Perder la vivienda por un pr¨¦stamo r¨¢pido de 19.000 euros
Los pr¨¦stamos entre particulares en Espa?a se convierten en el para¨ªso de la usura
La buena suerte de Ernesto Soriano se acab¨® convirtiendo en un c¨²mulo de infortunios. En 2007, el Instituto de la Vivienda de Madrid le adjudic¨® un piso un 40% m¨¢s barato de lo que costaba en el mercado. Soriano, de 22 a?os, viv¨ªa con su abuela, de 72. Ambos acudieron al Banco Santander para pedir una hipoteca con la que poder pagar los 19.000 euros de entrada, pero la entidad se lo deneg¨® a los dos.
Su abuela vio entonces un anuncio de Punto Financiero, una empresa de pr¨¦stamos que se ofrec¨ªa a darles el dinero que podr¨ªan devolver en peque?as cuotas. Para abonarles el pr¨¦stamo les pidieron las escrituras del piso que pose¨ªa la mujer.
En la notar¨ªa, abuela y nieto recibieron un sobre con los 19.000 euros. Tambi¨¦n estaba presente el prestamista C¨¦sar Ib¨¢?ez. Pero la cantidad que firmaron haber recibido era mucho mayor: 37.000 euros y, adem¨¢s, con un recargo del 30% de intereses anuales por retraso en el pago.
Con los reveses de la crisis y abrumados por deudas que no pod¨ªan pagar, miles de familias picaron en el anzuelo. En televisi¨®n, en Internet, los anuncios de dinero f¨¢cil y r¨¢pido les llevaron directamente a determinados prestamistas. A veces eran incluso los mismos bancos que les cerraban el grifo los que les hablaban de las empresas de ¡°capital privado¡± que podr¨ªan prestarles para salir del apuro.
Al principio los prestamistas les tranquilizaban y ofrec¨ªan una cantidad hasta que consiguieran ¡°una hipoteca en un banco de primer orden¡±, con la que poder saldar todas las deudas y quedarse con una cuota mensual asumible. Pero una cosa es lo que les dec¨ªan verbalmente y otra lo que firmaban en la notar¨ªa.
La firma ante notario de la escritura y letras de cambio hac¨ªa que no sospecharan nada y que creyeran que lo prometido verbalmente era lo que figuraba en los numerosos folios, de dif¨ªcil comprensi¨®n, que firmaban tambi¨¦n sin consultar con nadie, y siempre presionados para que lo hicieran r¨¢pido con diferentes excusas. Lo habitual es que firmaran, sin darse cuenta, que hab¨ªan recibido una cantidad mucho mayor que la que realmente les daban. Esa era la comisi¨®n que se llevaban el prestamista o los intermediarios.
El pr¨¦stamo que recibieron Ernesto Soriano y su abuela acab¨® convirti¨¦ndose en una losa. Cuando quisieron darse cuenta, la situaci¨®n pas¨® a ser angustiosa porque no pod¨ªan afrontar el pago de las cuotas. ¡°Un d¨ªa lleg¨® la empleada de Punto Financiero con un empleado de Bancaja para que firmase un cr¨¦dito de 85.000 euros a riesgo de perder la vivienda. Me compromet¨ª a pagar 450 euros al mes hasta 2038. En 2011 me qued¨¦ sin trabajo y no pod¨ªa pagar. Le iban a quitar la casa a mi abuela y tuve que refinanciarlo con Bankia (que hab¨ªa absorbido a Bancaja). Hasta 2060 tengo que pagar 261 euros al mes cuando ya llevo devueltos m¨¢s de 40.000 euros. En resumen, recib¨ª 19.000 euros pero estoy pagando un cr¨¦dito de 85.000 euros que no he visto en mi vida. Pagar esa cuota supone, entre otras cosas, que no puedo tener hijos porque no podr¨ªa mantenerlos¡±.
Todo eso sigue ocurriendo. Los prestamistas hacen dos cosas. Por un lado pedirles como garant¨ªa alg¨²n inmueble, habitualmente su vivienda o la de sus padres, y, despu¨¦s, darles un pr¨¦stamo a un tipo de inter¨¦s tan desorbitado, sobre todo en caso de que se retrasen en la fecha de pago, y por un periodo de tiempo tan corto, que se aseguran de que nunca lo podr¨¢n pagar.
En el despacho de los mismos notarios van, una tras otra, v¨ªctimas que en ocasiones solo necesitan una peque?a cantidad, como en el caso de Ernesto Soriano. ?l, de momento, no ha perdido la vivienda pero otros muchos s¨ª, y en alg¨²n caso por un pr¨¦stamo de solo 10.000 euros.
En Espa?a, el de determinados prestamistas es un enriquecimiento r¨¢pido, a la vista de todos y con toda impunidad. Se puede ver en los medios de comunicaci¨®n y lo vive a diario el abogado del bufete Alberche, Carlos J. Gal¨¢n, que colabora, entre otras, con la Asociaci¨®n Stop Estafadores que preside Juan Puche.
Tenazmente, desde su blog en Internet, Puche denuncia a un prestamista muy conocido que acumula inmueble tras inmueble ¡ªdetecta unos 4.000 registrados en su entorno¡ª a cambio de prestar peque?as cantidades.
¡°?Por qu¨¦ si son tramas organizadas no prosperan las denuncias en la v¨ªa penal?¡±, se pregunta otro afectado, Antonio Garrido, que vive con la angustia de que su madre pierda la casa. ¡°Es muy dif¨ªcil probar los hechos cuando se enfrenta la denuncia de una v¨ªctima cualquiera con la palabra del notario¡±, aclara Gal¨¢n.
El registrador Rafael Arn¨¢iz explica que si se presta con usura, se puede declarar nula esa cl¨¢usula en la v¨ªa civil: el prestamista devuelve lo prestado m¨¢s intereses, si le pillan y no hay m¨¢s sanci¨®n. ¡°Lo dif¨ªcil es demostrar que no entreg¨® la cantidad que consta en la escritura y que ha habido falsedad de documento p¨²blico. Apenas se interponen querellas criminales¡±, dice.
El agujero por el que se cuela la usura
La ley 2/2009 se hizo para tratar de proteger a los consumidores en los pr¨¦stamos concedidos por personas o entidades que no fueran bancos. Pero algunos prestamistas han sabido encontrar un agujero en esa norma.
La ley establece, para quien preste dinero con car¨¢cter profesional, requisitos similares a los de la banca, como los de inscribirse en un registro de consumo, fianza, informaci¨®n previa y oferta vinculante. Notarios y registradores son los encargados de comprobar que todas esas garant¨ªas se han cumplido. El agujero por el que se cuelan algunos es el de hacerse pasar por un particular que presta a otro como si fueran socios o amigos. En ese caso, no tienen que cumplir ning¨²n requisito.
El registrador Rafael Arn¨¢iz propone modificar la ley de 2009 para exigir m¨¢s transparencia previa, y que se endurezcan las consecuencias civiles y penales cuando haya usura o estafa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.