Demasiados problemas para el gigante Gulliver
El crecimiento desmedido del HSBC en 75 pa¨ªses aument¨® su participaci¨®n en esc¨¢ndalos y perjudic¨® la rentabilidad del banco
El capit¨¢n Lemuel Gulliver, en sus viajes imaginarios de la famosa novela, fue llevado por el mar a mundos fantasiosos donde era un gigante entre enanos. Ahora, otro Gulliver, Stuart Gulliver, primer ejecutivo del HSBC, quiere dejar de ser un enorme banco que est¨¢ en 75 pa¨ªses con unos 89 millones de clientes para recuperar un tama?o manejable.
Hasta hace poco tiempo, HSBC alardeaba de sus dimensiones en la publicidad. Dec¨ªa que estaba en los cinco continentes, abierto las 24 horas del d¨ªa y con presencia en todos los mercados financieros relevantes.
Esta estrategia no ha hecho m¨¢s rentable al HSBC, sino todo lo contrario. Los grandes inversores (fondos de inversi¨®n, fondos de pensiones, compa?¨ªas de seguros y hedge funds) han dado un golpe en la mesa y han obligado a la entidad a acometer una nueva reducci¨®n de dimensi¨®n como no se recuerda en la banca. El capital est¨¢ muy caro, as¨ª que los que invierten en el HSBC tienen mucho poder y exigen m¨¢s rentabilidad, no m¨¢s presencia en pa¨ªses.
Hasta hace poco tiempo, el HSBC alardeaba de su tama?o. Ahora los inversores quieren rentabilidad
El banco tiene el r¨¦cord de participaci¨®n en esc¨¢ndalos (Suiza, con la lista Falciani; lavado de dinero de los narcos mexicanos; manipulaci¨®n del libor y del eur¨ªbor, venta de seguros fraudulentos en el Reino Unido, etc.), lo que demuestra que cuando se est¨¢ presente en tantos pa¨ªses es dif¨ªcil controlar a los empleados que prefieren atajos para ganar dinero f¨¢cil. Todo esto arruina la reputaci¨®n de una entidad y golpea el prestigio de sus gestores.
Despu¨¦s de la crisis financiera, la regulaci¨®n se ha multiplicado, lo que tambi¨¦n ha disparado el coste en abogados y en procedimientos legales. Resulta dif¨ªcil imaginar que alguien en HSBC pueda tener en la cabeza los problemas a los que se enfrenta el grupo por las diferentes legislaciones y supervisores con los que trabaja.
Gulliver ha decidido abandonar Turqu¨ªa y Brasil, pa¨ªses donde tienen posiciones dominantes BBVA y Santander. Sin embargo, no lo hace porque desconf¨ªe del potencial de esos pa¨ªses. HSBC tiene, otra vez, un problema de tama?o: es demasiado peque?o en Turqu¨ªa (es el banco n¨²mero 12 por activos) o demasiado grande en Brasil para dedicarse a la banca personal de clase media-alta. Y tampoco puede volcarse en la banca universal, como el Santander, porque su red no supera las 1.000 oficinas. HSBC es 3,6 veces m¨¢s peque?o que el Santander, que, como otros bancos brasile?os, han admitido que estudian la compra de la filial de HSBC. El gigante de Hong Kong se concentrar¨¢ en los pa¨ªses m¨¢s rentables, algo que hicieron hace tiempo los dos grandes bancos espa?oles.
El ¨²ltimo mensaje de Gulliver es casi el m¨¢s trascendente: estudia cambiar la sede de Londres por otra en Asia. Supone volver a los or¨ªgenes de Hong Kong, donde se fund¨® en 1865 y a¨²n emite papel moneda. La clave es por qu¨¦ cambia de casa. ?Para pagar menos impuestos? ?Busca supervisores m¨¢s laxos? ?Lo hace por el posible abandono de Europa por parte del Reino Unido? Sin duda es una decisi¨®n pol¨ªtica de gran relevancia y cuesta creer que la entidad escape del control de las autoridades norteamericanas, que son las que m¨¢s han castigado sus excesos. HSBC, siempre dirigido por escoceses, sigue el camino del Citi: olvidarse de ser globales. Gulliver no quiere ser un gigante. Ahora debe ser rentable.
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