El estado del ¡®Brexit¡¯
Las encuestas auguran el rechazo a que Reino Unido deje la UE pero la fractura ser¨¢ importante
Tiene uno la sensaci¨®n de que buena parte de las econom¨ªas punteras viven atenazadas por riesgos pol¨ªticos, con el pulso tomado por encuestas de intenci¨®n de voto. No puede ser casualidad que los falsos partes de alta a las enfermedades de una profunda crisis est¨¦n acompa?ados de la agitaci¨®n de movimientos populistas de distinto signo. Los m¨¢s recientes, la pujanza de Trump en EE UU y esa amenaza latente, que nadie quiere creer pero que muchos tememos, que es el Brexit. Este ¨²ltimo cobra un sentido de especial urgencia, puesto que estamos a poco m¨¢s de un mes de una apuesta, como poco inoportuna, por un refer¨¦ndum del que hay much¨ªsimo m¨¢s que perder que ganar.
Tratando de calibrar el estado del Brexit, consult¨¦ ayer la recopilaci¨®n de sondeos que ofrece d¨ªa a d¨ªa Financial Times para comprobar que, aunque domina el rechazo a la salida, las cosas est¨¢n menos claras de lo que parece. La propia encuesta concede un 46% al ¡°Remain¡± (quedarse en la UE) por un 43% al ¡°Leave¡± (salida de la UE). Aunque el Brexit se rechace, la sensaci¨®n ser¨¢ de divisi¨®n, lo cual ya es una fractura importante.
Reino Unido ha pasado de plantearse si deb¨ªa unirse al euro o no ¡ªalgo de lo que siempre estuvo lejana, en todo caso¡ª a considerar dejar la UE. Los partidarios de esta opci¨®n manejan intereses ocultos y un conjunto de argumentos en su mayor¨ªa d¨¦biles. Se quiere abandonar un club pero mantener buena parte de las ventajas de su permanencia. En el siglo XXI, las relaciones diplom¨¢ticas y comerciales no pueden ser una cesta de la compra imposible en la que se quiere abandonar la UE pero permanecer en el mercado ¨²nico (con normas y condiciones propias) y frenar la libertad de movimiento de personas y capitales, y al tiempo eliminar trabas al comercio (con EE UU, fundamentalmente).
Y, como siempre, entre los proponentes de la ruptura, est¨¢n los que apelan al error hist¨®rico de haber entrado en la entonces CEE en 1973. Tambi¨¦n hay argumentos excesivos en los que apoyan que el Reino Unido se quede en la UE, ya que dudo que la ruptura fuera total en caso de Brexit. Hay claros incentivos a negociar por todas las partes en ese escenario.
En cualquier caso, ya en 1975 hubo un refer¨¦ndum en el que el 67% apoy¨® la permanencia y, curiosamente, los partidarios de la salida apelaban entonces a la necesidad de proteccionismo y no al liberalismo como ahora. Un mercado com¨²n es una cuesti¨®n de sentido econ¨®mico con grandes beneficios de largo plazo. Un an¨¢lisis concienzudo revela enormes ventajas en estos 42 a?os para Reino Unido por su pertenencia a la UE. Ahora se juega entrar en el terreno del desastre en pocas semanas. Lo de menos ser¨¢ la recesi¨®n en la que inmediatamente se precipitar¨ªa el pa¨ªs, sino un aumento potencial de los desequilibrios y la desigualdad a¨²n m¨¢s duro que los que la crisis trajo a las islas brit¨¢nicas¡ por mucho tiempo si no llega a un acuerdo de alg¨²n tipo con la UE.
Por supuesto, tambi¨¦n un golpe mortal al coraz¨®n de un arr¨ªtmico proyecto europeo, que no est¨¢ en su mejor momento. Dicen que la crisis agudiza el ingenio pero, de momento, la audacia postcrisis parece patrimonio del populismo.
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