Bezos, el millonario austero
La revalorizaci¨®n de las acciones de Amazon en 2015 ha convertido a su presidente en el cuarto hombre m¨¢s rico del mundo
Desde esta semana, Jeffrey Preston Jorgensen (Albuquerque, 1964) es el cuarto millonario m¨¢s rico del mundo. Ya nadie le conoce por ese nombre. Es, sencillamente, Bezos. el due?o del imperio Amazon. A Jeff su madre le tuvo cuando ella era solo una adolescente. M¨¢s adelante se cas¨® con Miguel Bezos, un ingeniero cubano (con or¨ªgenes vallisoletanos) que hab¨ªa llegado a Estados Unidos y que adopt¨® a Jeff cuando este ten¨ªa cuatro a?os.
De peque?o Jeff pasaba los veranos en Lazy G, el rancho de su abuelo materno, Lawrence Preston Gise, un investigador que consagr¨® su vida a los cohetes espaciales. Y de aquellos veranos buc¨®licos le qued¨® una reconocida habilidad para la mec¨¢nica y una pasi¨®n desmedida por el mundo aeroespacial. Ese es su ¨²nico capricho: el avance de la investigaci¨®n aeron¨¢utica, y, asegura, que tiene un fin filantr¨®pico. No es el ¨²nico magnate empe?ado en esto: comparte esta pasi¨®n espacial con Elon Musk, el fundador de Tesla, y el pique entre ellos se refleja en Twitter, donde cruzan mensajes.
Su historia no encaja del todo con la f¨¢bula de los garajes de Silicon Valley. ?l no se instal¨® en Palo Alto, y mucho menos dej¨® la Universidad.
Bezos tambi¨¦n es uno de los grandes terratenientes de Texas, el Estado petrolero por excelencia. Este a?o su fortuna, gracias a la revaloraci¨®n en un 118% de las acciones de su compa?¨ªa, alcanza 55.844 millones de euros. Seg¨²n el ¨ªndice de millonarios de la Bolsa elaborado por Bloomberg, solo tiene por delante, por este orden, las fortunas de Bill Gates, Amancio Ortega y Warren Buffett.
La historia de Bezos no encaja del todo con la f¨¢bula de los garajes de Silicon Valley. ?l no se instal¨® en Palo Alto, y mucho menos dej¨® la Universidad. Antes de montar su startup, se gradu¨® en Princeton cum laude, en Ciencias Inform¨¢ticas e Ingenier¨ªa Electr¨®nica, y desarroll¨® una brillante carrera, primero como programador inform¨¢tico y despu¨¦s como analista financiero.
Despu¨¦s dej¨® su trabajo en Wall Street, donde sus investigaciones para un fondo de inversi¨®n le hab¨ªan permitido conocer c¨®mo se gestionaba el stock en el mundo editorial y qu¨¦ puntos de fricci¨®n ten¨ªan las librer¨ªas para manejar su almac¨¦n. E inici¨® su aventura en Seattle, donde ya estaba Microsoft, con una librer¨ªa online. Busc¨® un piso por menos de 700 d¨®lares y durante dos a?os Bezos y su mujer, Mackenzie, trabajaron duro, empaquetando y llevando a la oficina de correos los env¨ªos.
Su ¨²nico capricho es el avance de la investigaci¨®n aeron¨¢utica, y, asegura, que tiene un fin filantr¨®pico
No es casualidad que su cuartel general se mantenga en Seattle, en el Estado de Washington, a dos horas de avi¨®n de San Francisco. La ciudad tiene precios mucho m¨¢s asequibles, tanto la mano de obra como el mercado inmobiliario, lo que le ha permitido hacerse con un extenso complejo que podr¨ªa pasar por un centro de investigaci¨®n. Fuera de los edificios, apenas hay un modesto cartel.
En el universo Amazon hay una palabra que brilla por encima de las dem¨¢s: frugalidad. Salvo excepciones, no se viaja en clase business. El comedor no es gratis. No hay masajes ni zonas de esparcimiento. La decoraci¨®n es sencilla, austera. Amante del orden, la firma de Bezos refleja perfectamente esta visi¨®n, todos los empleados est¨¢n clasificados en niveles que van del 1 al 12. Este ¨²ltimo solo lo ostenta ¨¦l. El primero incluye a los operadores que mueven la mercanc¨ªa en los almacenes.
Incluso dentro de la tienda hay una zona para productos de marca blanca y precio ajustad¨ªsimo. Amazon Basics, marca poco promocionada, ofrece cables, pilas, fundas o cargadores que se entregan sin caja y apenas instrucciones. La efectividad manda. En su modelo de negocio, cada c¨¦ntimo cuenta. La clave est¨¢ en el volumen, para que de ese modo el estrecho margen de beneficio sume.
A Bezos se le ha acusado de explotador. The New York Times public¨® un reportaje especialmente duro sobre esto. Las denuncias sobre la presi¨®n que sufren los empleados no tienen tanto que ver con los m¨¢s de 15 kil¨®metros que caminan de media en sus centros de log¨ªstica como con la cantidad de horas y presi¨®n que asumen. El genio del comercio electr¨®nico se defiende diciendo que a¨²n queda mucho por hacer. Otro de sus lemas que puede leerse en las paredes y ascensores tambi¨¦n refleja esta visi¨®n: ¡°Still day one¡± (todav¨ªa el d¨ªa uno). Veinte a?os despu¨¦s de fundar la empresa, Bezos considera que est¨¢n a¨²n empezando.
En 2013 compr¨® The Washington Post a la familia Graham, pero las cr¨ªticas en otros medios sobre el trato a los trabajadores de Amazon no han cesado. Su defensa es sencilla: si ¨¦l pas¨® a?os envolviendo libros en el s¨®tano de casa, espera que sus empleados pongan la misma pasi¨®n. Les pide, tambi¨¦n, que pasen un tiempo por los almacenes y centros de atenci¨®n al cliente. A los que tienen capacidad para hacer contrataciones, normalmente a partir del nivel 5, se les explica que deben hacerlo sin miedo.
Previsor como pocos, incluso antes de lanzar Amazon Bezos registr¨® una patente que le dio una ventaja competitiva durante una d¨¦cada: ¡°One click buy¡±, compra con un solo clic. Aunque hoy esto sea algo natural, hace 20 a?os marc¨® una diferencia con respecto a la competencia. Cuantas menos preguntas, menos dudas a la hora de comprar. Un clic y al carrito.
Pensar a lo grande le ha permitido crear negocios, divisiones enteras a partir de f¨®rmulas de autoabastecimiento. Es el caso de Amazon Web Services (AWS), el espacio de almacenamiento en la nube de Amazon. En lugar de alquilarlo, Bezos invirti¨® para crear su propio sistema. Ofrecer el espacio sobrante a terceros parec¨ªa una buena idea para recuperar dinero y que el sistema se pagara solo. Hoy entre los clientes de este servicio hay medios de comunicaci¨®n, empresas de log¨ªstica de bancos, tiendas¡ La ¨²ltima novedad de Bezos es un servicio de correo electr¨®nico para empresas que compite con el Gmail de Google, un negocio de margen corto pensado para escalar.
El magnate, que tiene cuatro hijos, lleva una vida casi monacal. ?l se defiende proclamando que "es m¨¢s dif¨ªcil ser amable que inteligente". No hay coches de lujo en su garaje, ni esc¨¢ndalos en su historial. Y sin embargo, Bezos, poco dado a las bromas, deja que su estridente risa sea objeto de chanza en su imperio. Cualquiera puede entrar en la intranet y descargarse un archivo de audio con su peculiar carcajada.
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