Votar lo contrario de lo que parece
Aunque el proyecto de la UE es un proyecto de una ¨¦lite ilustrada que falla con cierta frecuencia al someterse a votaci¨®n, el pegamento de la Uni¨®n Europea es el comercio, y se impondr¨¢
Hace un a?o por estas fechas y mediante un refer¨¦ndum en Grecia se rechazaban las condiciones del rescate que su Gobierno estaba negociando con la Comisi¨®n Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo. Posteriormente, los griegos se habr¨¢n dado cuenta de que, en realidad, votaron mayoritariamente que s¨ª a esas condiciones, aunque ellos creyeran que estaban votando que no.
Mucho antes, en 1992, en Dinamarca, tambi¨¦n en el mes de junio y tambi¨¦n en refer¨¦ndum, se expres¨® la oposici¨®n al Tratado de Maastricht. Veinticuatro a?os despu¨¦s, y tras otro refer¨¦ndum en el a?o 2000 en el que decidieron que no quer¨ªan formar parte de la eurozona y, por tanto, no utilizar el euro como moneda, la situaci¨®n es que, aunque ellos no lo sepan, lo que tienen como moneda (la corona danesa) es en realidad una manera de hablar del euro con otro nombre: el banco central de Dinamarca tienen que hacer esfuerzos indecibles para que la corona se mantenga pegada al euro tanto cuando ¨¦ste se aprecia como cuando pierde valor. ?Por qu¨¦? Porque sus relaciones comerciales con la UE as¨ª lo exigen. Y cuando, como ha sucedido recientemente, un movimiento de entrada de capitales muy fuerte hace que la corona danesa se aprecie mucho, el banco central tiene que intervenir en los mercados de cambio para impedirlo. En suma, un mont¨®n de inconvenientes que no existir¨ªan si usaran el euro directamente como moneda.
Lo m¨¢s probable es que los brit¨¢nicos que han apoyado salir de la UE en realidad hayan apoyado quedarse, porque el comercio entre los pueblos fue siempre el motor del propio imperio brit¨¢nico
?Quiere esto decir, razonando por analog¨ªa, que los votantes brit¨¢nicos que hoy creen que han votado contra la permanencia de Reino Unido en la UE no saben que, en realidad, han votado por quedarse? S¨ª. Lo m¨¢s probable es que ese termine siendo el resultado. El comercio entre los pueblos no solo es una componente esencial del progreso sino que fue siempre el motor del propio imperio brit¨¢nico.
Lo dec¨ªa uno de sus ilustres antepasados, William Pitt (el Viejo): ¡°El comercio es vuestra ¨²ltima trinchera; deb¨¦is defenderla o morir¡±. En Espa?a eso se tradujo, durante el siglo XIX, en la famosa pugna entre proteccionistas (conservadores) y librecambistas (liberales, "los progresistas" de la ¨¦poca), atizada, por cierto, por la "p¨¦rfida Albi¨®n" que era quien m¨¢s claro hab¨ªa teorizado lo que el comercio internacional representaba.
Todo esto cobra un especial relieve en un momento en el que el comercio mundial est¨¢ estancado y la amenaza de una recesi¨®n global es m¨²ltiple y va desde la ca¨ªda de los beneficios empresariales hasta la bajada del precio de las materias primas o el exponencial endeudamiento chino.
La renegociaci¨®n de los tratados europeos que afectan a Reino Unido y las distintas r¨¦plicas del terremoto que se ha iniciado en los mercados en la madrugada del 24 de junio van a suponer costes enormes para empresas brit¨¢nicas y del resto de la UE pues habr¨¢n de revisar sus contratos con cl¨¢usulas afectadas bajo las leyes europeas; tambi¨¦n para los gobiernos por id¨¦nticas razones; para los agentes financieros de todo tipo que puedan acumular p¨¦rdidas por causa de las turbulencias en los mercados; por no hablar de los incontables problemas pol¨ªticos que habr¨¢n de ser resueltos. Y p¨¦rdidas de empleo mientras duren las dudas.
Pero, hay que recordarlo: aunque el proyecto de la UE es un proyecto de una ¨¦lite ilustrada que falla con cierta frecuencia al someterse a votaci¨®n, el pegamento del bloque comunitario es el comercio. Y ese comercio se salvar¨¢. Es la ¨²ltima trinchera. Los brit¨¢nicos lo saben y van a defenderla "o morir". Y el resto de los europeos, tambi¨¦n.
Juan Ignacio Crespo es estad¨ªstico del Estado. Autor del libro ¡°?Por qu¨¦ en 2017 volveremos a entrar en recesi¨®n?¡±. Deusto 2016.
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