Moscovici: ¡°Grecia tiene los mismos problemas con o sin Varoufakis¡±
"Atenas debe presentar una lista concluyente de reformas, y r¨¢pido. No hay tiempo que perder¡±, asegura el comisario europeo
Franc¨¦s. Socialista franc¨¦s, para m¨¢s se?as: una suerte de cruce entre miterrandista y socioliberal. Con visi¨®n pol¨ªtica, con altura intelectual, con el inevitable pasado trotskista. Y alumno aventajado ¡ªsin sus amores desordenados¡ª de Dominique Strauss-Kahn. Pierre Moscovici (Par¨ªs, 1957), comisario de Asuntos Econ¨®micos, convoca a EL PA?S y La Repubblica en un restaurante del distrito europeo de Bruselas. Come con apetito. Y devora con el mismo apetito las preguntas sobre Grecia, sobre el giro en la pol¨ªtica econ¨®mica, el papel destacad¨ªsimo del BCE en la recuperaci¨®n y ¡ªpor fin¡ª entona un mea culpa ins¨®lito en las instituciones por la gesti¨®n de la crisis. La Comisi¨®n Europea se equivoc¨®: ¡°Hemos cometido errores¡±. Despu¨¦s pondr¨¢ todos los peros que haga falta, pero sobre todo avisar¨¢ de que ¡°lo imperdonable¡± ser¨ªa ¡°repetir esos mismos errores por obstinaci¨®n¡±.
Ese desacostumbrado mea culpa vale para los remedios generales de pol¨ªtica econ¨®mica que se ha autorrecetado Europa (el continente empieza a crecer tras haberse sacado de encima la camisa de fuerza de la austeridad a ultranza), pero aparentemente no para Grecia, origen y estaci¨®n de paso en todas y cada una de las sacudidas de la crisis.
La patada escaleras arriba al controvertido y brillante ministro Yanis Varoufakis se ha saboreado en Bruselas casi como una victoria. Varoufakis, con todo, sigue ah¨ª: ¡°Es un activo del Gobierno¡±, ha subrayado el primer ministro Alexis Tsipras. Puede que al retirarse a un segundo plano sea m¨¢s f¨¢cil un acuerdo, pero muchos de sus argumentos siguen siendo v¨¢lidos: Grecia necesita como el comer alg¨²n tipo de reestructuraci¨®n de deuda, metas fiscales m¨¢s realistas y una pol¨ªtica distinta de la sobredosis de recortes que se ha llevado un 25% del PIB desde 2010. Moscovici cierra filas por ese flanco. ¡°Con o sin Varoufakis, el problema de Grecia es el mismo: Atenas debe presentar una lista concluyente de reformas, y r¨¢pido. No hay tiempo que perder¡±.
?Grecia puede pagar? ?No es imprescindible alguna forma de reestructuraci¨®n? El comisario deja en el aire la respuesta una y otra vez. ¡°Hay que acometer los problemas uno por uno, y el m¨¢s acuciante es culminar con ¨¦xito el programa de ayuda financiera: solo despu¨¦s podremos hablar de otras cosas. Para resolver el actual problema solo hay una palabra clave: reformas. Sin ellas, Grecia no recuperar¨¢ credibilidad¡±. ¡°Soy un reformista: para m¨ª las reformas son sin¨®nimo de progreso; no de sacrificio, de castigo¡±, aclara. ?No parece esa receta una especie de diktat, no han dicho los griegos en las urnas que quieren otra cosa? ¡°No hay tal diktat: no estamos desafiando al Gobierno griego, estamos dici¨¦ndole que haga exactamente lo que se comprometi¨® a hacer el 20 de febrero¡±.
¡°Hemos cometido errores; ser¨ªa imperdonable que los repiti¨¦ramos¡±
¡°Los griegos escogieron un Gobierno con determinadas prioridades y no ser¨¦ yo quien cuestione la democracia. Pero a la vez se trata de un pa¨ªs que ha recibido ayuda financiera, y eso exige respetar ciertos compromisos¡±. Moscovici descarta de plano el riesgo de accidente: una salida de Grecia del euro, o un impago dentro del euro. ¡°No hay plan B¡±, zanja. Los mercados no parecen creer lo mismo. ¡°Pero los mercados saben que Grecia va a quedarse en la zona euro¡±, reitera.
M¨¢s all¨¢ de Grecia, Moscovici reflexiona sobre una econom¨ªa europea en la que conviven con perturbadora promiscuidad una incipiente recuperaci¨®n con inconfortables zonas de sombra: desde los riesgos de deflaci¨®n a la citada Grecia, el conflicto con Rusia o los sempiternos problemas de algunas de las grandes econom¨ªas.
Francia no despega. Italia lleva 15 a?os en crisis. Espa?a saca la cabeza, pero desde muy abajo. ¡°El tono con Europa ha cambiado: es la ¨²nica zona del mundo en la que el FMI ha mejorado sus pron¨®sticos¡±, dispara con optimismo este economista con formaci¨®n filos¨®fica e hijo de psic¨®logos. La recuperaci¨®n espa?ola ¡°est¨¢ sorprendiendo¡±, asegura, pero inmediatamente reclama mantener la senda reformista y una consolidaci¨®n fiscal compatible con el crecimiento.
Moscovici desconf¨ªa del soniquete bruselense que tiende a poner a la econom¨ªa espa?ola como ejemplo, por las tasas de paro elevadas y el abultado d¨¦ficit: ¡°Espa?a crece ahora m¨¢s que la media tras a?os de crisis. La reactivaci¨®n es como para estar satisfechos, pero la prioridad absoluta de esta Comisi¨®n es el empleo¡±, matiza. ?Est¨¢ satisfecho con el anuncio de una rebaja fiscal en un pa¨ªs que est¨¢ casi 10 puntos de PIB por debajo de la media europea en ingresos impositivos? ¡°Esa medida a¨²n no se ha aprobado¡±, se limita a contestar.
¡°Atenas debe presentar una lista concluyente de reformas, y r¨¢pido¡±
La periferia tiene la sensaci¨®n de que Bruselas abraza la flexibilidad justo cuando la marea llega a los grandes: Italia y Francia. ¡°Las decisiones sobre esos dos pa¨ªses respetan totalmente el Pacto de Estabilidad. Francia tiene m¨¢s tiempo para rebajar el d¨¦ficit porque ha hecho un esfuerzo estructural suficiente; m¨ªnimo, pero suficiente. Italia no va a cumplir sus obligaciones respecto a la deuda, pero esa desviaci¨®n se puede explicar por las condiciones c¨ªclicas¡±. Tampoco con Alemania saca el l¨¢tigo: ¡°Tiene margen fiscal para hacer algo m¨¢s, pero a quienes critican a Berl¨ªn porque su pol¨ªtica econ¨®mica dificulta el ajuste en la periferia les dir¨¦ que no me parece ¨²til culpar a pa¨ªses que han cosechado grandes ¨¦xitos¡±.
Y, por fin, el prometido e inusual mea culpa: ¡°Hemos cometido errores¡±, dice de los primeros a?os de la crisis, en los que ¨¦l fue ministro con Fran?ois Hollande. ¡°No es un secreto que no fui un gran fan de algunos de los Gobiernos de esa ¨¦poca, pero hubo que improvisar medidas en mitad de una crisis may¨²scula. No soy amigo de dar lecciones retrospectivas, pero ser¨ªa imperdonable que repiti¨¦ramos los mismos errores por obstinaci¨®n¡±. Moscovici tiene en mente esa alucinaci¨®n colectiva que fue la llamada ¡°austeridad expansiva¡±; ni por un segundo parece estar pensando en Grecia.
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