Alemania manda, pero menos
La eurozona revolc¨® a Berl¨ªn en cinco logros clave desde 2010
El choque de trenes Grecia-Eurogrupo ha reverdecido la literatura contra el diktat alem¨¢n en la Uni¨®n Europea. Sobre todo por el ignominioso intento del ministro de Hacienda, Wolfgang Sch?uble, de echar del euro a los griegos a cajas destempladas.
Esa obscenidad ha recordado la cr¨ªtica del gran Ulrich Beck contra la austeridad a rajatabla ¡°dictada¡± a Europa por Berl¨ªn, porque ¡°equivale a un abandono bajo mano de la norma de participaci¨®n igualitaria y su progresiva sustituci¨®n por formas de dependencia jer¨¢rquica¡± en la UE (Una Europa alemana. Paid¨®s; Barcelona, 2012).
La tesis b¨¢sica de Beck aguanta. Pero no es un catecismo, requiere matices. Alemania influye decisivamente en la pol¨ªtica econ¨®mica. Pero no impera, le dan revolcones: el 12 de julio, el Consejo Europeo rechaz¨® la propuesta schaubliana de Grexit incluida (?verg¨¹enza!) en las Conclusiones del Eurogrupo, como corchete [falta de consenso], gracias al plante de Francia e Italia.
Ateng¨¢monos a los hechos y no a los prejuicios perezosos. A saber: Alemania ¡ªel Bundesbank, su intelectualidad y/o su Gobierno¡ª han cosechado sendos fracasos en cinco logros clave de la eurozona desde mayo de 2010. Uno: Berl¨ªn se opuso a crear el primer fondo de rescate provisional alegando que el art¨ªculo 123 del Tratado lo prohib¨ªa; luego cedi¨® para salvar el euro; despu¨¦s, 37.000 extremistas alemanes pleitearon contra el segundo fondo, el definitivo Mecanismo de Estabilizaci¨®n, pero el TC alem¨¢n les vapule¨®.
Dos: la misma gente, esta vez incluido el Bundesbank, recurri¨® las operaciones OMT de compra de deuda decidida por el BCE en verano de 2012 (para Espa?a e Italia), pero el Tribunal de la UE les enmend¨® la plana; tambi¨¦n se opusieron por tierra, mar y aire a la salv¨ªfica expansi¨®n cuantitativa (quantitative easing) decretada por Mario Draghi: fracasaron. Tres: Berl¨ªn trat¨® de impedir la pr¨®rroga concedida (2012) por la Comisi¨®n a Espa?a para alcanzar el d¨¦ficit comprometido, y recel¨® de similar flexibilidad para Francia e Italia (2015): sin ¨¦xito. Cuatro: el Bundesbank se opuso a la supervisi¨®n bancaria europea a cargo del BCE (logr¨® solo matizarla), y el Parlamento Europeo mejor¨® (2014) el proyecto de Uni¨®n Bancaria (m¨¢s rapidez, fondos m¨¢s cuantiosos) contra la amenaza de Sch?uble de dejarlo decaer si se retocaba su esquema.
Y cinco: tambi¨¦n modific¨® el proyecto presupuestario septenal (2014-2020) de la Uni¨®n, dot¨¢ndole de flexibilidad (intra y entre partidas, y con revisi¨®n a medio septenato), contra el enroque total del Consejo Europeo capitaneado por Berl¨ªn.
La integraci¨®n europea cristaliza al mismo tiempo gracias a Alemania y pese a Alemania. De haber sido por su banco central, no habr¨ªa nacido el sistema monetario europeo, Alemania no se habr¨ªa unificado y el euro no existir¨ªa. El Bundesbank milit¨® contra todo ello. ?Diktat? Quiz¨¢, pero menos.
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