Corregir la maldici¨®n
El ejercicio econ¨®mico 2015 ser¨¢ m¨¢s d¨¦bil que 2014 y el a?o pr¨®ximo de nuevo asistiremos a una p¨¢lida aceleraci¨®n que ni aclarar¨¢ ni resolver¨¢ nada
Lo que antes del verano no pasaba de suposici¨®n o p¨¢lpito, hoy es casi una evidencia. La econom¨ªa mundial empieza a sufrir las primeras consecuencias de la crisis china ¡ªa la que, por cierto, las autoridades de Pek¨ªn no saben o no pueden poner remedio¡ª y teme las consecuencias de una subida de tipos en Estados Unidos. La posici¨®n es extremadamente delicada, pero no tiene su origen ni en Pekin ni en Washington; procede de la debilidad extrema de la recuperaci¨®n econ¨®mica mundial que, a falta de recursos mejores, se ha fundado precisamente en el impulso de las econom¨ªas emergentes ¡ªfavorecidas a su vez por la pol¨ªtica monetaria de la Reserva Federal¡ª y los modestos crecimientos del comercio mundial. En la fatigosa reanimaci¨®n del crecimiento global no cabe buscar factores m¨¢s s¨®lidos (crecimiento de la productividad, demanda pujante, prosperidad en suma) y el resultado ya lo ha adelantado el Fondo Monetario Internacional: el ejercicio econ¨®mico 2015 ser¨¢ m¨¢s d¨¦bil que 2014 y el a?o pr¨®ximo de nuevo asistiremos a una p¨¢lida aceleraci¨®n que ni aclarar¨¢ ni resolver¨¢ nada. El PIB mundial ha entrado en un c¨ªrculo cerrado y an¨¦mico: la desaceleraci¨®n china frena el comercio mundial, el cambio de pol¨ªtica monetaria en Estados Unidos retrae el flujo de inversiones, ambos factores inquietan a los mercados de valores y la zozobra burs¨¢til, de vuelta sobre la econom¨ªa real, pesa como una losa sobre el crecimiento.
Tampoco es una novedad que la ruptura de la precaria y escu¨¢lida recuperaci¨®n tenga un efecto demoledor sobre las econom¨ªas de los pa¨ªses emergentes; ni que la geograf¨ªa de los da?os se concentre en Am¨¦rica Latina. Los riesgos de una desaceleraci¨®n brusca, incluso de un par¨®n, en Brasil y M¨¦xico son elevados. En Venezuela, intensamente golpeada por la ca¨ªda del precio del petr¨®leo, m¨¢s que un riesgo es un hecho. Pero el peso econ¨®mico de Brasil y M¨¦xico pone en riesgo la situaci¨®n del subcontinente. Es cierto que no todas las ¨¢reas econ¨®micas de Latinoam¨¦rica van a recibir el impacto de la desaceleraci¨®n con la misma intensidad. Los pa¨ªses de Mercosur sufrir¨¢n m¨¢s que los del borde Atl¨¢ntico; pero el problema, en t¨¦rminos globales, sigue siendo que la desaceleraci¨®n se traducir¨¢ en ajustes presupuestarios inmediatos y una ca¨ªda de las decisiones de inversi¨®n ¡ªel dinero para invertir comienza a olvidarse de los emergentes¡ª en la zona. Es decir, deterioro del bienestar, menos empleo y ca¨ªda de las expectativas de recuperaci¨®n.
El debate sobre si esta desaceleraci¨®n es coyuntural o estructural tiene inter¨¦s narrativo y gancho dram¨¢tico, pero en t¨¦rminos estrictamente econ¨®micos es irrelevante. Por m¨¢s fino que se quiera hilar, el hecho de que los espasmos de desaceleraci¨®n mundial ¡ªa los que contribuye la debilidad de la eurozona¡ª da?en sistem¨¢ticamente a las econom¨ªas de Am¨¦rica Latina indica que los factores de debilidad son estructurales. Mientras no se corrijan, Latinoam¨¦rica vivir¨¢ permanentemente el ritornelo de ser la primera regi¨®n en sufrir los impactos de una presi¨®n recesiva global y la que con m¨¢s intensidad los sufre. Es dif¨ªcil precisar en cada pa¨ªs cual es el grado de debilidad estructural que ha de ser corregido r¨¢pidamente, pero no es aventurado se?alar tres importantes. La primera correcci¨®n es diversificar las econom¨ªas que dependen de un solo producto para sostener su riqueza; es, por ejemplo, el caso de Venezuela y el petr¨®leo. S¨®lo es posible hacerlo con inversi¨®n selectiva y en periodos de prosperidad. La segunda es imponer una estructura fiscal s¨®lida, seg¨²n la cual todos (personas y empresas) paguen impuestos en funci¨®n de su renta. La tercera es promover reformas administrativas que limiten la corrupci¨®n. No hay maldiciones, sino deficientes estructuras de pa¨ªs.
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