La animada soledad del br¨®ker nocturno
Las operaciones de madrugada se acent¨²an en una semana agitada por la Bolsa china
El sonido del tel¨¦fono rompe la quietud de la sala donde el br¨®ker Miguel Castresana observa el movimiento de las cotizaciones a trav¨¦s de un terminal Bloomberg, una de las 16 pantallas encendidas que le acompa?an. ¡°?Me dice su c¨®digo de Bolsa, por favor?¡±, responde con amabilidad.
Esta semana ha vivido la agitaci¨®n derivada del desplome de la Bolsa china, uno de los peores de los ¨²ltimos a?os con una ca¨ªda del 10% de su principal ¨ªndice, el Shanghai Composite. Pese a que el mercado burs¨¢til chino est¨¢ pr¨¢cticamente cerrado a los inversores particulares extranjeros, su repercusi¨®n en el resto de plazas es cada vez mayor. ¡°Ha habido m¨¢s llamadas que nunca para preguntar por China y la principal duda que nos plantean es si afectar¨¢ a Estados Unidos o Europa¡±, explica el br¨®ker, habituado a operar en mercados asi¨¢ticos como Jap¨®n, Hong Kong, Australia y Corea del Sur.
Crisis griega al tel¨¦fono
Casi 20 llamadas en apenas media hora. Ese fue el panorama que se encontr¨® el br¨®ker ?lvaro Herrador la noche en que Alexis Tsipras convoc¨® el refer¨¦ndum sobre las condiciones del rescate griego. ¡°Tuve que dejar varias llamadas en espera y la gente se enfadaba. No me pill¨® por sorpresa porque ya viv¨ª el corralito de Chipre¡±, comenta. En medio de la tormenta, no todos los inversores se decantaban por las ventas. ¡°Algunos compraban aprovechando la ca¨ªda esperando una recuperaci¨®n, todo depend¨ªa de lo que cada inversor creyera que iba a ocurrir¡±, se?ala. La larga negociaci¨®n entre la Uni¨®n Europea y Grecia provoc¨® episodios similares en otras ocasiones. ¡°Han sido los momentos de mayor presi¨®n desde que comenc¨¦ a operar¡± comenta Herrador.
Pasan diez minutos de la medianoche y en la sede madrile?a del banco Renta 4, ocupada durante el d¨ªa por m¨¢s de un centenar de empleados, Castresana, de 34 a?os, solo comparte espacio y madrugada con el guardia de seguridad de la planta baja.
Entre decenas de sillas vac¨ªas, recibe llamadas y ejecuta ¨®rdenes mientras hace peque?as pausas para comer. Los horarios van rotando: este mes cubre el turno de diez de la noche a tres de la ma?ana, y es uno de los pocos br¨®kers que en Espa?a atiende clientes telef¨®nicamente durante la noche, la ¨²nica forma de comprar o vender dado que el sistema inform¨¢tico que de d¨ªa recibe cientos de ¨®rdenes no est¨¢ operativo en ese horario.
La gran mayor¨ªa de entidades permite a sus clientes invertir hasta el cierre del mercado estadounidense a las diez de la noche, pero m¨¢s all¨¢ de esa hora el dinero de inversores de todo el mundo sigue fluyendo hacia mercados de divisas, futuros, materias primas o Asia. Esos son los campos de actuaci¨®n de Castresana, que sin la obligaci¨®n de llevar traje, vigente solo de d¨ªa, cuando un cliente puede aparecer en cualquier momento, aguarda junto al tel¨¦fono portando vaqueros, camisa blanca y Converse.
Cree que las operaciones nocturnas ganar¨¢n terreno: ¡°Si esperas a las ocho de la ma?ana para operar, a lo mejor a esa hora algo que ahora vale diez pasa a valer ocho¡±, afirma. Entre sus lecturas habituales hay obras relacionadas con los mercados como El p¨®ker del mentiroso o El lobo de Wall Street, y percibe desconocimiento sobre su profesi¨®n. ¡°Hay desinformaci¨®n. Siempre habr¨¢ gente poco ¨¦tica, pero con la que trato no lo veo¡±, defiende.
Los salarios de gran parte de ellos tampoco coinciden con el elevado nivel de vida que se les atribuye: ¡°No recibo ning¨²n bonus, y un br¨®ker que empieza en Espa?a suele ganar menos de 20.000 euros anuales¡±, se?ala.
La voz de analistas e invitados de la cadena norteamericana de informaci¨®n financiera CNBC evita que el silencio sea total en la sala. El n¨²mero de llamadas es bajo, apenas una o dos cada hora, y no todas piden comprar o vender, algunos solo quieren consultar la evoluci¨®n del euro o el comportamiento de los futuros del Standard & Poor's 500, uno de los ¨ªndices m¨¢s demandados. Tambi¨¦n se pueden comprar materias primas como oro, plata, trigo, az¨²car o petr¨®leo.
Lo avanzado de la hora favorece situaciones poco usuales, como la del polic¨ªa que pregunt¨® al br¨®ker qu¨¦ hac¨ªa asomado a la ventana del edificio, vac¨ªo, a altas horas de la madrugada, y ayuda a establecer complicidad con el cliente. ¡°Una noche llam¨® uno que se hab¨ªa desvelado y mientras planchaba aprovech¨® para operar en la Bolsa japonesa¡±, recuerda Castresana.
Inter¨¦s inversor por China
A las tres de la madrugada llega el relevo. ?lvaro Herrador, de 31 a?os, ha despertado hace una hora de la siesta nocturna que le ayuda a aguantar hasta el final de su turno, que acaba a las ocho. Su compa?ero Miguel Castresana se marcha a la casa que comparte con sus padres, con los que vive por comodidad y ahorro, a intentar conciliar el sue?o: ¡°Es cuesti¨®n de que el cuerpo se adapte, al principio tomaba dormidina porque me costaba descansar m¨¢s de cuatro horas¡±, cuenta.
Tras un breve cambio de impresiones, Herrador toma el mando de la sala. Considera que los mercados ejercen una funci¨®n ¨²til: ¡°Ponen en contacto a una persona de China con otra de Estados Unidos para llegar a un acuerdo donde todos salen beneficiados¡±, afirma. En sus conversaciones con inversores detecta, adem¨¢s de preocupaci¨®n por la situaci¨®n China, inter¨¦s por la Bolsa del pa¨ªs asi¨¢tico. ¡°Los clientes nos lo preguntan mucho. Cuando se abran habr¨¢ demanda¡±, vaticina. Por delante le esperan cinco horas entre gr¨¢ficos, ¨ªndices y llamadas. El dinero fluye mientras la ciudad duerme.
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