Rompiendo moldes
La incorporaci¨®n de la mujer al mundo laboral ha sido masiva en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. Pero no ha acabado con la desigualdad
Olga Manso, Isabel L¨¢zaro y Ana Gil son el rostro visible de uno de los mayores cambios experimentados en el mercado laboral espa?ol en las tres ¨²ltimas d¨¦cadas: la incorporaci¨®n masiva de la mujer al trabajo. Ellas se iniciaron en el empleo cuando solo formaban parte de ¨¦l un 28% de f¨¦minas, frente al 70% de los hombres. Desde 1985, cuando dominaba el papel de esposa y madre de familia, las mujeres han roto muchos moldes. Tantos como para que ahora la tasa de actividad femenina se acerque al 54% y sea la m¨¢s pr¨®xima a la mascu?lina de la historia. Silvia Gil ejemplifica, a sus 28 a?os, esta revoluci¨®n: se ha estrenado este a?o en el mundo laboral en las mismas condiciones que los varones de su edad.
En 30 a?os, las mujeres han luchado contra la mentalidad social, y despu¨¦s, contra la brecha salarial, el trabajo precario y los despidos por maternidad. Se han producido muchos avances, pero no la igualdad total, y ahora la crisis torpedea algunas de las conquistas.
Universitarias
La llegada de la mujer a la universidad ha desmontado el estereotipo de dependienta, maestra, secretaria o enfermera. Para codearse con ingenieros, arquitectos, conductores de autob¨²s, ha llegado al ej¨¦rcito o a la mina. ¡°La mujer ha realizado una apuesta decidida por el empleo desde mediados de los a?os ochenta, y se plasma en su entrada masiva en universidad. El problema es que el mercado no absorbe f¨¢cilmente este aumento en la oferta de trabajo y muchas de ellas pasan a engrosar el desempleo. Esta es una de las razones por las que la tasa de paro femenina siempre ha superado a la masculina, tanto en momentos expansivos como recesivos. Aunque desde 2008 ambas tasas han convergido por primera vez desde el inicio de la democracia debido a que la crisis ha provocado numerosos despidos en la construcci¨®n, un sector claramente masculino, y a que el sector servicios, donde la mujer tiene una enorme presencia, es el m¨¢s din¨¢mico de la econom¨ªa¡±, explica Sara de la Rica, catedr¨¢tica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
Las mujeres han llegado a todo tipo de trabajos y han conquistado derechos, apoyadas por pol¨ªticas iniciadas en la ONU y la UE y plasmados en siete leyes aprobadas a partir de 1995. Se ha conseguido alargar los permisos de maternidad, flexibilidad horaria, implementar medidas de conciliaci¨®n familiar en las empresas, teletrabajo, y la baja paternal existe desde 2007. ¡°En estos a?os ha habido muchos avances, aunque a¨²n quedan importantes reductos de desigualdad en el mercado laboral debido a la segregaci¨®n vertical (para ascender) y horizontal (valoraci¨®n en un puesto similar). El empleo femenino se agrupa en sectores menos valorados econ¨®micamente y, en consecuencia, peor remunerados. Adem¨¢s, las mujeres tienen ocupaciones menos especializadas y suelen desempe?ar categor¨ªas inferiores. El 62,5% de los trabajos elementales est¨¢ en manos de mujeres¡±, explica Carmen Plaza, directora general del Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.
Una sociedad machista ha sido el mayor freno laboral. La Fundaci¨®n Madrina indic¨® en un informe de 2008 que el 90% de las embarazadas sufr¨ªan mobbing y el 25% eran despedidas. ¡°La sociedad siempre ha responsabilizado a las mujeres del cuidado de los ni?os y las personas dependientes, y eso ha frenado su incorporaci¨®n al mundo laboral. La carencia de servicios sociales y los recortes han redundado en este sentido, y una educaci¨®n discriminatoria ha mantenido los prejuicios empresariales contra la plena integraci¨®n laboral de las mujeres¡±, sentencia Ana Herranz Sainz-Ezquerra, secretaria confederal de mujer e igualdad de CC OO.
As¨ª, las mujeres han terminado en los empleos m¨¢s precarios y peor pagados. Olga Manso trabaja desde 1985 y tras licenciarse en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica pudo desarrollar su carrera en el mundo de las ONG. ¡°Entonces no hab¨ªa demasiada oferta para las mujeres, y domin¨¢bamos en el sector de las ONG porque estaba muy mal pagado y los hombres quer¨ªan ganar m¨¢s. La situaci¨®n se ha mantenido y solo el 20% de mis compa?eros han sido hombres¡±.
La ense?anza ha sido otro reducto femenino. Isabel L¨¢zaro, profesora de Derecho Internacional Privado en ICADE, ha podido tener dos hijas ¡°porque desde 1985 me he dedicado a la ense?anza, que es un mundo m¨¢s f¨¢cil para conciliar con la vida familiar. El horario de las clases es inalterable, pero son m¨¢s flexibles que en otros sectores, y una buena parte del trabajo se puede hacer en casa¡±. Opositar a las Administraciones ha sido refugio para garantizar la maternidad.
Maria Susmozas, directora del gabinete de igualdad de la Uni¨®n Sindical Obrera, detalla las diferencias de g¨¦nero: ¡°Las mujeres tienen peores salarios que los hombres en todos los sectores, un 30% menos de media. La brecha salarial a favor de ellos es mayor entre quienes no ocupan puestos de responsabilidad (40%), en las empresas privadas (20,6% m¨¢s por hora), en las empresas cotizadas (7,60 euros m¨¢s por hora) y en la industria (26,8%)¡±.
Juventud igualada
Las mujeres mayores sufren m¨¢s esta brecha, la crisis ha tenido el dudoso honor de igualar los salarios de ambos sexos entre la juventud. Silvia Gil trabaja de comercial, sin olvidar su profesi¨®n de dise?adora de interiores. ¡°Estoy contenta porque voy logrando mi independencia econ¨®mica. No todos mis amigos trabajan. Pero sigo necesitando ayuda familiar¡±, asegura. Su hermana Ana, con 44 a?os, gana m¨¢s dinero a media jornada. ¡°Solo con mis ingresos no podr¨ªa mantenerme. Mi marido trabaja. Todo ha empeorado. Cuando empec¨¦ a trabajar en la empresa familiar en 1986 mientras estudiaba, y teniendo en cuenta que carec¨ªa de formaci¨®n e iba por las tardes, ganaba mucho m¨¢s que ahora mi hermana¡±, aprecia.
La diferencia entre la tasa de actividad (suma los trabajadores y los parados) entre hombres y mujeres ha mejorado. En 2014 fue del 53,7% para las mujeres y del 65,8% para los hombres. Pero las mujeres dominan los empleos precarios, casi el 80% de los trabajos a tiempo parcial est¨¢n en sus manos, y eso pasa factura. ¡°El CIS dice que el espa?ol quiere tener 2,8 hijos, pero solo tiene 1,2. Estamos haciendo un suicidio demogr¨¢fico. Hay que crear empleo, tanto como apoyar a las familias para cuidar a los hijos y a los dependientes, y esto pasa por flexibilizar y racionalizar horarios¡±, recuerda Nuria Chinchilla, profesora del IESE.
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