10 a?os de los 2,5 millones actuales (un 40%). Con esta previsi¨®n, el Gobierno provincial de Columbia Brit¨¢nica ha planteado un refer¨¦ndum en mayo a los habitantes de la ciudad, para que decidan si aceptan pagar m¨¢s impuestos para sufragar la mejora y ampliaci¨®n de la red de transporte p¨²blico. El dilema de los vancouveritas no es s¨®lo el de pagar m¨¢s impuestos, sino el de decidir si quieren a?adir a su ciudad m¨¢s carreteras, autobuses, trenes urbanos y ferries, que pueden poner en jaque la calidad habitacional y medioambiental de la ciudad, sus mayores bazas para encabezar la lista Mercer. Los sondeos apuntan a que el ¡®no¡¯ se impondr¨¢ en la consulta que termina este 29 de mayo y que ha permitido votar por correo durante mes y medio.
Actualmente, los vancouveritas pagan un 12% de impuestos en la mayor¨ªa de sus compras, de los cuales el 5% va para las arcas del Gobierno Federal (Impuesto sobre Bienes y Servicios, GST en sus siglas en ingl¨¦s) y el 7% restante para la provincia (Impuesto al Consumo provincial, o PST). De obtener un resultado favorable, los ciudadanos del ¨¢rea metropolitana de Vanvouver aceptar¨ªan un aumento de un 0,5 puntos del PST, que se destinar¨ªa directamente a la mejora del transporte p¨²blico.
Este incremento de medio punto supondr¨ªa a las familias vancouveritas un coste de unos 125 d¨®lares canadienses anuales y proveer¨ªa una tercera parte de de los 750 millones de d¨®lares que el plan de transporte necesitar¨¢ cada a?o, seg¨²n los datos del Gobierno provincial. Las autoridades calculan que el aumento fiscal posibilitar¨ªa a la veintena de ayuntamientos que conforman el ¨¢rea metropolitana de Vancouver financiar su parte correspondiente del coste del plan de transporte metropolitano.
El importe total del proyecto, que se acometer¨ªa en los pr¨®ximos 10 a?os, se acerca a los 8.000 millones de d¨®lares canadienses (6.100 millones de euros), y estar¨ªa financiado a partes proporcionales por el Gobierno federal, Gobierno provincial y las distintas entidades locales. El plan incluye una nueva red de tranv¨ªas, la ampliaci¨®n de una l¨ªnea de metro ya existente, y m¨¢s rutas y frecuencias de autobuses urbanos y de transbordadores (muy importantes en la regi¨®n), pero tambi¨¦n la ampliaci¨®n de un puente, la construcci¨®n de m¨¢s carreteras y la ampliaci¨®n de la red de carriles bici.
Referendos fiscales
Preguntar al pueblo no es incompatible con la subida de impuestos. En Estados Unidos hay varios casos de subidas de los grav¨¢menes que fueron aprobadas previamente en las urnas para mejorar el transporte p¨²blico. En 2008, los ciudadanos de Seattle lo hicieron con un 58% de los votos. Un a?o despu¨¦s los habitantes de Oklahoma City tambi¨¦n decidieron dar el visto bueno al aumento del IVA en un c¨¦ntimo durante 7 a?os. En 2010 el resultado fue m¨¢s ajustado en San Francisco, pero el 51% de la poblaci¨®n dio su apoyo a incrementar 10 d¨®lares al a?o el impuesto sobre veh¨ªculos de tracci¨®n mec¨¢nica. Y hace m¨¢s de dos a?os los ciudadanos de Los ?ngeles aprobaron con el 73% de los votos el aumento del impuesto sobre bienes inmuebles en 65 d¨®lares por cada 100 metros cuadrados. En todas estas consultas la subida de impuestos estaba explicada con la necesidad de invertir en el transporte p¨²blico.
Vancouver es una ciudad joven, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha experimentado un crecimiento considerable y que previsiblemente continuar¨¢ en los pr¨®ximos a?os. Por ello la mejora del trasporte p¨²blico en una sociedad fuertemente preocupada por el medio ambiente es una prioridad y nadie lo pone en cuesti¨®n. La ciudad se ha convertido en un polo de atracci¨®n para inmigrantes de todos los lugares, pero especialmente de Asia. Esta urbe a caballo entre la cultura occidental y oriental ha sabido rentabilidad el auge de la econom¨ªa china de la ¨²ltima d¨¦cada, siendo el destino de muchas de sus fortunas.
Los chinos ricos, atra¨ªdos por el atractivo de sus paisajes y su clima templado, han visto en esta ciudad el mejor lugar donde invertir sus ahorros, lo que ha provocado que actualmente sea la ciudad m¨¢s cara de Canad¨¢, y una de las m¨¢s caras de Norteam¨¦rica. El precio de la vivienda parece no tener tope. El a?o pasado el precio medio se increment¨® en un 5%, mientras los salarios lo hicieron en un 2,8%, por debajo de la media canadiense. El precio de un apartamento medio de un dormitorio en Vancouver ronda el medio mill¨®n de d¨®lares, unos 380.000 euros.
Los defensores de votar por el ¡®no¡¯ en la consulta alegan que el poder adquisitivo de los vancouveritas es uno de los m¨¢s bajos de Canad¨¢, debido especialmente al precio de la vivienda, y este impuesto tambi¨¦n afectar¨ªa a las viviendas nuevas, por lo que todav¨ªa har¨ªa m¨¢s dif¨ªcil a muchas familias acceder a una vivienda propia. Por otro lado, la mala imagen de Translink, la empresa que gestiona el entramado de transportes, que es vista como ineficiente y despilfarradora, se ha convertido en la diana de las cr¨ªticas de los partidarios del ¡®no¡¯. Si los vancouveritas deciden que no pagar¨¢n medio punto m¨¢s de IVA que los ciudadanos de otras ciudades de la Columbia Brit¨¢nica, todo apunta a que los pol¨ªticos tendr¨¢n que buscar otra f¨®rmula para costear un plan de transportes que parece inevitable.
?sta no es la primera vez que los ciudadanos de Vancouver son consultados antes de tomar decisiones relevantes para la ciudad. As¨ª, en 2003 otro plebiscito autoriz¨® al Gobierno local a acoger los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de 2010. En 2005 y en 2009 se intent¨® sin ¨¦xito cambiar el sistema de votaci¨®n. Y en 2011 los ciudadanos decidieron volver al sistema actual de dos impuestos (GST y PST), en vez de unificarlos en uno s¨®lo como sucede en otras provincias del pa¨ªs,a pesar de la promesa del Gobierno provincial de que los ciudadanos pagar¨ªan menos con una tasa ¨²nica.
En Norteam¨¦rica no es inusual preguntar a los ciudadanos antes de que los diferentes gobiernos tomen alguna medida de calado o que cuente con la discrepancia de un grupo importante de la poblaci¨®n. Y los impuestos son un tema muy sensible en una sociedad como la canadiense. Aunque un impuesto sobre las ventas de un 12% parece irrisorio en Europa, los canadienses miran con recelo a sus vecinos del sur, donde algunos Estados cercanos, como Oreg¨®n, han suprimido este impuesto. A cambio, Canad¨¢ presume de contar con m¨¢s y mejores servicios p¨²blicos que Estados Unidos, con un sistema sanitario muy parecido al espa?ol.
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