Las falsificaciones infectan la econom¨ªa
El mercado de los productos de imitaci¨®n escala posiciones frente a las marcas
En el octavo y ¨²ltimo golpe al mercado municipal de A Pedra, en Vigo, en la bautizada como Operaci¨®n Cuarzo, la polic¨ªa encontr¨® 24.000 objetos falsificados entre ropa, calzado, joyas y tabaco. La actuaci¨®n puso el punto final a varias d¨¦cadas de impunidad de una actividad que lleg¨® a ser un reclamo tur¨ªstico para la ciudad costera gallega. En realidad, era algo m¨¢s que eso. La juez embarg¨® 1.100 cuentas a 65 vendedores, 38 coches, 140 viviendas y un barco. ¡°Era una de las grandes verg¨¹enzas nacionales¡±, recuerda en su despacho la comisaria M¨®nica Dopico, inspectora jefe de la secci¨®n de delitos contra la propiedad industrial de la Polic¨ªa Nacional. Hasta 2015, el centro comercial figuraba, por su titularidad p¨²blica, en la Notorius Market List, una lista mundial de puntos negros en pirater¨ªa que elabora el Gobierno de EE UU, pero ninguna de las siete operaciones policiales anteriores hab¨ªa tenido ¨¦xito en los juzgados. A la espera de juicio, esta vez la victoria tampoco est¨¢ garantizada.
El ejemplo puede servir como met¨¢fora de lo que ocurre en Espa?a con las falsificaciones: abundan y se toleran, aunque la lucha contra ellas sea una batalla cada vez m¨¢s desigual. El negocio tiene el mismo efecto econ¨®mico que otros tr¨¢ficos ilegales: genera enormes bolsas de dinero negro, roba recursos a la econom¨ªa regulada, necesita de trabajo ilegal, alimenta organizaciones criminales y, en suma, perpet¨²a la desigualdad. Pese a todo es imparable: ha crecido sin control en todo el mundo ante la pasividad de los gobiernos, como alertan los ¨²ltimos informes. Su impacto se estima en 338.000 millones, el 2,5% del comercio mundial, seg¨²n los c¨¢lculos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Uni¨®n Europea (Euipo) y la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®micos (OCDE). Ya en 2008, la OCDE valoraba el comercio de copias en 175.967 millones de euros al cambio actual, es decir que se ha duplicado en los ¨²ltimos ocho a?os. Hoy, alrededor de un 5% de todas las importaciones que se realizan en Europa son fraudulentas, seg¨²n el documento. Aunque otros an¨¢lisis elevan esa cifra por encima del 7%.
El fen¨®meno desborda los recursos policiales y los abogados de las marcas apuntan directamente a un cuello de botella en los juzgados. ¡°Es un drama, llevo 16 a?os defendiendo a marcas muy reconocidas, tengo cada a?o entre 100 y 150 procedimientos y en la vida he visto entrar a nadie en prisi¨®n, pese a que a veces nos enfrentamos a aut¨¦nticas mafias¡±, lamenta David G¨®mez, letrado del despacho Baylos. Porque tras la idea extendida de que se trata de una actividad de subsistencia para personas sin recursos, hay, seg¨²n los expertos, un gran n¨²mero de falacias. ¡°Nos hemos instalado en la estupidez del gratis total. La gente piensa: ¡®Le estoy robando a los grandes¡¯. En cambio no ve que detr¨¢s puede haber un chico o una chica que trabaja en una tienda y que puede perder su empleo¡±, analiza Dopico. Jos¨¦ Antonio Moreno, presidente de la Asociaci¨®n para la Defensa de la Marca (Andema), se?ala que hay una cultura arraigada, lo que ¨¦l llama ¡°falta de sensibilizaci¨®n revestida de la intenci¨®n de ayudar a un mantero¡±. Pero para hacerlo, cree, ¡°hay otras muchas formas, no sacando el dinero de la econom¨ªa l¨ªcita y bombearlo fuera¡±. En el reverso, del lado de las marcas, apunta a que ¡°el 75% de la publicidad que se hace en Espa?a procede de ellas, que cotizan a la Seguridad Social con 70.500 millones de euros y que pagan otros 73.500 en impuestos¡±.
El comercio de falsificaciones en el mundo ha, literalmente, explotado en la ¨²ltima d¨¦cada. El coste econ¨®mico de las vulneraciones de los derechos de propiedad intelectual alcanza en la UE los 36.278 millones de euros en los art¨ªculos m¨¢s comunes. Son 5.655 millones s¨®lo en Espa?a (datos de 2015). Desglosados, son 4.127 millones los que se pierden en el pa¨ªs por compras de ropa, calzado y complementos, otros 949 millones en cosm¨¦ticos y productos de higiene, y m¨¢s de 300 en relojes, joyas y marroquiner¨ªa. ¡°Es un negocio m¨¢s lucrativo y menos sancionable que el tr¨¢fico de drogas, armas o personas¡±, reflexiona Luis Berenguer, de la Euipo. ¡°La gente puede llegar a pensar que s¨®lo afecta a marcas multinacionales, pero cualquier empresa con un producto reconocido puede sufrir esos da?os¡±. La firma gallega de moda Bimba y Lola ha sido una de esas v¨ªctimas. Pese a no ser un sello famoso internacionalmente, sufre las copias hace a?os y ha perdido muchas batallas en los juzgados. La ¨²ltima, una sentencia del pasado enero que absolvi¨® a una mujer que fue detenida en el aeropuerto de Barajas procedente de China con 18 kilos de herrajes met¨¢licos que simulaban su logo. Con ese material se iban a confeccionar decenas de prendas. La condena inicial, una multa de 180 euros, fue anulada porque no qued¨® demostrado que la acusada fuese a beneficiarse de las ventas. La ense?a de bicicletas vasca Orbea ha tenido el mismo problema ¡°tanto en bicicletas como en ropa¡±, se?ala un portavoz. ¡°Nuestras bicicletas pasan todo un proceso de dise?o, prototipaje, testado¡ Es decir, estamos pendientes de que la calidad de la fabricaci¨®n no baje ni un ¨¢pice. Comprar falsificaciones es una irresponsabilidad por el riesgo de accidentes que puede conllevar¡±, recuerdan.
En los a?os ochenta las copias ten¨ªan ¡°un objetivo aspiracional¡±, analiza Jos¨¦ Antonio Moreno desde Andema. ¡°Pensemos en los trolex, las falsificaciones de bolsos de Louis Vuitton¡ daban tanto dinero que los delincuentes no se quedaron ah¨ª. Empezaron a expandirse a productos textiles, deporte y calzado deportivo. En los ¨²ltimos a?os ha habido una eclosi¨®n: se falsifica absolutamente todo. Hay un af¨¢n de lucro instant¨¢neo, con mucha rotaci¨®n de productos. Se han falsificado hasta jamones, que vienen del este de Europa y se les da un ¨²ltimo tratamiento en secaderos espa?oles para que simulen la curaci¨®n. Al delincuente le da igual que te envenenes con ellos, lo que quiere es colocarlos¡±, insiste Moreno.
M¨®nica Dopico tiene en su oficina una vitrina con los peculiares trofeos incautados en sus operaciones. Cajetillas de Marlboro, ron cubano, bater¨ªas de m¨®vil, cinturones Adidas, gorras de Nike, bolsos de todas las marcas, pistolas, medicamentos contra el c¨¢ncer de Bayer¡, hasta un modelo de guantes (roto) similar al que utiliza el propio cuerpo policial. ¡°En mi secci¨®n se han intervenido desde filtros nucleares falsos a Ferraris¡±. Lo dice sosteniendo una peque?a pieza redonda incautada hace unas semanas. ¡°Estaba en un frigor¨ªfico industrial. La detectamos porque produjo una fuga¡±.
Batalla judicial
?Hay colaboraci¨®n entre polic¨ªa y jueces? ¡°Depende, hay jueces que te dicen que no creen en esto, y t¨² les tienes que explicar que esto no es una religi¨®n. Por suerte creo que comienza a haber algunos avances, aunque al final todos somos el reflejo de una sociedad que no est¨¢ concienciada con el tema¡±, lamenta. Las grandes marcas consultadas no quieren hacer comentarios p¨²blicos. Pero algunas fuentes de conocidas multinacionales reconocen que hasta un 90% del trabajo de sus departamentos jur¨ªdicos est¨¢ copado por la lucha contra la falsificaci¨®n. ¡°Nuestros objetivos son los importadores y los distribuidores, pero las t¨¦cnicas se est¨¢n sofisticando. Est¨¢n muy bien asesorados, env¨ªan directamente al cliente lo que ha pedido. Por eso ahora no encuentras miles de prendas en un almac¨¦n de Cobo Calleja (Madrid) o en Badalona. Hacen las camisetas por una parte y los logos por otra. E intentan que la culpa se la echen al ¨²ltimo eslab¨®n de la cadena¡±, denuncia el responsable en Espa?a de una multinacional textil.
No entra a valorar si todo este problema se ha intensificado por el hecho de que fueron las marcas, para ampliar sus m¨¢rgenes comerciales, las primeras que se arriesgaron a fabricar productos en pa¨ªses donde no se respetan muchos derechos garantizados en Occidente. ¡°Entiendo el razonamiento, pero eso no te habilita a utilizar la propiedad industrial de otros¡±. Otra gran marca que pide anonimato admite que su estrategia en los pa¨ªses consumidores es in¨²til si no se act¨²a en los centros de fabricaci¨®n: ¡°Que son: primero en China, luego China y, despu¨¦s, China¡±, ironiza. Y efectivamente, la OCDE sabe que el camino de la pirater¨ªa comienza en el 75% de los casos en sus f¨¢bricas. La copia ha proporcionado ¡ªy sigue haci¨¦ndolo¡ª enormes ganancias, pero tiene secuelas para el gigante que preside Xi Jinping: le resta credibilidad internacional, provoca fricciones con sus socios comerciales y contradice la estrategia de fomentar la innovaci¨®n.
China ha desplegado nuevas leyes para luchar contra esta lacra, pero su cumplimiento est¨¢ lejos de ser ejemplar. ¡°La normativa relativa a la protecci¨®n de la propiedad intelectual es completa y los est¨¢ndares son altos, pero su aplicaci¨®n es complicada por el proteccionismo regional. Algunos gobiernos locales tienden a blindar estas industrias porque son una fuente importante de actividad econ¨®mica y de ingresos¡±, explica Yu Guofu, director del bufete de abogados Shengfeng.
Las f¨¢bricas de falsificaciones se sit¨²an principalmente en los deltas del r¨ªo Yangts¨¦ y del r¨ªo Perla. La mayor¨ªa en ciudades de provincias como Zhejiang y Cant¨®n, de fuerte tradici¨®n exportadora y manufacturera ¡ªentre ellas sobresale Yiwu, donde empieza la l¨ªnea ferroviaria de mercanc¨ªas que llega hasta Madrid¡ª, pero tambi¨¦n en otros puntos como Putian, una pr¨®spera urbe en el sureste del pa¨ªs; o Qingdao, en el noreste. Todas tienen algo en com¨²n en sus proximidades: un puerto importante y las l¨ªneas de producci¨®n de las multinacionales a las que copian.
¡°La connivencia entre estas empresas y las autoridades locales es tal que los consumidores ni siquiera pueden acudir a la polic¨ªa a denunciar estos fraudes, porque pueden sufrir represalias¡±, asegura Wang Hai, cuya compa?¨ªa lleva 20 a?os ayudando a empresas a eliminar las copias de las tiendas y a consumidores a recibir compensaciones. Wang, que colabora con varias marcas internacionales, las ha visto de todos los colores: coches vendidos como si fueran nuevos pero con componentes viejos, f¨¢bricas llenas de cajas de medicamentos fraudulentos y tiendas online que presumen de tener ¡°los mejores bolsos falsificados del mercado¡±. ¡°Es triste, pero en China reina el pragmatismo y el materialismo. Muchos simplemente piensan que no es malo enga?ar a desconocidos. Algunos hasta se sienten legitimados para hacerlo tras haber pagado la multa correspondiente¡±, explica.
Para reforzar la protecci¨®n a la propiedad intelectual, China cre¨® en 2014 tribunales espec¨ªficos en Pek¨ªn, Shangh¨¢i y Cant¨®n. Durante el a?o pasado estas cortes lidiaron con m¨¢s de 15.000 casos ¡ª100.000 si se cuentan los litigios en tribunales ordinarios¡ª. En 2015, las aduanas chinas interceptaron m¨¢s de 64 millones de productos falsos y la polic¨ªa arrest¨® a m¨¢s de 2.600 personas. Pero se colaron muchos m¨¢s: s¨®lo la Agencia Tributaria espa?ola intervino 2,6 millones de productos falsificados, la mayor¨ªa chinos, y detuvo a 124 personas el a?o pasado.
Los puertos, donde se aprehendieron el 47% de las copias, est¨¢n dejando de ser la principal v¨ªa de entrada en favor de las fronteras terrestres y los aeropuertos debido a la presi¨®n policial. ¡°Tenemos que pensar en la falsificaci¨®n como un gran negocio mundial ilegal tras el que hay personas que conocen muy bien los mercados, las aduanas¡ y son muy reactivos. Si consideran que una mercanc¨ªa se detiene sistem¨¢ticamente en una aduana, pasar¨¢n a otra. Ahora mismo la m¨¢s permeable es el Pireo, en Grecia¡±, se?ala Jos¨¦ Antonio Moreno. La infraestructura griega fue reflotada por la compa?¨ªa china Ocean Shipping a cambio de una concesi¨®n para operar hasta 2052. Asociaciones de defensa de las marcas de varios pa¨ªses se?alan que ese puerto se est¨¢ convirtiendo en un coladero. Porque de ah¨ª, llegar a cualquier pa¨ªs de la UE por carretera se hace m¨¢s sencillo.
Nuevos canales
Los canales de distribuci¨®n tambi¨¦n se est¨¢n diversificando. A los mercadillos y al top manta, que no decaen, se a?ade la venta a trav¨¦s de Internet mediante paqueter¨ªa postal. Los datos oficiales muestran que los productos falsos que se venden en las plataformas de comercio electr¨®nico ¡ªel nuevo campo de batalla¡ª representan el 41,3% del total, una cifra que se dispara hasta el 90% si se trata de art¨ªculos de lujo. Muchos dedos apuntan a que Alibaba se est¨¢ beneficiando de este fen¨®meno, pese a que p¨²blicamente ha asumido su compromiso antipirater¨ªa.
El equivalente al Amazon chino no parece haber convencido a las marcas. En EE UU, el grupo chino acaba de entrar en la International Anti-Counterfeiting Coalition, el ¨®rgano donde se agrupan las ense?as norte?americanas para luchar contra el comercio ilegal. El ingreso provoc¨® un monumental enfado de empresas como Gucci o Michael Kors, que anunciaron que abandonaban la organizaci¨®n. Si otras siguen sus pasos la coalici¨®n terminar¨¢ debilit¨¢ndose. La firma de bolsos de lujo, junto con otras como Balenciaga, ha demandado a Alibaba por beneficiarse de la venta de productos falsificados.
Este panorama no puede ser m¨¢s sombr¨ªo. ¡°Vamos a tener que convivir con este problema muchos a?os¡±, dicen en Andema. Luis Berenguer, de Euipo, tampoco ve una soluci¨®n inmediata. ¡°Las falsificaciones acompa?an el desarrollo econ¨®mico, el incremento del comercio lleva dentro esa bacteria¡±, se?ala, y pide pol¨ªticas en varios ¨¢mbitos: en concienciaci¨®n, educaci¨®n, persecuci¨®n y sanci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.