Sin tripulaci¨®n a toda vela
Las elecciones han dejado el pa¨ªs como un barco que a¨²n navega con viento econ¨®mico favorable pero sin tripulaci¨®n
Las elecciones han dejado el pa¨ªs como un barco que a¨²n navega con viento econ¨®mico favorable pero sin tripulaci¨®n. Acecha alguna tempestad. Los mercados recibieron ayer esta nueva configuraci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs con un aguacero a modo de castigo provisional. Y esto parece s¨®lo el principio de un viaje movidito y de final incierto.
No hace falta ser un devoto ni un sumiso de los mercados para entender que una regla de funcionamiento b¨¢sica de las econom¨ªas abiertas es que debe haber credibilidad financiera para poder obtener recursos. Sobre todo en un pa¨ªs como Espa?a que sigue dependiendo de forma fundamental de la financiaci¨®n exterior. Por lo tanto, cuidado con esa especie de "que le den a los mercados" porque es como pegarse un tiro en el pie.
De lo que seguramente pueden olvidarse los inversores y los organismos de supervisi¨®n internacionales ¡ªempezando por la beligerante Comisi¨®n Europea¡ª es de que Espa?a redoble sus esfuerzos en reformas. Ya ha sido complicado sacar adelante, a medias y entre cr¨ªticas, algunas de las m¨¢s necesarias con un Gobierno en mayor¨ªa absoluta. Con los programas pol¨ªticos y las declaraciones de intenciones a mano, ning¨²n inversor en su juicio esperar¨¢ ahora una reforma laboral de consenso, un pacto por la educaci¨®n, un acuerdo sobre c¨®mo y hasta d¨®nde cumplir con los objetivos de d¨¦ficit o c¨®mo lidiar con la situaci¨®n de Catalu?a sin activar la espoleta del secesionismo. Este parece un panorama desalentador que s¨®lo puede paliar, en alguna medida, un liderazgo compartido y responsable. As¨ª que, como los ejercicios democr¨¢ticos siempre deben ser bienvenidos, podemos intentar mirar al lado bueno de la vida. El reto es similar al que se ha producido en alguno de los momentos m¨¢s delicados para la Eurozona y Espa?a, en los peores a?os de la crisis. La falta de cohesi¨®n y solidaridad gener¨® una crisis de deuda soberana salvada por los pelos. En aquellos momentos se repiti¨® hasta la saciedad que hab¨ªa una hoja de ruta que trazar y que deb¨ªa hacerse p¨²blica y cre¨ªble. Hasta que parte de ese plan no se concret¨®, el temblor no se nos fue del cuerpo. A Espa?a le toca ahora hacer algo similar. Si hay pactos para la gobernabilidad, deben contar con l¨ªneas comunes de actuaci¨®n transparentes y cre¨ªbles. Una senda por materias tan delicadas como la consolidaci¨®n fiscal, el mercado de trabajo o las pensiones. Espa?a es tan soberana en sus decisiones como lo son los inversores para no prestarle un euro. No nos llevemos a enga?o, los analistas no van a comprar un proyecto que ponga las reformas realizadas patas arriba pero, al menos, si hay un pacto, podr¨ªan apoyar una nueva forma de hacer pol¨ªtica.
Del mismo modo que la ingobernabilidad fue un escenario posible pero poco deseable hasta este domingo, unas nuevas elecciones pasan a ser un supuesto cre¨ªble y una prolongaci¨®n de la incertidumbre. Espa?a est¨¢ a¨²n lejos de una italianizaci¨®n pol¨ªtica porque no sabemos si la nueva diversificaci¨®n es permanente. En todo caso, d¨ªas de espera y tensi¨®n.
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