Un metal en el punto de mira de los ecologistas
Una campa?a internacional alerta del papel contaminante y socialmente disruptivo de la miner¨ªa del oro
Es un t¨®pico en el sector: a excepci¨®n de los naufragios y de los tesoros enterrados, todo el oro que se ha extra¨ªdo de la tierra desde la prehistoria hasta hoy contin¨²a entre nosotros. "El oro es virtualmente indestructible", apuntan en el Consejo Mundial del Oro, y, de hecho, dos tercios de la demanda mundial en 2015 provino de fuentes recicladas.
Seg¨²n estimaciones del propio Consejo Mundial, hay 186.700 toneladas de oro en todo el planeta, el equivalente a un cubo de 21,3 metros de lado. El boom del oro entre 2002 y 2014 hizo que el mercado batiera r¨¦cords de producci¨®n: en los ¨²ltimos 10 a?os las minas de todo el planeta han aportado 4.000 toneladas m¨¢s. Sin embargo, la ca¨ªda radical de los precios con respecto a 2011 ha presionado por el cierre de las minas menos rentables.
Las explotaciones abiertas durante la burbuja minera dejar¨¢n tras de si un rastro dif¨ªcil de disimular, dado que extraer oro de la tierra nunca es sencillo. Seg¨²n la asociaci¨®n Earthworks, que coorganiza desde 2004 la campa?a No al oro sucio, un simple anillo de pedida requiere desechar m¨¢s de 18.000 kilogramos de tierra. "Aunque esa es una estimaci¨®n a la baja", se?ala Payal Sampat, directora del programa. "Conforme aumenta la escala de las operaciones y se fomentan las minas a cielo abierto, la cantidad de desechos va aumentando".
Pero no solo es la tierra lo que se desecha. El m¨¦todo de extracci¨®n m¨¢s utilizado por la industria, el MacArthur-Forrest, utiliza agua y cianuro de calcio para separar el metal precioso de la ganga, con lo que los residuos t¨®xicos son capaces de provocar serios desastres ambientales. "Solo un poco de cianuro puede matar a un ser humano", recuerda Sampat. El 30 de enero de 2000, una balsa de residuos de una mina de oro cerca de Baia Mare, al norte de Rumania, se vino abajo, derramando m¨¢s de 100.000 metros c¨²bicos de agua contaminada con cianuro y otros metales pesados en el r¨ªo Sasar. Durante el mes siguiente, el flujo de agua envenenada mat¨® m¨¢s de 1.200 toneladas de peces en toda la cuenca del Danubio.
Por otro lado, las minas de oro y las posibilidades (casi nunca cumplidas) de hacerse rico son un im¨¢n irresistible para las poblaciones de los alrededores, lo que acaba despoblando las zonas rurales y destruyendo los modos tradicionales de vida. El da?o se redobla en las zonas tradicionalmente ind¨ªgenas. "Desde 1995, m¨¢s de la mitad del oro que se ha extra¨ªdo en el mundo ha sido en zonas ind¨ªgenas", apunta Sampat. Al igual que en el t¨®pico del Viejo Oeste estadounidense, alrededor de las explotaciones mineras ¡ªespecialmente aquellas a peque?a escala¡ª surgen poblados precarios asaltados por la violencia y la corrupci¨®n. El trabajo infantil es igualmente end¨¦mico en estas explotaciones a peque?a.
La asociaci¨®n Declaraci¨®n de Berna, fundada en 1968 para presionar por un comportamiento m¨¢s ¨¦tico de las empresas suizas en el exterior, ha elaborado un informe sobre las elevadas exportaciones de metales preciosos desde Togo, en el oeste de ?frica, por parte de grandes refiner¨ªas helv¨¦ticas. La investigaci¨®n revel¨® que una empresa togolesa era utilizada como pantalla para exportaciones ilegales desde el vecino Burkina Faso, donde el oro se extra¨ªa de explotaciones que, en algunos casos, utilizaban mano de obra infantil. Ese metal era luego comercializado por refiner¨ªas con las certificaciones en orden. ¡°Hemos mostrado, al igual que muchas otras ONG y medios, que estas certificaciones se parecen m¨¢s a una operaci¨®n de relaciones p¨²blicas que la realidad¡±, apunta Marc Gu¨¦niat, coautor del informe.
El Consejo Mundial del Oro, por su parte, apunta que en 2013 el sector contribuy¨® con 83.100 millones a la econom¨ªa global, de los que un 70% se quedan en los pa¨ªses productores.
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