La OCDE alerta del lastre de la desigualdad para el crecimiento

Desigualdad no equivale a pobreza: la primera puede subir aunque una econom¨ªa crezca e incluso aunque los m¨¢s desfavorecidos vean su situaci¨®n mejorada. Por eso no falta literatura que defiende que el aumento de la brecha social no es un problema en s¨ª y que la pol¨ªtica econ¨®mica solo debe preocuparse de la reducci¨®n de la exclusi¨®n social. La OCDE, en cambio, defiende que la dispersi¨®n de riqueza acaba por lastrar la econom¨ªa. En concreto, el informe hecho p¨²blico ayer se?ala que el incremento del coeficiente Gini (el m¨¢s com¨²n para medir la desigualdad) entre 1985 y 2005 de dos puntos en 19 pa¨ªses de la OCDE erosion¨® en 4,7 puntos porcentuales el crecimiento acumulado entre 1990 y 2010.

Ese crecimiento acumulado en ese grupo de pa¨ªses estudiados fue del 28% en esos a?os, lo que significa que, sino hubiese crecido la brecha social, esta expansi¨®n hubiese rozado el 33%.

El motivo es que la mayor desigualdad econ¨®mica se traslada r¨¢pidamente a una peor formaci¨®n para los m¨¢s pobres, lo que supone un gran desperdicio de potencial y reduce la movilidad social. Y, al rev¨¦s, el trabajo de la OCDE apunta a que, por cada punto del coeficiente Gini que se reduce la desigualdad, la econom¨ªa se acelera en 0,8 puntos porcentuales en los cinco a?os siguientes.

Al margen de la Gran Recesi¨®n, que ha agravado los problemas de desigualdad tanto en pa¨ªses ricos como pobres, hay otros asuntos estructurales detr¨¢s de la brecha social, como el cambio tecnol¨®gico. El porcentaje empleos rutinarios (como contables) se contrajo del 53% al 41% entre 1995 y 2010, mientras que crecieron los extremos: los altamente cualificados subieron del 28% al 38% y los relativamente poco formados (como los conductores, por ejemplo), subieron del 18% al 21%.