El Eurogrupo es un fantasma
Varoufakis advierte con raz¨®n de que el ente carece de reglas
El brillante profesor y malhadado ex-ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, acaba de escribir una cr¨ªtica brillante, demoledora y ambivalente (cal, y arena) sobre la eurozona. Viene a cuento porque pasado ma?ana el Eurogrupo reemprende sus tareas ¡ªatenci¨®n, con la Tasa Tobin en la agenda¡ª, tras los acuerdos sobre Grecia del verano y porque hay que ir dando cuerpo al informe de los cinco presidentes, que es el documento estrat¨¦gico anual de la Uni¨®n.
Sostiene Varoufakis que ¡°la direcci¨®n de la mayor econom¨ªa del mundo, la eurozona, depende de un organismo sin reglas procedimentales escritas, cuyos debates sobre asuntos cruciales son confidenciales ¡ªy no quedan registrados en actas¡ª y que no responde ante ning¨²n ¨®rgano electo, ni siquiera al Parlamento Europeo¡± (Democratizing the eurozone, Project Syndicate, 1/9/2015). ?Un fantasma!
El temperamental ensayista comete de entrada un error de bulto. La direcci¨®n de la eurozona no recae formalmente en el Eurogupo. Este es un organismo informal que re¨²ne a los ecofines, los 19 ministros de econom¨ªa y finanzas del euro.
Antes del Tratado de Lisboa era una mera reuni¨®n de club. Desde entonces se dot¨® al menos de cierto grado de institucionalizaci¨®n, al elegir presidente para un mandato de dos a?os y medio, cargo que ostent¨® el actual mandatario de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, por tres per¨ªodos. Tras cada encuentro emite una ¡°Declaraci¨®n¡±, pero no un ¡°Acuerdo¡± o ¡°Conclusiones¡±. ?Vinculan esas declaraciones?
No, salvo si los afectados as¨ª lo asumen; si el Ecofin (los 28 ecofines) las hace suyas; o si las endosa el Consejo Europeo (la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno): ambas son instituciones formales, con capacidad de mandato dentro de sus ¨¢mbitos. Un ejemplo: la declaraci¨®n del Eurogrupo del 12 de julio de este a?o inclu¨ªa entre corchetes (no como propuesta, sino como mera hip¨®tesis no votada) la salida temporal de Grecia de la eurozona. El Consejo Europeo la desech¨®.
Dicho eso, acierta de pleno el profesor radical en que resulta una verg¨¹enza que ese organismo ¡ªaunque no dirimente, s¨ª extraordinariamente influyente¡ª, carezca de una completa arquitectura institucional, definici¨®n exacta de funciones y sometimiento espec¨ªfico a un control democr¨¢tico parlamentario.
Antes que el rompedor texto de Varoufakis, una pl¨¦yade de informes oficiales y de think tanks han propuesto, en lenguaje m¨¢s t¨¦cnico, que la Eurozona se convierta en el grupo de la primera velocidad de la Uni¨®n, pues no todos quieren (Reino Unido) o pueden (muchos del Este) coger la directa, con lo que ralentizan al convoy.
El Eurogrupo ser¨ªa en esa tesitura el Consejo (de ministros) oficial de los pa¨ªses del euro, que acelerar¨ªa la integraci¨®n econ¨®mica y monetaria, dispondr¨ªa de capacidades fiscales (presupuestarias) y podr¨ªa as¨ª establecer y financiar nuevas competencias comunes.
El informe de los cinco presidentes (Realizar la uni¨®n econ¨®mica y monetaria europea, disponible en la web de la Comisi¨®n) propugna, cauteloso y para el largo plazo (a partir de 2017) crear ¡°una funci¨®n de estabilizaci¨®n presupuestaria para la zona del euro¡±.
La ¡ªm¨¢s aguerrida¡ª contribuci¨®n del Gobierno espa?ol defiende una ambiciosa ¡°uni¨®n fiscal¡± que ¡°transfiera la soberan¨ªa a la Uni¨®n sobre las pol¨ªticas de gasto e ingreso, un presupuesto com¨²n para la eurozona e instrumentos comunes de deuda¡± (Un excelente plan espa?ol para la UE, EL PAIS, 27 de mayo).
La propuesta socialista de resoluci¨®n al Congreso espa?ol (abruptamente desechada por la mayor¨ªa popular el 18 de agosto) reivindicaba estructurar la eurozona convirtiendo al Eurogrupo en su c¨²pula, dot¨¢ndolo de un presidente que ser¨ªa ¡°un ministro de Econom¨ªa del Euro con poderes reforzados¡± y absorber¨ªa las competencias del comisario del ramo.
Eso s¨ª, controlado por una comisi¨®n espec¨ªfica de la Euroc¨¢mara compuesta por los eurodiputados de los 18 Estados miembros del euro (web del Congreso). Esa idea (y la de una l¨ªnea del presupuesto com¨²n) vuela m¨¢s que la de un Parlamento (y presupuesto) espec¨ªfico para los euristas, porque todos los socios de la UE (salvo Reino Unido) est¨¢n comprometidos a integrarse en la moneda ¨²nica.
Y el borrador de informe de Estrasburgo (diputados Bresso, Brok y Verhofstadt) a?ade a esas ideas la creaci¨®n de un Tesoro europeo y de una Oficina Presupuestaria del Parlamento, seg¨²n la pauta de Washington, as¨ª como otorgar al presidente del Eurogrupo la representaci¨®n unificada exterior del euro. Como se advierte, adem¨¢s de las cr¨ªticas hay trabajos en marcha.
Pero tambi¨¦n muchas preguntas de compleja respuesta. ?C¨®mo evitar interferencias entre la l¨ªnea presupuestaria-euro y el resto? ?C¨®mo aprobar una y las otras, internalizando competencias y costes?, ?hacia qu¨¦ ¨¢mbitos dirigir la capacidad fiscal de gasto?, ?el seguro de desempleo europeo, una nueva pol¨ªtica de mayor cohesi¨®n...? Al cabo, el reto es: ?c¨®mo cohonestar m¨¢s Europa con mejor Europa?
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