Pensiones deficitarias
Tenemos un problema y que hay que pensar en atajarlo ya
La Seguridad Social ha cerrado 2015 con un d¨¦ficit sustancialmente superior al previsto por el Gobierno central. Y todo apunta a que en 2016 ocurrir¨¢ lo mismo.
El problema est¨¢ bien diagnosticado. Las reformas del sistema de pensiones en 2011 y 2013 fueron de las m¨¢s intensas aprobadas en la Uni¨®n Europea en los ¨²ltimos a?os. Como consecuencia, la evoluci¨®n del gasto a largo plazo va a ser sustancialmente menos din¨¢mica. Algunas estimaciones cifran este ajuste a la baja en tres puntos de Producto Interior Bruto (PIB) en 2030 y cinco puntos del PIB en 2040 respecto a las proyecciones sin reformas. Las pensiones estar¨¢n garantizadas, aunque los pensionistas tendr¨¢n que conformarse con una p¨¦rdida mucho mayor que en la actualidad en su tr¨¢nsito de la vida laboral al retiro, que se producir¨¢ m¨¢s tarde, y una revalorizaci¨®n de rentas muy austera. No obstante, la incidencia de las reformas a corto plazo, en lo que queda de d¨¦cada, ser¨¢ escasa y no ofrece respuesta al actual d¨¦ficit. Si uno observa la desviaci¨®n entre lo previsto y la realidad en 2015, la diferencia se sit¨²a en el lado de los ingresos. La devaluaci¨®n salarial, la disminuci¨®n de beneficiarios de la prestaci¨®n contributiva por desempleo cuyas cuotas paga el servicio p¨²blico de empleo (antiguo INEM), y las generosas bonificaciones a las nuevas contrataciones han da?ado la recaudaci¨®n de la Seguridad Social; y las mejoras en la gesti¨®n desplegadas el a?o pasado han tenido un efecto recaudatorio muy inferior al esperado. Por eso, estamos generando empleo, pero la caja de la Seguridad Social no lo est¨¢ notando como cabr¨ªa esperar.
No hay que dramatizar, pero tampoco orillar el hecho de que tenemos un problema y que hay que pensar en atajarlo ya. El fondo de reserva de la Seguridad Social se agotar¨¢ en un par de a?os. El Pacto de Toledo deber¨ªa convocarse para analizar f¨®rmulas que, preferiblemente, deber¨ªan explorar el incremento de los ingresos (eliminaci¨®n de algunas bonificaciones actuales) o la financiaci¨®n con cargo a impuestos de algunas categor¨ªas de pensiones; por ejemplo, orfandad y viudez. Explorar el camino de los ingresos permitir¨ªa, tambi¨¦n, pensar en f¨®rmulas para rebajar cotizaciones sociales sin recortar prestaciones, a fin de mejorar la competitividad internacional de las empresas espa?olas, o suavizar algunos de los factores introducidos en las reformas de 2011 y 2013.
Obviamente, todo lo anterior tiene implicaciones sobre la distribuci¨®n de la renta y la equidad intergeneracional diferente y de largo recorrido. Por eso los acuerdos pol¨ªticos son tan recomendables. En todo caso, merece la pena insistir en que la separaci¨®n estricta de fuentes de financiaci¨®n no es la norma internacional ni una barrera infranqueable para un acuerdo.
Santiago Lago Pe?as es director de GEN (Universidad de Vigo)
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