Revoluci¨®n en la oficina
Las tecnolog¨ªas y la globalizaci¨®n destierran las ocupaciones no cualificadas
Todo es inestable, mutable, como dec¨ªa el fil¨®sofo griego Her¨¢clito 500 a?os antes de Cristo. Sin embargo, a mediados de la d¨¦cada de los ochenta del pasado siglo, en Espa?a parec¨ªa que los empleos duraban toda la vida. En 1985, los aprendices que comenzaban su andadura en la todav¨ªa nacional Seat, por ejemplo, pasaban su trayectoria laboral desempe?ando un mismo trabajo en la l¨ªnea de montaje. ¡°Eso forma parte del pasado. Hoy el personal vinculado a la producci¨®n debe estar m¨¢s formado y preparado para adoptar distintos roles, as¨ª como orientado al trabajo en equipo. La rotaci¨®n hace imprescindible que las aptitudes y las actitudes sean otras¡±, explica el vicepresidente de recursos humanos de la compa?¨ªa dependiente del Grupo Volkswagen, Josef Schelchshorn.
Esta firma automovil¨ªstica es una clara muestra de los dos procesos que han transformado el modelo de trabajo de arriba abajo en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas, en opini¨®n de Enrique S¨¢nchez, presidente de Adecco: la irrupci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas y la globalizaci¨®n. Ni los coches se fabrican actualmente como hace 30 a?os, ni la empresa centra su actividad en Espa?a, Francia e Italia como entonces.
Por eso no es de extra?ar la afirmaci¨®n de Sara de la Rica, catedr¨¢tica de Econom¨ªa de la Universidad del Pa¨ªs Vasco y coordinadora del Observatorio Laboral de la Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada (Fedea): ¡°S¨ª ha muerto o est¨¢ en v¨ªas de extinci¨®n el trabajo para toda la vida. Las necesidades de las empresas de adaptarse a los cambios obligar¨¢n a los trabajadores a adaptarse a los nuevos puestos. La adaptabilidad es b¨¢sica para que un trabajador se mantenga empleado, y ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s importante en el futuro inmediato¡±.
Capacitaci¨®n
De la Rica pone cifras a la revoluci¨®n protagonizada por las ocupaciones desde 1985. En aquel momento, los trabajos manuales cualificados y no cualificados (es decir, peones, limpiadores, supervisores de f¨¢bricas, conductores¡) absorb¨ªan el 55% del empleo total, en tanto que hoy solo cubren el 34%. Y con un hecho diferencial claro: ¡°Las ocupaciones manuales no cualificadas son las que pierden m¨¢s peso¡±, indica. Son los efectos de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, que ha provocado que muchos de esos puestos sean sustituidos por m¨¢quinas. Los empleos no manuales han experimentado el proceso contrario, pasando de absorber el 45% al 55% de la fuerza laboral.
Las m¨¢quinas han hecho desaparecer profesiones. Hoy el sector servicios acapara el 76% del empleo
Adem¨¢s, se ha producido un cambio espectacular en los sectores que dominan el tejido productivo. ¡°Espa?a se ha convertido en una econom¨ªa de servicios¡±, explica la catedr¨¢tica. En 1985, el sector servicios aportaba el 47% del empleo total y hoy alcanza 76%, o sea, tres de cada cuatro empleos, mantiene. Mientras la agricultura ha perdido un enorme peso, pasando del 17% al 4,3% del empleo total en estos 30 a?os; la industria, del 26% al 13,6%, y la construcci¨®n, del 10% al 5,6%. ¡°Podr¨ªa pasar¡±, opina, ¡°que, con la recuperaci¨®n de la econom¨ªa, el sector industrial y la construcci¨®n ganaran algo de peso, pero el dominio de los servicios en el empleo ha llegado a Espa?a para quedarse¡±.
Y con la revoluci¨®n tecnol¨®gica y estos fuertes movimientos sectoriales se van observando tambi¨¦n ?cambios en los trabajadores. El primero: la formaci¨®n. En tres d¨¦cadas, la poblaci¨®n ocupada con estudios universitarios o formaci¨®n profesional superior ha ganado 10 puntos porcentuales, hasta el 36% del total de 2014. ¡°Pero la formaci¨®n en el pa¨ªs no ha evolucionado conforme a las necesidades de las personas y de las empresas, lo que ha producido un enorme gap entre los estudios acreditados y los requerimientos del mercado laboral¡±, sostiene Enrique S¨¢nchez. Ello provoca, en opini¨®n de Miguel Cuenca, responsable de KPMG Abogados, ¡°que la oferta y la demanda de trabajadores no case¡±. Un alejamiento que, seg¨²n Sara de la Rica, podr¨ªa acortarse fomentando la formaci¨®n profesional dual, que servir¨ªa adem¨¢s para reintegrar en el mercado de trabajo a los ?j¨®venes sin estudios que se emplearon en la construcci¨®n en la ¨¦poca del boom y ahora corren riesgo de formar parte del paro estructural.
Cuesti¨®n de actitud
¡°Adem¨¢s de la aptitud, hoy las empresas exigen actitud. Competencias para trabajar en el mundo, no en la ciudad de al lado como en los a?os ochenta¡±, indica ?ngeles Tejada, directora general de public affairs de Randstad. Ya no es suficiente contar con las carreras m¨¢s demandadas (ingenier¨ªa, inform¨¢tica, qu¨ªmica, administraci¨®n de empresas o econ¨®micas), las compa?¨ªas son mucho m¨¢s exigentes que entonces y precisan personal con idiomas (ingl¨¦s, alem¨¢n, franc¨¦s, chino y ruso), as¨ª como con atributos muy espec¨ªficos como actitud, compromiso, liderazgo y comunicaci¨®n. Y, por supuesto, flexibilidad, dotes comerciales, polivalencia y capacidad de aprendizaje, explica.
Los perfiles generalistas que se buscaban hace 30 a?os han pasado a la historia ?ngeles Tejada, Randstad
¡°Los perfiles generalistas que se buscaban hace 30 a?os, es decir, administrativos, financieros, comerciales e incluso abogados, economistas e ingenieros¡, han pasado a la historia. Ahora se requieren perfiles especializados. Incluso para ser comercial sanitario se demanda la carrera de Medicina. Hace 30 a?os nadie habr¨ªa pensado que un m¨¦dico pudiese ser comercial o que un abogado trabajase en un banco de cara al p¨²blico. Ya no se busca personal sin cualificaci¨®n que vaya form¨¢ndose a lo largo de su carrera en la empresa, hasta un mozo de almac¨¦n necesita saber de tecnolog¨ªa o un camarero conocer idiomas¡±, contin¨²a Tejada.
Y mientras algunas profesiones han desaparecido, como los torneros, fresadores o troqueladores, se?ala la directiva de Randstad, otras han emergido, como todas las relacionadas con las nuevas tecnolog¨ªas o la log¨ªstica, por ejemplo. As¨ª es como llegamos a la actualidad, cuando la vida profesional no solo se reduce a una ocupaci¨®n y una compa?¨ªa, sino que los empleadores valoran una trayectoria de tres o cinco a?os en una misma organizaci¨®n, pero desempe?ando distintas funciones, es decir, un curr¨ªculo que muestre el paso por al menos cinco o seis organizaciones, zanja. Y este no es el ¨²ltimo cambio en un mundo en el que, ya nos advirti¨® el fil¨®sofo de ?feso, ¡°todo fluye, nada permanece¡±.
Movimientos en la direcci¨®n
La direcci¨®n tambi¨¦n ha sufrido un vuelco notable desde 1985. Desde la propia direcci¨®n general, entonces autocr¨¢tica y centralizada en una sola persona, explica Ernesto Poveda, presidente de Grupo ICSA, que ahora se ha vuelto m¨¢s democr¨¢tica y dependiente de un grupo. ¡°Hemos pasado a un m¨¦todo m¨¢s participativo, del ¡®porque soy el jefe¡¯ a ¡®?c¨®mo podemos hacerlo?¡±, dice Josef Schelchshorn, vicepresidente de recursos humanos de Seat.
En este devenir hay miembros de la jefatura que han perdido valor por los cambios de la estructura productiva del pa¨ªs. Es el caso del director de producci¨®n o el de divisi¨®n, prosigue Poveda. En tanto que otros, como el director de sistemas inform¨¢ticos, se han vuelto insustituibles. Y ello ha repercutido en sus sueldos. Seg¨²n los c¨¢lculos de ICSA, si un director general de una gran empresa cobraba unos 59.000 euros en 1985 (en valor actual, puesto que los salarios entonces eran en pesetas), hoy gana 111.000 euros anuales, el 47% m¨¢s. Porcentaje superado por el citado jefe de sistemas, que pasa de 32.000 euros a m¨¢s del doble: 72.000 euros. O por el director comercial, de 38.500 a 82.700 euros anuales entre 1985 y 2014. Esta ¨²ltima funci¨®n es la que m¨¢s ha notado la introducci¨®n del salario variable de forma generalizada desde 2007, indica Poveda. Si en 1985 era casi inexistente (del 11% del sueldo), hoy es del 22% del total.
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