Los seguros se asoman a la tormenta perfecta
La disrupci¨®n digital, los bajos tipos de inter¨¦s y la econom¨ªa colaborativa obligan a una reinvenci¨®n
El seguro es un lector que relee estos d¨ªas Historia de dos ciudades. Y, como en la novela de Charles Dickens, vive el mejor de los tiempos y el peor de los tiempos. La revoluci¨®n digital concede unas posibilidades ¨²nicas a la industria. Pero a la vez la enfrenta a su mayor proceso de transformaci¨®n en tres d¨¦cadas. El sector pelea en tantas batallas (socioecon¨®micas, financieras, tecnol¨®gicas) que parece imposible que las gane todas.
Por un lado tiene abierto el flanco del envejecimiento de la poblaci¨®n y por otro los millennials (nacidos entre 1980 y 1994) desaf¨ªan a la industria. Estos j¨®venes no anhelan coches ni casas. Al menos no como sus padres. Algunos hablan de la generaci¨®n menos asegurada desde la II Guerra Mundial. Sin tregua, en la retaguardia de las finanzas, se acumulan las contiendas. La directiva europea Solvencia II impone a las aseguradoras una nueva legislaci¨®n y la exigencia de mayores requisitos de capital, los bajos tipos de inter¨¦s amenazan la cuenta de resultados de las empresas del ramo, la competencia arrecia y desde enero se aplica un baremo distinto en autos que aumentar¨¢ en un 15% las indemnizaciones a las v¨ªctimas de accidentes de tr¨¢fico. En principio costar¨¢ 650 millones de euros al sector y, sin duda, lo pagar¨¢ el cliente. Una tormenta perfecta que ceba una mayor siniestralidad debido a una l¨®gica sencilla: la mejor¨ªa econ¨®mica conduce a usar m¨¢s el coche.
Frente a tanta incertidumbre, tambi¨¦n surge una tierra f¨¦rtil en la que arraiga la transformaci¨®n digital que trae el big data, el veh¨ªculo aut¨®nomo, la inteligencia artificial y la econom¨ªa colaborativa. Esta f¨®rmula propone modelos donde las personas se conectan para asegurarse entre s¨ª orillando a la aseguradora. Escenarios tan disruptivos que recuerdan a lo que Uber signific¨® en el taxi. ?C¨®mo sobrevivir¨¢ el seguro en esta edad de la sabidur¨ªa y de la locura?
En principio, los pilares de esa resistencia son viejos conocidos. Hacen falta productos nuevos, salir fuera (para reducir la dependencia del mercado interior), comprar empresas y aprovechar unas tecnolog¨ªas revolucionarias. Se trata tambi¨¦n de buscar nuevas f¨®rmulas para que los dos grandes ramos (no vida ¡ªque contiene coches, hogar, salud, multirriesgos y decesos¡ª y vida) que protagonizan esta historia encuentren su propio relato.
El a?o pasado, narran estudios recientes, el sector regres¨® por fin al crecimiento. Un camino que hab¨ªa abandonado en 2011. El volumen de primas aument¨® un 2,06% y cerr¨® el ejercicio en 56.833 millones de euros. Fue un tiempo de buenas noticias. El ramo de autos volvi¨® a crecer (1,69%), algo que no suced¨ªa desde el comienzo de la crisis, y salud (3,13%) evidenci¨® que los espa?oles se esfuerzan por su bienestar personal incluso en ¨¦pocas de precariedad econ¨®mica. Con esa mirada puesta en el futuro, se espera que ¡°durante 2016 las primas de no vida aumenten un 3,5%, mientras que en vida existe una gran oportunidad porque la penetraci¨®n en el mercado espa?ol es cinco veces menor que la media eu?ropea¡±, explica Fernando Acevedo, managing director de Accenture.
Diferentes rentabilidades
Ese optimismo en el porvenir pesa frente al plomo del presente. Iratxe Galdeano, socia de banca y seguros de Analistas Financieros Internacionales (AFI), ha estudiado la cuenta t¨¦cnica del sector del tercer trimestre de 2015. ?Conclusiones? Salud y multirriesgos mantienen la rentabilidad. Pero otros ramos atraviesan una situaci¨®n dif¨ªcil. ¡°En autos se ve un ajuste de primas debido a la crisis, que puede comprometer el modelo de negocio cuando repunte la siniestralidad debido a la mejora de la actividad econ¨®mica. A lo que hay que a?adir el impacto del nuevo baremo de accidentes¡±, advierte Galdeano. Porque bastantes compa?¨ªas sufren ya un margen t¨¦cnico (diferencia entre ingresos y gastos) cercano a cero. Meses duros que dejan un limitado campo de respuesta. ¡°En seguros de auto ya no existe espacio para m¨¢s bajadas de precios, solo para subidas. Algo que ya se est¨¢ produciendo¡±, reflexiona Javier Mira, director general de Mutua Madrile?a. Pese a todo, la compa?¨ªa va a congelar las primas a dos terceras partes de sus mutualistas. Un esfuerzo que absorber¨¢ la cuenta de resultados y que, a la vez, revela qu¨¦ se entiende hoy por competir. ¡°Espa?a es un pa¨ªs cainita, y la gente no se da cuenta de que bajando los precios te cargas la empresa. Esto sucede en los seguros de coches, donde los resultados ya son negativos¡±, alerta Jorge Soley, profesor de Direcci¨®n Financiera del IESE.
Parece evidente que los precios actuales no pueden mantenerse, pero la subida de primas tampoco es el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s para recuperar la rentabilidad. Ni, desde luego, una excusa con la que retomar viejas artima?as. ¡°En el sector sigue habiendo una pelea de precios¡±, admite Luis S¨¢ez de J¨¢uregui, director del ¨¢rea de distribuci¨®n y ventas de Axa. ¡°Pero la agresividad, al final, aflora en un mal servicio, pues el seguro es un proceso en el que primero se paga y despu¨¦s, en caso de siniestro, se recibe¡±.
P¨®lizas para el f¨²tbol, el virus zika o un sat¨¦lite
Johan Cruyff fue un visionario. Reinvent¨® el ¡°f¨²tbol total¡± y entendi¨® que el deporte es un juego de incertidumbres. Incluso para los jugadores holandeses de finales de los a?os setenta. Incluso siendo j¨®venes, famosos, ricos; incluso siendo la naranja mec¨¢nica. El porvenir, entonces, era algo que nunca llegaba. Cruyff rompi¨® esa desidia y logr¨®, junto con sus compa?eros, que el 2% del salario de los futbolistas fuera a un fondo de pensiones. Una obligaci¨®n que a¨²n se mantiene.
Porque si algo tiene de interesante un producto de ahorro o un seguro es que se refleja como Narciso en las aguas de su propio tiempo. ¡°El estallido planetario del f¨²tbol ha provocado el auge de p¨®lizas que cubren la responsabilidad civil de los directivos, la p¨¦rdida de categor¨ªa de los equipos y el salario completo de un jugador en situaci¨®n de invalidez temporal¡±, resume Albert Tom¨¤s, antiguo futbolista del Barcelona y responsable del ¨¢rea de deportes de la corredur¨ªa Rib¨¦ Salat Br¨®ker.
Pero el seguro es una industria imaginativa y tambi¨¦n propone coberturas frente a amenazas como el virus zika (a trav¨¦s de InterMundial) o los da?os causados por un dron (Caser). Casi todo es susceptible de asegurarse, pues casi todo en la vida tiene un precio. Por ejemplo un sat¨¦lite en ¨®rbita, ataques inform¨¢ticos, la reputaci¨®n de una marca, la gesti¨®n de un alto directivo y el abandono del rodaje por parte de un actor. Algo que provoca un descosido en el presupuesto de filmaci¨®n. El recuerdo de que el mundo del espect¨¢culo es un plat¨® caro. ¡°Las sumas aseguradas m¨¢s altas corresponden a actores, cantantes, m¨²sicos de primera fila mundial y deportistas de ¨¦lite, donde es posible asegurar entre tres y cinco veces sus ingresos anuales¡±, detallan en el br¨®ker de seguros Aon. De hecho varias informaciones period¨ªsticas relatan que Cristiano Ronaldo tiene sus piernas respaldadas en 100 millones de euros. Y tambi¨¦n cuentan que las de Taylor Swift valen 37 millones. Hace algunos a?os, en 2007, Iker Casillas proteg¨ªa sus manos con Groupama, y les puso precio: unos 7,5 millones de euros. Mientras, situando l¨ªmites a lo razonable, Jennifer L¨®pez ha negado que tenga asegurado su trasero.
En esta platea de lo inusual, existen algunos productos que llevan adem¨¢s de la vida a la muerte. Mapfre cubre con 12.000 euros el reembolso de los gastos de adopci¨®n en Espa?a y en el extranjero. Y tambi¨¦n permite conservar el ADN de un fallecido durante diez a?os. Seguros distintos para tiempos diferentes.
Preocupado por esa din¨¢mica, la Direcci¨®n General de Seguros ha enviado una carta a las aseguradoras para que revisen la suficiencia de sus primas. Incluso ¡°algunas compa?¨ªas, sobre todo en los ramos de auto y hogar¡±, revela Xavier Berg¨¦, responsable del ¨¢rea de seguros de GVC Gaesco, ¡°est¨¢n anulando p¨®lizas no rentables. A veces de forma algo desmesurada¡±. Es como si el sector dijera: ¡°Solo queremos clientes que apenas utilicen los productos¡±. A esta tensi¨®n en los precios contribuye tambi¨¦n la mayor visibilidad de los comparadores. ¡°Dentro de una industria donde la claridad y la transparencia han brillado por su ausencia, estas webs aportan luz y simplifican el trabajo a los usuarios¡±, valora Jos¨¦ Ram¨®n Azurmendi, director de marketing estrat¨¦gico de Aegon Espa?a. Unos clientes que buscan, sobre todo, producto barato; a pesar de las dudas. ¡°Para m¨ª, el low cost en seguros resulta incompatible con la calidad del servicio¡±, apostilla Xavier Berg¨¦.
Tal vez sea as¨ª, pero la presi¨®n en los precios y la competencia resulta tan fuerte que las aseguradoras se ven obligadas a entender a generaciones tan ininteligibles como los millennials. ¡°Este colectivo es una nueva oportunidad de negocio. Viajan m¨¢s, aseguran sus dispositivos tecnol¨®gicos y demandan productos adaptados a sus necesidades que les permitan, por ejemplo, contratar solo las coberturas que quieren¡±, comenta Jos¨¦ Manuel Corral, director general adjunto de negocio de Mapfre. Eso suena bien; sin embargo, el balance cambia mucho cuando se pasa de asegurar casas de 300.000 euros durante 30 a?os a iphones de 800 durante meses. La p¨¦rdida futura puede ser intensa, aunque de momento la industria resiste. Quiz¨¢ porque vivimos una ¨¦poca de creencias y de incredulidad.
En principio, las aseguradoras creen y defienden unos niveles elevados de capitalizaci¨®n, incluso despu¨¦s de la entrada en vigor en enero pasado de Solvencia II. Tanto es as¨ª que en libros tienen un ROE (rentabilidad sobre recursos propios) que, a pesar de ir disminuyendo, est¨¢ pr¨®ximo al 9%. Muy por encima del 5% de la banca. De hecho, como se?ala Galdeano, muchos bancos est¨¢n obteniendo beneficios importantes de sus negocios aseguradores. Es el caso de Bankinter o La Caixa, en los que alrededor de un 30% del resultado proviene de L¨ªnea Directa Aseguradora y de VidaCaixa y SegurCaixa Adeslas, respectivamente. Pese a ese entorno optimista, las aseguradoras han emprendido un gran esfuerzo de adaptaci¨®n tecnol¨®gica y de control de riesgos apremiadas por los nuevos requisitos de capital. Lo que, por cierto, no est¨¢ al alcance de todos.
¡°Las firmas peque?as est¨¢n abocadas a externalizar estas actividades, pues de otra forma desaparecer¨ªan¡±, vaticina Galdeano. Porque Solvencia II impacta, sobre todo, en las entidades de vida. En el d¨ªa a d¨ªa les dificulta lanzar instrumentos de ahorro atractivos y se ven obligadas a proponer productos similares a los unit linked, que obligan al cliente a asumir el riesgo del desembolso. ¡°Es decir, un discurso muy pr¨®ximo al de la industria de fondos de inversi¨®n¡±, analiza Jos¨¦ Antonio Iglesias, subdirector general de oferta y clientes de VidaCaixa. Al final, pese a tantas dudas, el sector se aferra a algunas certezas. ¡°Es importante buscar nuevos nichos de mercado y formas alternativas de reinventarse¡±, alecciona Miguel ?ngel Merino, consejero delegado de L¨ªnea Directa Aseguradora.
Lucha sin cuartel
Pero con unos tipos de inter¨¦s muy bajos y un mercado a la contra (los beneficios cayeron un 18,8% si comparamos el ¨²ltimo trimestre de 2014 frente al del a?o pasado), las opciones que quedan en el sector pasan por arrebatar cuota a los competidores o comprar empresas. Pues la rama financiera, con el precio del dinero en m¨ªnimos, se muere. ¡°Si esto sigue as¨ª durante unos pocos a?os m¨¢s, habr¨¢ que pensar si esta parte del negocio ya se acab¨®¡±, avisa Jorge Soley. El Banco Central Europeo (BCE) es consciente del roto que genera su pol¨ªtica de liquidez barata y tiene previsto comprar bonos emitidos por las aseguradoras para facilitar el endeudamiento de la industria. ¡°En t¨¦rminos taurinos, es salir al quite de la situaci¨®n que est¨¢ provocando el propio organismo e indirectamente abre una v¨ªa para favorecer tambi¨¦n a los bancos, porque todos los grandes tienen compa?¨ªas aseguradoras¡±, sostiene Robert Tornabell, profesor de Finanzas de Esade. Trasladado a la realidad monetaria, estas emisiones llegan tanto al mercado primario como al secundario. ¡°En el primer caso, s¨ª podr¨ªan tener un impacto en futuros proyectos de compra o integraci¨®n de firmas del sector; en cambio, la segunda opci¨®n solo aporta liquidez al mercado, tal y como busca el BCE¡±, sostiene Emilio Laguna, director financiero de Liberty Seguros. Lo cierto es que, en contra de lo que podr¨ªa preverse hace unos a?os, el volumen de operaciones corporativas ha sido muy limitado y parece improbable que la situaci¨®n cambie a corto plazo.
Porque la aut¨¦ntica disrupci¨®n no procede de las finanzas, sino de la tecnolog¨ªa digital y de los nuevos modelos de negocio que genera. Es una bomba de tiempo, situada en el coraz¨®n de la industria, que estallar¨¢ seguro. ¡°Las nuevas tecnolog¨ªas no aumentar¨¢n el tama?o del mercado inicialmente, pero tienen el potencial de hacerlo en dos o tres a?os¡±, prev¨¦ Vicente Cancio, consejero delegado del grupo Zurich en Espa?a. Sin embargo, ese advenimiento puede llegar antes de lo esperado debido a la entrada de las fintech (finanzas y tecnolog¨ªa) y la irrupci¨®n de colosos como Google. De ah¨ª que las aseguradoras se preparen frente al impacto y levanten barricadas ¡°apostando con fuerza por la digitalizaci¨®n¡±, describe Jos¨¦ Luis Ferr¨¦, consejero delegado de Allianz Seguros.
El cambio es tan ¡°brutal¡± (el adjetivo lo escoge Jordi Montalbo, socio responsable de seguros de Deloitte) que transformar¨¢ el sector para siempre. Aunque haya quien busque suavizar el sorpasso con la sintaxis. ¡°No tenemos que transformar nuestro negocio, lo que tenemos que hacer es evolucionar junto a la sociedad¡±, matiza Francisco Arregui, director general del Grupo Catalana Occidente. Dif¨ªcil entenderlo as¨ª cuando en Estados Unidos operan ya compa?¨ªas como North?western o John Hancock que utilizan la inteligencia artificial y robots para ofrecer asesoramiento automatizado a clientes con un nivel adquisitivo bajo. O cuando irrumpen las aseguradoras mobile first (and only). Una propuesta de vanguardia donde los partes de los siniestros se tramitan solo por v¨ªa digital. Desde luego, todas prometen interpretaciones distintas del negocio en la alborada de la cuarta revoluci¨®n industrial. Una ¨¦poca de luz y tinieblas que nos conecta a las maltusianas posibilidades del Internet de las cosas y a la aldea global de la econom¨ªa colaborativa. En esos predios, Friendsurance, por ejemplo, defiende un modelo peer-to-peer (P2P) en el que un grupo de personas se une para asegurarse entre s¨ª. Una idea que margina a la aseguradora y cuyos clientes, afirma un portavoz de la empresa, se cuentan ya por ¡°cifras de seis d¨ªgitos¡±.
Negocios lejanos
Con la tecnolog¨ªa convertida en una sombra, la rentabilidad financiera en retirada y el mercado nacional tiritando, las aseguradoras buscan asideros lejos de casa. Un viaje que no pertenece, como anta?o, solo a dos grandes compa?¨ªas del sector (Mapfre y Catalana Occidente) ni a los dos grandes bancos (Santander y BBVA). A esta di¨¢spora tambi¨¦n se ha incorporado Santa Luc¨ªa en Argentina, y Sanitas, Reale Seguros y Mutua Madrile?a en Chile. Una tierra, esta ¨²ltima, de provisi¨®n para la zaherida cuenta de resultados de la industria. Aunque el seguro de autos no es obligatorio en el pa¨ªs latinoamericano, parece probable que en 5 o 10 a?os s¨ª lo sea, al menos la derivada de responsabilidad civil. Algo que deber¨ªa extenderse a otras naciones de la zona desbrozando el camino hacia un buen negocio.
Sin duda, todo son indicios que anuncian el advenimiento de un mundo nuevo. El seguro cambia porque la sociedad es distinta. El coche aut¨®nomo, por ejemplo, amenaza con poner en riesgo una industria que recauda en el planeta 176.000 millones de euros en primas todos los a?os. Estos veh¨ªculos llevar¨¢n casi a cero el n¨²mero de accidentes y reducir¨¢n al m¨ªnimo el coste de asegurar un autom¨®vil. Habr¨¢ que dilucidar, eso s¨ª, de qui¨¦n es la culpa si sucede un imprevisto. ?Del software o del fabricante? Da igual. La herida sangra. Un estudio de la reaseguradora Swiss Re estima que durante 2020 las primas en los 14 principales mercados del autom¨®vil del mundo caer¨¢n en 17.600 millones. Ser¨¢ la constataci¨®n de una era distinta con nuevos temores. ¡°Las aseguradoras tendr¨¢n mucha informaci¨®n de nosotros y la pueden usar para el bien o para el mal¡±, previene Ra¨²l Rubio, socio responsable de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaciones del bufete Baker & McKenzie.
Ese es un reto, pero hay tantos que enumerarlos es como unir a ciegas una l¨ªnea trazada por miles puntos. ¡°Solvencia II, personas, talento, clientes, aplicaciones, datos, robotics, servicio, costes, inteligencia artificial, tipos de inter¨¦s cero¡±, desgrana Vicente Cancio, consejero delegado de Zurich. ¡°Todo a la coctelera y saldr¨¢ algo genial, sin duda¡±. O no. Depender¨¢ de acertar con el enfoque de esta historia de dos ramos. Porque el seguro podr¨ªa vivir la primavera de la esperanza o el invierno de la desesperaci¨®n.
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