?Es el modelo franc¨¦s una excepci¨®n?
Francia es superior en poder pol¨ªtico, pero inferior en peso econ¨®mico
El debate actual en el mundo est¨¢ m¨¢s centrado que nunca en la econom¨ªa francesa y el an¨¢lisis sobre el tama?o y control del Estado en una democracia capitalista. Para las personas de izquierdas, los generosos beneficios sociales de Francia y sus fuertes sindicatos ofrecen una f¨®rmula para un Estado de bienestar dadivoso. Para los ciudadanos de derechas, el obeso e intrusivo gobierno franc¨¦s solo facilita un proyecto de decadencia duradero. Por el momento, la derecha parece tener la raz¨®n.
La econom¨ªa francesa estuvo alguna vez a la par de la econom¨ªa alemana; pero Francia se ha rezagado en la ¨²ltima d¨¦cada y ahora su PIB per c¨¢pita es un 10% inferior. Francia es superior en poder pol¨ªtico, pero es inferior en cuanto a su peso econ¨®mico.
Siempre que alguien propone convertir la eurozona en una uni¨®n de transferencias (transfer union), como sugiri¨® hace poco el ministro franc¨¦s de Econom¨ªa, Emmanuel Macron, la suposici¨®n es que Alemania se har¨¢ cargo de todo el mundo. Sin embargo, ?por qu¨¦ solo Alemania tendr¨ªa dicha responsabilidad? La econom¨ªa de Francia es de casi tres cuartas partes del tama?o de la de Alemania. Persuadir a los alemanes de que los franceses pueden y quieren contribuir con su parte crear¨ªa el marco para garantizar los compromisos necesarios que ahora parecen imposibles.
Por el momento, pocos tienen confianza en el futuro econ¨®mico de Francia. La buena noticia es que Francia no es tan francesa como lo pretende. S¨ª, la semana laboral es de 35 horas, pero las empresas pueden negociar el l¨ªmite si ofrecen pagar horas extras. La jornada laboral efectiva por semana se acerca a las 39 horas.
S¨ª, Francia recientemente prohibi¨® el servicio de transporte Uber, cuyo modelo de negocio se dice que ha supuesto uno de los avances m¨¢s transformadores e importantes de la d¨¦cada. Sin embargo, si bien este es un triunfo para los sindicatos de taxis y una tragedia para los pasajeros y conductores de Uber, Francia tambi¨¦n ha empezado a centrarse en fomentar compa?¨ªas de tecnolog¨ªa de alto potencial.
El gobierno franc¨¦s no est¨¢ apostando todo a proyectos grandes dirigidos por el Estado, como hizo en el apogeo de inversi¨®n masiva en trenes de alta velocidad y aeronaves Airbus en los a?os setenta. El presidente Fran?ois Hollande ha dado a Macron un margen amplio para implementar desesperadamente las reformas estructurales en los mercados laborales y de productos. Claro, queda por ver cu¨¢nto apoyo pol¨ªtico pueden ganar esas pol¨ªticas orientadas al mercado.
Los economistas progresistas ven con buenos ojos al gobierno franc¨¦s porque el gasto p¨²blico es de un alarmante 57% del PIB frente al 44% que invierte el gobierno alem¨¢n. Y se debe reconocer que el Estad ofrece una excelente relaci¨®n calidad-precio en algunas ¨¢reas clave. El servicio de salud franc¨¦s tiene mejores evaluaciones que el de Reino Unido. Puede que los ciudadanos franceses paguen muchos impuestos y lidien con un alto nivel de regulaci¨®n, pero al menos reciben algo a cambio.
Con todo, el obeso gobierno franc¨¦s no es precisamente una fuente de dinamismo sin paliativos. Y de hecho, se puede sospechar que los indicadores franceses relativos al PIB y la productividad se ven mejor porque, a falta de precios de mercado, los expertos estad¨ªsticos dan ciegamente por hecho que los ciudadanos obtienen el equivalente a un d¨®lar de valor por cada d¨®lar que se invierte en el Estado, lo que puede ser una exageraci¨®n.
Resulta preocupante no tener claro c¨®mo podr¨ªa ampliarse a los migrantes la cultura de inclusi¨®n de Francia. Las mismas leyes que restringen los despidos y los altos niveles de salarios m¨ªnimos destinados a proteger a los trabajadores franceses de la globalizaci¨®n hacen mucho m¨¢s dif¨ªcil para los reci¨¦n llegados obtener un empleo. Sin embargo, pr¨¢cticamente todos los estudios sobre desigualdad global indican que los beneficios de permitir una mayor movilidad laboral superan por mucho los beneficios de redistribuir el ingreso entre la poblaci¨®n local. En contraste, las leyes laborales m¨¢s liberales de los Estados Unidos y el Reino Unido dan mayores oportunidades a los extranjeros.
El centro de Par¨ªs y de otras ciudades francesas puede ser grandioso, pero muchos inmigrantes de ?frica del Norte y otros lugares viven en guetos marginados en las afueras. Aunque la tasa de desempleo exacta que corresponde a cada grupo ¨¦tnico no se conoce (la legislaci¨®n francesa proh¨ªbe reunir informaci¨®n con criterios ¨¦tnicos), las evidencias emp¨ªricas indican niveles de paro mucho m¨¢s elevados entre los inmigrantes y sus hijos.
Es cierto que el gobierno proporciona beneficios sociales generosos, pero por s¨ª mismo eso no genera inclusi¨®n. El firme apoyo popular al partido antiinmigraci¨®n de Marine Le Pen, el Frente Nacional, junto con la intransigencia de Francia en lo que se refiere a recibir a migrantes que escapan de la guerra en Siria, muestra los problemas de aplicar el modelo franc¨¦s en sociedades diversas.
Otro obst¨¢culo para aplicar el modelo franc¨¦s en otros lugares es que Francia tiene ciertas ventajas ¨²nicas que puede decirse que son esenciales para su ¨¦xito. Los gerentes franceses de primer nivel est¨¢n considerados entre los mejores del mundo y frecuentemente se les contrata para dirigir a grandes empresas internacionales. La corrupci¨®n es, innegablemente, un problema, pero es significativamente menor que en el sur de la eurozona (el Estado italiano tambi¨¦n es grande e intrusivo, pero no produce servicios p¨²blicos de alta calidad como el gobierno franc¨¦s). Por ¨²ltimo, Francia tiene uno de los ambientes naturales m¨¢s favorables del mundo, con suelos f¨¦rtiles y un clima excepcionalmente templado.
Una econom¨ªa francesa saludable ser¨ªa muy ¨²til para sacar a la eurozona de su estancamiento. Tambi¨¦n ser¨ªa un ejemplo para todo el mundo de que el capitalismo inclusivo puede funcionar. Sin embargo, para eso el Gobierno franc¨¦s debe adoptar las reformas estructurales que la econom¨ªa de Francia necesita con tanta urgencia.
Kenneth Rogoff, ex economista en jefe del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universidad de Harvard.
? Project Syndicate, 2015. www.project-syndicate.org
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