Los fiascos del ¡®Made in Germany¡¯
El fraude de Volkswagen se suma a otros esc¨¢ndalos de la banca y la industria alemana que minan la credibilidad empresarial
La venerada imagen que tiene Alemania de ser un pa¨ªs eficiente y puntual y cuyo emblem¨¢tico sello de exportaci¨®n Made in Germany es aceptado en todo el planeta como garant¨ªa de calidad, sufri¨® un duro golpe el fin de semana pasado a causa de una saga digna de un filme de villanos que se creen muy astutos. Volkswagen, una de las joyas m¨¢s preciadas de la gran industria alemana y que da empleo directo a unas 600.000 personas en todo el mundo, se vio obligado a admitir que hab¨ªa enga?ado a las autoridades medioambientales estadounidenses al instalar un refinado software que le permit¨ªa trucar las emisiones de gases t¨®xicos en varios modelos con motores di¨¦sel.
El esc¨¢ndalo, de consecuencias a¨²n por definir, ya le cost¨® el cargo al presidente de la junta ejecutiva del grupo, el venerado Martin Winterkorn, y amenaza con dejar sin trabajo a varios otros altos ejecutivos. Peor a¨²n, el enga?o dej¨® al desnudo que en la planta noble del consorcio, que tiene su sede en Wolfsburgo, se aprobaron estrategias con el objetivo de violar las reglamentaciones europeas y las r¨ªgidas leyes medioambientales en Estados Unidos, medidas fraudulentas para facilitar la venta de estos autom¨®viles en un mercado reacio a los motores di¨¦sel.
El precio que deber¨¢ pagar Volkswagen por el enga?o aun se desconoce, pero el esc¨¢ndalo revivi¨® un aspecto poco conocido de la primera potencia econ¨®mica de Europa. ?Es Alemania un pa¨ªs corrupto y los ejecutivos forman una familia sin escr¨²pulos donde impera el lucro por encima de la honestidad? El interrogante no es gratuito y este aspecto poco conocido del pa¨ªs ha merecido en el pasado varias portadas de los medios m¨¢s importantes, cuando se hicieron eco, o descubrieron, varios esc¨¢ndalos de corrupci¨®n protagonizados por firmas tan emblem¨¢ticas como Siemens, por bancos como el Deutsche Bank y el Commerzbank y tambi¨¦n por las familias pol¨ªticas y los sindicatos.
En 1982, el pa¨ªs se qued¨® sin aliento cuando la revista Der Spiegel descubri¨® que Friedrich Karl Flick, due?o del imperio privado m¨¢s grande del pa¨ªs, hab¨ªa repartido decenas de millones de marcos entre los cuatro partidos pol¨ªticos que ten¨ªan representaci¨®n en el Bundestag, el SPD, la CDU, la CSU de Baviera y el peque?o partido Liberal (FDP), para obtener una exenci¨®n fiscal para la venta de un paquete de acciones de Daimler Benz, valorado en 2.000 millones de marcos. ¡°No puedo recordar nada sobre ese acontecimiento¡±, dijo Helmut Kohl ante una comisi¨®n parlamentaria que lo interrog¨® en 1984, una declaraci¨®n que lo convirti¨® en el protagonista del primer ¡®apag¨®n¡¯ de la pol¨ªtica alemana. Su partido, la CDU, hab¨ªa recibido m¨¢s de 16 millones de marcos.
Casos sonados
- Siemens. En 2008, la empresa Siemens tuvo que pagar una multa de unos 1.000 millones de d¨®lares por m¨¢s de 400 casos de pagos de sobornos en todo el mundo.
- MAN. El fabricante de veh¨ªculos, filial de Volkswagen, pag¨® en 2007 una multa de 150 millones de euros por pagar sobornos en Europa, ?frica y Asia para vender camiones y autobuses.
- Deutsche Bank. El banco fue multado este a?o con 2.500 millones de d¨®lares por manipular los tipos de inter¨¦s que se aplican a los pr¨¦stamos entre
- Commerzbank. La entidad pag¨® 1.450 millones de d¨®lares por transacciones con pa¨ªses bajo embargo.
La gran industria alemana se benefici¨® hasta 1998 de un interesado vac¨ªo legal que le permiti¨® pagar sobornos en medio planeta y desgravar de impuestos el dinero utilizado para obtener contratos. Este sistema permiti¨® a Siemens, otra joya de la gran industria germana, expandirse con rapidez por los mercados en v¨ªas de desarrollo. En Espa?a, la empresa pag¨® comisiones millonarias y termin¨® creando una ¡°caja negra¡± para seguir pagando sobornos despu¨¦s de que el Gobierno alem¨¢n tomara medidas para frenar estas pr¨¢cticas.
En 2008, la empresa Siemens fue obligado a pagar una multa de unos 1.000 millones de d¨®lares tras haber sido hallada culpable de haber cometido por m¨¢s de 400 casos de soborno en casi todo el mundo. Un a?o m¨¢s tarde otra empresa alemana, el fabricante de veh¨ªculos pesados MAN, actualmente filial de Volkswagen, fue condenada a pagar una multa de 150 millones de euros despu¨¦s de demostrarse en los tribunales que hab¨ªa pagado sobornos en Europa, ?frica y Asia para vender camiones y autobuses.
La gran banca tampoco es ajena al s¨ªndrome de la corrupci¨®n en Alemania. En junio pasado, los dos presidentes del Deutsche Bank, la principal instituci¨®n financiera, se vieron obligados a renunciar despu¨¦s de soportar un aluvi¨®n de cr¨ªticas por un pecado cometido por la instituci¨®n. El banco hab¨ªa sufrido una importante derrota legal ante los supervisores de Estados Unidos y Gran Breta?a que le obligaron a pagar una multa de 2.500 millones de d¨®lares por haber manipulado durante cuatro a?os el precio del Libor, el Euribor y el Tibor, los tipos de inter¨¦s que se aplican en Europa a los pr¨¦stamos entre bancos.
Un mes antes, el Commerzbank hab¨ªa aceptado pagar una multa de 1.450 millones de d¨®lares a las autoridades estadounidenses, tras reconocer que hab¨ªa realizado operaciones comerciales con dos pa¨ªses embargados, Ir¨¢n y Sud¨¢n. La picaresca alemana no es nueva y varios expertos creen que la afici¨®n por el soborno, el enga?o y las trampas, naci¨® en 1949, cuando en el reci¨¦n creado Bundestag se deb¨ªa votar la capital provisional del pa¨ªs ¡ªBonn o Fr¨¢ncfort¡ª. Varios parlamentarios recibieron la suma de 20.000 marcos para inclinar la decisi¨®n a favor de Bonn, la ciudad elegida por Konrad Adenauer.
La corrupci¨®n empresarial en Alemania tambi¨¦n puso fin a la exitosa carrera pol¨ªtica de varios importantes dirigentes alemanes y a uno de los m¨¢s importantes l¨ªderes sindicales del pa¨ªs. En 1983, el ministro presidente del Estado libre de Baviera, Max Streibl, se vio obligado a renunciar cuando admiti¨® que ten¨ªa muchos amigos en el mundo (la palabra ¡°amigos¡± la pronunci¨® en espa?ol). Uno de los amigos era Burkhardt Grob, un rico empresario que lo hab¨ªa invitado a pasar esplendidas vacaciones en Brasil. Como agradecimiento, el pol¨ªtico b¨¢varo autoriz¨® varios encargos multimillonarios para el empresario ¡°amigo¡±.
Ese mismo a?o le toc¨® el turno a Franz Steink¨¹hler, el entonces presidente de sindicato IG Metall, el m¨¢s grande y rico del mundo. El sindicalista y militante del SPD utiliz¨® informaci¨®n privilegiada para especular en la Bolsa de Fr¨¢ncfort. Gracias a su condici¨®n de miembro del Consejo de Vigilancia de Daimler Benz, Steink¨¹hler se enter¨® con varios d¨ªas de anticipaci¨®n de la fusi¨®n de Mercedes AG Holding con Mercedes Benz y compr¨® acciones por valor de un mill¨®n de marcos que le dej¨® un una jugosa ganancia, pero le cost¨® el cargo.
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