Las remesas vuelven a Latinoam¨¦rica

Teresa guarda con esmero cada d¨®lar que gana. Es el brazo fuerte de su familia, dividida por una frontera. Hace 16 a?os, esta inmigrante mexicana decidi¨® ir en busca del sue?o americano. Se asent¨®, junto a su hijo, en Oreg¨®n, Estados Unidos, y desde entonces, cada 15 d¨ªas y de manera casi religiosa, env¨ªa dinero a sus padres que viven en San Bartolo, un peque?o pueblo en el Estado de M¨¦xico (centro del pa¨ªs). ¡°Cuando llegu¨¦ mandaba muy poco¡­ en la crisis casi nada¡­ pero desde un a?o mando 250 o 300 d¨®lares¡±, dice esta empleada dom¨¦stica de 38 a?os.

El caso de Teresa no es ¨²nico. M¨¢s de 20 millones de latinoamericanos que viven fuera de sus pa¨ªses, seg¨²n un nuevo reporte del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), han contribuido a engrosar la cifra de remesas que han llegado a Am¨¦rica Latina y el Caribe. En 2014, despu¨¦s de tres a?os de letargo, el dinero que han enviado los inmigrantes a sus naciones de origen ha tocado un nuevo r¨¦cord: 65.382 millones de d¨®lares, un 5,3% m¨¢s que en 2013, destaca el an¨¢lisis de la instituci¨®n dependiente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Una mejora en la econom¨ªa global, principalmente en EE UU, ha contribuido a superar los niveles observados en 2008, a?o en el que se logr¨® un nivel hist¨®rico (64.900 millones de d¨®lares), comenta Mar¨ªa Luisa Hayem, autora del estudio.

La entrada de recursos, sin embargo, ha sido desigual en la regi¨®n. En M¨¦xico - el segundo pa¨ªs con m¨¢s inmigrantes en el mundo (13,2 millones, seg¨²n la ONU) y que recibe m¨¢s de un tercio de las remesas en la zona-, la cifra creci¨® un 8% hasta llegar a los 23.645 millones de d¨®lares. En Centroam¨¦rica y el Caribe el aumento fue de 7,4 y 6,3%, respectivamente. El repunte se debe a que el flujo de inmigrantes de estas tres ¨²ltimas regiones est¨¢ concentrado en Estados Unidos, en donde la tasa de paro se ubic¨® en un 5,6% al cierre de 2014, destaca Juan Jos¨¦ Li Ng, economista del BBVA. ¡°La tendencia en la recuperaci¨®n se concentr¨® en los sectores de la construcci¨®n y servicios, adem¨¢s hubo una sustituci¨®n de empleos de tiempo parcial por jornadas de tiempo completo¡±, afirma Li Ng.

M¨¢s de 20 millones de latinoamericanos que viven fuera de sus pa¨ªses han contribuido a engrosar la cifra de remesas

Por el lado contrario est¨¢ Sudam¨¦rica -en donde los env¨ªos de dinero cayeron un 1%-, cuyo flujo migratorio se aglutina en Espa?a, econom¨ªa que se encuentra en un incipiente proceso de recuperaci¨®n, a?ade Hayem. ¡°El empleo en Espa?a crece a cuentagotas¡±, dice Rafael Pampill¨®n, director de an¨¢lisis econ¨®mico de la IE Business School. ¡°La tasa de paro cerr¨® 2014 en un 23,6% y eso dificulta la entrada migrantes al mercado laboral. Casi 800.000 sudamericanos han tenido que regresar a sus pa¨ªses, despu¨¦s de que estallara la crisis¡±, arguye.

Las remesas que reciben las familias latinoamericanas ¨C que equivalen a un 1% del PIB de la regi¨®n- han sido parte fundamental para su desarrollo, comenta Miles Light, profesor de econom¨ªa de la Universidad de Colorado. ¡°Los env¨ªos alivian necesidades b¨¢sicas como alimentaci¨®n, vestido y vivienda¡± subraya. Teresa conoce bien estos beneficios. El a?o pasado, con el dinero que mand¨® a M¨¦xico, empez¨® a construir una casa de dos pisos.

¡°Los inmigrantes conocen muy bien de las fluctuaciones en el tipo de cambio¡±, indica Light. ¡°Saben que si las monedas latinoamericanas se debilitan frente al d¨®lar o al euro, como en 2014, m¨¢s dinero llega a sus pa¨ªses¡±, asegura. De acuerdo con el an¨¢lisis del Fomin, durante el a?o pasado, en conjunto las monedas de la regi¨®n sufrieron una devaluaci¨®n que en promedio alcanz¨® el 4,4%. ¡°Esto implic¨® mucho m¨¢s dinero en los bolsillos de las familias y un mayor consumo¡±, agrega Pampill¨®n, de la IE Business School.

Los env¨ªos de dinero, explica Hayem, han representado una fuente de divisas muy importante para muchos pa¨ªses. Por ejemplo, para Hait¨ª, Guayana, Honduras, El Salvador y Nicaragua las remesas suponen m¨¢s del 15% del PIB, destaca. En M¨¦xico, las remesas -que constituyen uno de sus principales ingresos de divisas junto a las exportaciones petroleras y la inversi¨®n extranjera directa- superan el 2% del PIB. ¡°La dependencia hacia estos recursos es un b¨¢lsamo en las econom¨ªas de los pa¨ªses con un d¨¦bil crecimiento¡­ En el futuro, no deber¨¢n de considerarse como una respuesta para el desarrollo de una naci¨®n¡±, recalca Light.

Las remesas que reciben las familias latinoamericanas ¨C que equivalen a un 1% del PIB de la regi¨®n- han sido parte fundamental para su desarrollo

Las perspectivas, sin embargo, afirman que la regi¨®n seguir¨¢ apoy¨¢ndose en este flujo de divisas. Al cierre de este a?o, el BID espera que se acelere su crecimiento. ¡°La expectativa es que puedan aumentar entre un 7 y 8%¡±, vislumbra Hayem. La recuperaci¨®n de EE UU (que repuntar¨¢ un 3,1% en 2015, seg¨²n el FMI) ser¨¢ el motor de este incremento. Las estimaciones de la analista del Fomin resultan halag¨¹e?as: ¡°Todo apunta a que se lograr¨¢ un nuevo r¨¦cord¡±. Teresa sabe que este a?o ser¨¢ uno de los mejores. No solo construye una casa en M¨¦xico, tambi¨¦n se comprar¨¢ otra en Oreg¨®n. ¡°Hay que aprovechar, ahora que hay trabajo¡±, enfatiza.

Estados Unidos es una tierra de inmigrantes. Datos de las Naciones Unidas indican en este pa¨ªs, durante 2013, confluyeron m¨¢s de 46 millones de personas provenientes de otras partes del mundo, casi una quinta parte del total en todo el planeta. Debido a la cercan¨ªa, los latinoamericanos eligieron a esta naci¨®n como su segundo hogar. De acuerdo con el an¨¢lisis del Fomin, a finales de 2013 eran m¨¢s de 25 millones de inmigrantes originarios de Am¨¦rica Latina y el Caribe. El 50,1% de ellos eran hombres y el 49,9% eran mujeres.

El trabajo de los varones estaba concentrado en los rubros de construcci¨®n y mantenimiento, mientras que ellas se emplearon en el sector servicios. El estudio indica que el nivel acad¨¦mico ha variado seg¨²n la subregi¨®n. El 58,9% de los mexicanos y el 48,9% de centroamericanos ten¨ªan una escolaridad menor a la de graduado de educaci¨®n media superior. En tanto, el 56,6% de los sudamericanos y el 44,2 de los caribe?os contaban con estudios universitarios o superiores.