El vendedor de crecepelo es calvo
Aplazar la sanci¨®n para puentear las elecciones hurta al votante un dato clave sobre el d¨¦ficit
La raz¨®n de Bruselas para aplazar la sanci¨®n a Espa?a por incumplir con alevos¨ªa el techo de d¨¦ficit en 2015 estriba en no influir sobre los votantes. En respetar la campa?a electoral.
Suena elegante. Pero ese respeto provoca un da?o colateral, el escamoteo a los espa?oles de la gravedad de su d¨¦ficit p¨²blico y de la calidad de su gesti¨®n. Se les oculta, al menos, la percepci¨®n que sobre todo ello tienen sus socios. En asunto no menor. La previsible sanci¨®n pivotar¨¢ sobre sus ingresos (impuestos) o sobre sus gastos (teman que sociales).
Y las urnas sirven o deber¨ªan servir, justamente, para dirimir asuntos graves y optar por una u otra pol¨ªtica econ¨®mica, apropiada a una u otra situaci¨®n. Lo que depender¨¢ del diagn¨®stico sobre el agujero fiscal: sancionable, permisible o pluscuamperfecto.
Hurtar datos clave es absurdo. ?Es ileg¨ªtimo que la Comisi¨®n multe ya y en cambio es leg¨ªtimo que dicte los ajustes necesarios ?de inmediato! y los cuantifique al detalle (0,25% del PIB o 2.500 millones este a?o; 0,5% o 5.000 millones el pr¨®ximo)? ?No resulta parad¨®jico que la cuenta pendiente del pasado (2015) se retrase; mientras que la del presente-futuro (2016 / 2017) se exija sin dilaci¨®n?
Con imprudencia sideral, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, prometi¨® ayer, en el FT, el d¨ªa que la Comisi¨®n deb¨ªa multar o aplazar, que volver¨¢ a bajar impuestos.
Imprudencia, porque su rebaja electoralista de 2015 fue factor clave para el exceso de d¨¦ficit, seg¨²n AIReF, y por tanto, encendi¨® a Bruselas y provoc¨® la multa en ciernes. Sobre todo cuando la presi¨®n fiscal espa?ola es m¨¢s de siete puntos inferior a la media europea, aunque los tipos aparentes sean parecidos.
Claro que el elector podr¨ªa descubrir que el vendedor de la p¨®cima crecepelo es calvo; y adivinar que la pagar¨¢ sin lograr a cambio ninguno de sus beneficios.
?Por qu¨¦? Porque la recomendaci¨®n de realizar ajustes adicionales obliga en la pr¨¢ctica a incumplir la promesa de rebajar la fiscalidad: la curva de Laffer no es un b¨¢lsamo para toda ocasi¨®n. O implica m¨¢s recortes sociales, algo poco deseable pues en eso ¡°nos hemos pasado cuatro pueblos¡±, seg¨²n la doctrina Margallo.
La ilusi¨®n por los crecepelos electoralistas que te dejan igual de alop¨¦cico no parece exclusiva del gran registrador. Hace furor tambi¨¦n entre preclaros conservadores como Esquerra Republicana y la CUP.
De repente ambos descubren ¡ªPanorama de la fiscalidad auton¨®mica y foral, 2016, Colegio de Economistas¡ª que Catalu?a es ya demasiado independiente, pues aplica tipos muy superiores a la media espa?ola en los tramos de cotizantes al IRPF m¨¢s humildes. O sea, a espa?olizarse y bajarlos. ?C¨®mo? A costa de subir tramos altos, en general tambi¨¦n superiores, pero en menos, a los de otras comunidades: la rebaja de 516 millones a los pobres se compensar¨ªa con alzas a los m¨¢s ricos (y, ay, de paso, convergentes).
Miel sobre hojuelas, si se escamotea que al subirse fuertemente los tipos en 2011, 6.800 contribuyentes catalanes de la franja alta trasladaron su domicilio a Madrid. Con lo que el alza recaudatoria fue p¨ªrrica.
Matr¨ªcula a crecepelos y patriotismos.
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