Una industria de autor
El sector cultural ha pagado el peaje de la crisis, agravada por las nuevas formas de consumo digital y la subida del IVA


En 1985 muy pocos eran capaces de asociar la literatura, la pintura o la m¨²sica con el concepto de industria. Algunos, mezclando el marxismo y el libre mercado, se acordaban de que ciertos te¨®ricos ense?aban que la tecnolog¨ªa dentro de un sistema capitalista permit¨ªa producir bienes culturales de forma masiva. Pero todo sonaba muy lejano. Dif¨ªcil aventurar, entonces, que tres d¨¦cadas despu¨¦s el sector cultural iba a representar entre el 3,5% y el 4,5% de la riqueza del pa¨ªs, dar empleo a 511.800 personas y construir la cotidianeidad de m¨¢s de 108.000 empresas.
Sin embargo, en el otro extremo, tampoco nadie pod¨ªa imaginar que las descargas ilegales llevar¨ªan al cierre a decenas de salas de cine y que obligar¨ªan a reinventarse al sector musical. Ni que una subida (del 8% al 21%) del IVA en 2012 har¨ªa temblar los n¨²meros de la industria. O que el consumo de bienes culturales se despe?ar¨ªa entre 2008 y 2013. De 16.963 millones de euros a 12.261 millones. Una bajada del 27,72% en seis a?os.
Homogeneizaci¨®n
Otra de las se?as de identidad de la industria hace 30 a?os fue la absorci¨®n de la cultura marginal dentro de las estrategias comerciales del main stream. La radiof¨®rmula, el cine estadounidense y el universo del bestseller nos conducen a los terrenos de la globalizaci¨®n de la cultura. A la vez las estructuras se profesionalizan. ¡°Aparecen los m¨¢ster de gesti¨®n cultural, en las artes esc¨¦nicas surgen las compa?¨ªas profesionales y se reivindica el valor del tejido local y regional¡±, desgrana Rub¨¦n Guti¨¦rrez, director de I+D de la Fundaci¨®n SGAE. Es la d¨¦cada de los noventa y bajo esa oleada de cambios ¡°llega la televisi¨®n comercial y trastoca todo el panorama televisivo¡±, recuerda Ram¨®n Colom, responsable de FAPAE.
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En el caso del teatro, inicia su viaje hacia el siglo XXI partiendo del Plan Nacional de Teatros que traza Javier Solana, entonces ministro de Cultura. Con ¨¦l se impulsa la construcci¨®n de nuevos espacios. Y compa?¨ªas como Els Joglars y Els Comedians profesionalizan unos formatos inicialmente amateurs. Al mismo tiempo se crean dos fuertes polos esc¨¦nicos: Madrid y Barcelona. Todo esto ocurre en un ¨¢mbito que lucha en el fiel que separa el pasado y el futuro. ¡°Es un sector artesanal metido en un campo de batalla industrial¡±, sintetiza Xavier Marc¨¦, presidente de la Asociaci¨®n de Empresas de Teatro en Catalu?a (Adetca).
Ahora bien, con el tiempo la taquilla madrile?a vender¨¢ 3,2 millones de entradas y Barcelona sumar¨¢ 2,5 millones. N¨²meros que indican que, a pesar de que el sector sufre la falta de pol¨ªticas que generen audiencia, el teatro est¨¢ cargado de futuro. ¡°Profesionalizar las estructuras ha permitido que los creadores tengan nuevas herramientas para preparar sus espect¨¢culos y mejorar tanto las producciones como su nivel de calidad¡±, observa Jes¨²s Cimarro, responsable del festival de teatro cl¨¢sico de M¨¦rida.
El p¨²blico existe, el inter¨¦s es aut¨¦ntico y la m¨²sica llega cadenciosa desde los musicales. Uno de los contados negocios (junto con los videojuegos) dentro de la industria cultural que se ha defendido bien durante la recesi¨®n. ¡°Cuando lleg¨® la crisis el musical ya estaba consolidado¡±, apunta Julia G¨®mez, directora general de Stage Entertainment Espa?a. Durante esos 15 a?os esta compa?¨ªa ha captado 11 millones de espectadores y recaudado m¨¢s de 477 millones de euros. Al final solo se trata de hallar una voz propia que conecte con la audiencia por muy elitista que, err¨®neamente, pueda sonar. ¡°Nuestro objetivo es que la opera sea un elemento m¨¢s de consumo cultural de los ciudadanos¡±, reflexiona Ignacio Garc¨ªa-Belenguer, director del Teatro Real.
En otras plateas, las del cine, la revoluci¨®n tecnol¨®gica del consumo digital online, la pirater¨ªa y la subida del IVA han provocado que m¨¢s de 60 salas se hayan fundido a negro. En 2006 el gasto de los hogares espa?oles en espect¨¢culos (cines y teatros, sobre todo) fue de 1.732 millones de euros. Un poco m¨¢s tarde, durante 2013, hab¨ªa ca¨ªdo ya hasta los 1.417 millones. Por si fueran pocos problemas acuden otros, quiz¨¢s, m¨¢s graves. Por ejemplo, el encaje del s¨¦ptimo arte dentro de una sociedad que vende el concepto del ocio en casa. Nada m¨¢s ajeno a los tiempos. ¡°Porque si algo es una sala de cine es el mejor espacio para la convivencia¡±, concede Juan Ram¨®n G¨®mez Fabra, presidente de la Federaci¨®n de Cines de Espa?a (FECE).
Arte y dinero
Pero tal vez uno de los cambios m¨¢s profundos que se han vivido proceda del arte. A?os atr¨¢s, en Espa?a, ni siquiera hab¨ªa un mercado como tal. Hoy es peque?o, pero existe. En 2013 (¨²ltimos datos que maneja la Fundaci¨®n Arte y Mecenazgo) mov¨ªa 336 millones, unos 136 millones m¨¢s que hace una d¨¦cada. Por eso la galerista Soledad Lorenzo reivindica mirar al pasado. ¡°Resulta incre¨ªble c¨®mo hemos perdido esa capacidad de asombro ante el cambio gigantesco que ha vivido Espa?a, su cultura y el arte¡±, argumenta.
Porque pese a todos los obst¨¢culos la creaci¨®n art¨ªstica se abre camino. Lo hace entendiendo los tiempos que vive y transformando su relaci¨®n con el mundo privado. ¡°La asociaci¨®n con las marcas no es un acto de prostituci¨®n, como algunos quieren ver, es una forma de contribuir al sostenimiento de las colecciones que de por s¨ª son deficitarias. Esta alianza puede producir exposiciones de calidad¡±, analiza Guillermo Solana, director art¨ªstico del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid.
Toca recuperar los feligreses del arte. Tal vez Arco, pueda ayudar. Estas d¨¦cadas ¡ªexplica Carlos Urroz, director del certamen¡ª vienen definidas por ¡°la multiplicaci¨®n de las galer¨ªas, la creaci¨®n de centros de arte y la aparici¨®n de nuevas ferias¡±. Y tambi¨¦n por la llegada del dinero. Se calcula que Arco mueve unos 100 millones de euros en ventas. Algo impensable all¨¢ por 1982, a?o de su estreno.
En ese mismo espacio de resistencia se ha situado el libro, quiz¨¢ porque ha sabido repartir sus puntos de apoyo. ¡°El sector editorial hace tres d¨¦cadas era muy competitivo; nadie ten¨ªa posici¨®n dominante y esta situaci¨®n, que resulta muy sana para la industria, todav¨ªa se mantiene¡±, avanza Antonio Mar¨ªa ?vila, director ejecutivo de la Federaci¨®n de Editores de Espa?a. A esa exitosa ecuaci¨®n se han sumado otras variables: una r¨¢pida entrada en el escenario digital, una mirada exportadora y un mercado abierto. Si en 1992 se produjeron 39.000 t¨ªtulos en 2014 fueron 78.508; por su parte, las ventas pasaron de 1.220 millones de euros a los 2.195 millones.
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