Gastamos poco, pero podr¨ªamos gastar mejor
Nuestro nivel y composici¨®n de gasto se parecen m¨¢s al de pa¨ªses del Este europeo
En perspectiva comparada, el gasto p¨²blico en Espa?a expresado como porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) es bajo. Estamos lejos de Alemania y Francia, o de los pa¨ªses n¨®rdicos. Nuestro nivel y composici¨®n de gasto se parecen m¨¢s al de algunos pa¨ªses del Este europeo que no son precisamente los que nos vienen la cabeza como referencia a emular. La profunda recesi¨®n que caracteriz¨® el quinquenio 2009-2013 hizo descender el denominador del ratio y con ello sus valores, a pesar de los severos recortes que arrancaron en 2010. Pero esto ocurri¨® igual en muchos otros pa¨ªses, de forma que hoy seguimos claramente por debajo de la media.
Y seguiremos ah¨ª si nada cambia. De hecho, los planes del gobierno hasta 2018 son dejar estancado el gasto en t¨¦rminos absolutos, para que ratio caiga unos cinco puntos, lo que nos situar¨ªa en el grupo de cola de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea en gasto p¨²blico. Cuando el Ministro de Hacienda dice que ve margen para cumplir con los objetivos de d¨¦ficit y practicar rebajas adicionales de impuestos, orilla el hecho de que ese margen podr¨ªa utilizarse tambi¨¦n para dotar las partidas de educaci¨®n, I+D, rentas sociales o pol¨ªtica familiar, donde el diferencial de recursos con nuestros socios comunitarios se agranda. Supongo que un gobierno igualmente comprometido con la irrenunciable estabilidad presupuestaria pero con una orientaci¨®n ideol¨®gica diferente ver¨ªa las cosas de otra manera.
En todo caso, los estudios disponibles muestran que podr¨ªamos gastar mejor. En la mayor parte de las ¨¢reas podr¨ªamos obtener mejores resultados si fu¨¦semos m¨¢s eficientes. En particular, en educaci¨®n tenemos un problema para la atenci¨®n de la diversidad: para impulsar el talento y atender a los menos brillantes. En sanidad la foto sale mucho mejor: no podemos pedirle mucho m¨¢s a los recursos que invertimos. Sin duda, ganar¨ªamos colectivamente si se impusiese la cultura de la evaluaci¨®n ex-ante y ex-post. En el primer caso dejar¨ªamos de invertir en obras y ejecutar proyectos que no tienen mucho sentido. La mir¨ªada de ¡°elefantes blancos¡± que se impulsaron en la etapa del boom econ¨®mico deber¨ªa haber sido un acicate para que todos (gobierno central, auton¨®micos y locales) hubi¨¦semos avanzado con decisi¨®n en este frente. Por su parte, la evaluaci¨®n ex-post nos se?alar¨ªa los programas de gasto que deben ser abandonados o reformulados. Finalmente, en el plano de la gesti¨®n de los recursos humanos en la funci¨®n p¨²blica resta mucho por hacer. Necesitamos m¨¢s flexibilidad, m¨¢s incentivos y m¨¢s responsabilidad. Miremos a los pa¨ªses que han resuelto esto mejor que nosotros.
Santiago Lago Pe?as, director de GEN (Universidade de Vigo)
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