Primero, la reforma laboral
Las promesas electorales forman parte del contrato de los partidos con los ciudadanos
¡°Lo primero que har¨¦ como presidente ser¨¢ derogar la reforma laboral¡±. Palabra de honor de Pedro S¨¢nchez, secretario general del PSOE, para el caso de que acceda a La Moncloa tras las elecciones de diciembre. Promesa electoral fuerte por la que seguramente arrancar¨¢ bastantes votos. Han sido declaraciones rotundas, reiteradas, sin equ¨ªvocos ni fisuras por las que escaparse, sin reserva mental alguna. La hemeroteca es pr¨®diga.
Es una idea fuerza de las que comprometen al que la hace. Lo que sucede es que no es el ¨²nico compromiso solemne adquirido por el l¨ªder socialista. Una de las ¨²ltimas veces que habl¨® del mercado de trabajo, declar¨® textualmente: ¡°Lo primero que har¨¦ como presidente ser¨¢ derogar la reforma laboral, aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores, publicar la lista de amnistiados fiscalmente por el PP y recuperar la universalidad de nuestro sistema de salud¡±. Casi nada para una primera tacada. Por ejemplo, para los cien primeros d¨ªas de gobierno. A la misma categor¨ªa pertenecen, al menos, dos derogaciones m¨¢s: la de la ley mordaza (Ley de Seguridad Ciudadana) y la de la educaci¨®n (Ley Org¨¢nica para la Mejora de la Calidad Educativa).
Respecto de la primera, S¨¢nchez ha dicho: ¡°No necesitamos una ley para multar a los afectados de las preferentes que reclamen atenci¨®n ante una sucursal bancaria o a quienes participan en las plataformas contra los desahucios de familias y personas vulnerables¡±. Y en cuanto a la LOMCE: ¡°Este ser¨¢ el ¨²ltimo curso con una ley educativa de partido y no de Estado¡±. Cosas parecidas se podr¨ªan reproducir sobre el sector energ¨¦tico. Mientras llega el momento de conocer el programa electoral socialista, se supone que las tres derogaciones citadas formar¨¢n parte del mismo, al menos con la misma intensidad que otras sobre los impuestos, las pensiones o la reforma de la Constituci¨®n.
Las promesas electorales suelen ser parte esencial de las esperanzas y las frustraciones de quienes aspiran a que las democracias cumplan con aquello que escribi¨® Schumpeter: ¡°Los electorados normalmente no controlan a sus dirigentes pol¨ªticos m¨¢s que neg¨¢ndose a reelegirlos¡±. Despu¨¦s de la desafecci¨®n que ha producido la violaci¨®n sistem¨¢tica por parte de los Gobiernos de Rajoy del programa electoral con el que el PP gan¨® en 2011, ser¨ªa temible que los socialistas volvieran a sustituir las ideas por palabras y que aplicasen un reformismo sin reformas.
El soci¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall ha estudiado el efecto de las promesas electorales en los resultados electorales (Las promesas pol¨ªticas, Galaxia Gutenberg). Aunque sostiene que se juzga m¨¢s las actuaciones pasadas que las promesas futuras, da tambi¨¦n gran significaci¨®n a ¨¦stas. Los ciudadanos se preguntan si su incumplimiento ha ocurrido porque los pol¨ªticos se dieron cuenta a tiempo de que estaban mal formuladas y hab¨ªa que corregirlas en atenci¨®n al inter¨¦s general (aunque la rectificaci¨®n tuviese un precio en votos), o si prometieron en sus campa?as pol¨ªticas populares cuya ineficacia conoc¨ªan, con la intenci¨®n de renunciar a ellas una vez en el poder para adoptar otras m¨¢s eficientes.
Habr¨¢ que estar atentos para ver si S¨¢nchez sigue insistiendo en las derogaciones planteadas o echa paladas de tierra sobre las mismas, conforme llega la fecha de votar.
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