Econom¨ªa a cuatro
En materia econ¨®mica, hay cuestiones que pueden ser positivas en la nueva pluralidad pol¨ªtica a la que se enfrenta Espa?a
Las elecciones municipales y regionales se han seguido con mucho inter¨¦s fuera de Espa?a. La atenci¨®n est¨¢ principalmente en determinar hasta qu¨¦ punto la nueva estructura pol¨ªtica que se est¨¢ conformando permitir¨¢ o no consolidar la recuperaci¨®n econ¨®mica. Ser¨ªa tentador negar la mayor y pensar que tan solo los resultados de las elecciones generales ser¨¢n relevantes pero parece que ya hay demasiados cambios en marcha como para obviar lo que ha sucedido. De hecho, el primer comentario de analistas internacionales ha sido del tipo ¡°se acab¨® la mayor¨ªa absoluta en Espa?a¡±, incluso cuando al partido en el poder a¨²n le quedan unos meses de gobierno. Los mercados anglosajones estaban ayer lunes cerrados, por lo que hasta hoy no conoceremos la reacci¨®n global de los mercados al nuevo panorama pol¨ªtico espa?ol m¨¢s plural, pero el mercado espa?ol sufri¨® un cierto correctivo ayer, en el que Grecia tambi¨¦n influy¨®. Lo que est¨¢ claro es que el futuro de la econom¨ªa espa?ola se dirime a cuatro bandas que marcan ese mismo n¨²mero de partidos pol¨ªticos. Las llaves de la gobernabilidad y el grado de confrontaci¨®n pol¨ªtica resultante determinar¨¢n la capacidad de desarrollar programas. A riesgo de simplificar excesivamente, parece haber un bando no estrictamente definido pero m¨¢s o menos identificable a favor de las reformas ¡ªaunque sin consenso sobre cu¨¢les y c¨®mo desarrollarlas¡ª y otro que prioriza deshacer parte del camino reformista andado por considerarlo antisocial. Luego est¨¢ el filtro que distingue entre lo conocido y lo por conocer. No hay una regla ¨²nica (listas m¨¢s votadas, pactos a dos o a tres, gobiernos en minor¨ªa) que resuelva todos los enigmas que se abren a lo largo y ancho de la geograf¨ªa espa?ola.
La ¨²ltima batalla, la del Gobierno de Espa?a, puede inclinar la balanza hacia alguno de los dos bandos (proreforma o antireforma), aunque incluya concesiones al otro. Desde fuera (l¨¦ase Uni¨®n Europea) pueden acabar conform¨¢ndose con que la consolidaci¨®n fiscal no se nos vaya demasiado de las manos.
Hay un espacio de oportunidad en los pactos¡ pero un mundo por delante para definirlo. En materia econ¨®mica, hay cuestiones que pueden ser positivas en la pluralidad pol¨ªtica. La primera, que los programas que incluyan los acuerdos de gobernabilidad ser¨¢n probablemente m¨¢s evaluables y exigibles, habr¨¢ m¨¢s control. Por otra parte, si se cumplen las promesas realizadas, la transparencia deber¨ªa aumentar y, con ella, la disciplina sobre la corrupci¨®n. Asimismo, si se logran acuerdos, estos deber¨ªan tener m¨¢s estabilidad a largo plazo. Ser¨ªa deseable que as¨ª fuera en materias como la educaci¨®n, la investigaci¨®n o la pol¨ªtica energ¨¦tica pero esperarlo, hoy por hoy, es muy complicado.
Un Gobierno sin mayor¨ªas para un gran pacto de Estado ser¨ªa deseable pero, con los programas en mente, esto se antoja poco menos que imposible. Pueden desarrollarse pol¨ªticas econ¨®micas de muy diferente signo en distintos ¨¢mbitos territoriales, no siempre compatibles. Y con grados de sostenibilidad muy diversos tambi¨¦n. El reto democr¨¢tico es tambi¨¦n econ¨®mico.
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