Qu¨¦ ¡®casino¡¯ bancario
Italia deber¨ªa pasar, por al menos, un filtro similar al resto: una dura reestructuraci¨®n del sector bancario
¡®Che casino!¡¯ estar¨¢n diciendo desde Roma a Fr¨¢ncfort, pasando por Bruselas, con un problema de solvencia bancaria en Italia abrumador. Se ven¨ªa venir, esta vez s¨ª. Una crisis de manual en la que la fase de negaci¨®n se ha prolongado demasiado y el tiempo de las soluciones peregrinas ¡ªla ¨²ltima, el fallido fondo Atlante, un falso banco malo, escaso y desatinado¡ª ya ha pasado. Mirando para otro lado, se ha comprometido la nueva pol¨ªtica de rescates bancarios europea ¡ªque, supuestamente, protege al contribuyente¡ª y la estabilidad pol¨ªtica de un pa¨ªs poco acostumbrado a tenerla.
Como en otras ocasiones, la nueva derivada de la crisis europea (hemos perdido ya la cuenta) no tiene una soluci¨®n buena. Todas tienen costes y es preciso elegir la menos mala. La lectura pol¨ªtica de estos ¨²ltimos d¨ªas es que es preciso saltarse la recientemente aprobada Directiva de Resoluci¨®n y Recuperaci¨®n Bancaria (BRRD) europea que exige que, antes que el Estado (l¨¦ase, el contribuyente) rescate a un banco (bail-out), paguen los accionistas y bonistas de esa entidad (bail-in). La supuesta raz¨®n para no aplicar esta norma es que Renzi est¨¢ intentando un cambio constitucional (referendo incluido) que saque a Italia de su inmovilismo reformista y un bail-in ser¨ªa la salsa perfecta para aderezar la pasta populista y tumbar tales iniciativas.
Tras rescates como el espa?ol, tras situaciones tensas como las que se produjeron con la crisis de la banca chipriota, tras ponerse de manifiesto que la uni¨®n bancaria es el ¨²nico cortafuegos frente a los que desean la ca¨ªda del euro, no puede mirarse para otro lado y dejar que Italia solucione a su manera este embrollo. Se me antoja, de hecho, que el problema de resoluci¨®n va m¨¢s all¨¢: a los que la uni¨®n bancaria nos parece un proyecto tan fant¨¢stico como incompleto no nos sorprender¨ªa que la BRRD no se aplicara, no ya como (enorme) favor pol¨ªtico a una Italia que cuenta con gran peso en las autoridades supervisoras, sino porque la uni¨®n bancaria actual no tiene la potencia financiera, agilidad e independencia necesarias para abordar esa crisis.
A¨²n entendiendo estos problemas, Italia deber¨ªa pasar por, al menos, un filtro similar al resto: una dura reestructuraci¨®n del sector, condicionalidad del programa financiero y aplicaci¨®n razonable de medidas bail-in, donde los accionistas y bonistas de los bancos implicados deber¨ªan asumir, al menos, parte de las p¨¦rdidas. Claro est¨¢, que si en su comercializaci¨®n minorista hubo mala praxis, la justicia italiana deber¨ªa tambi¨¦n actuar para que esos inversores recuperaran lo preciso.
Al fin y al cabo, mientras media Europa discut¨ªa los mecanismos de bail-in y aplicando medidas de protecci¨®n del peque?o inversor, no parece muy l¨®gico que en Italia se permitiera traspasar el problema de solvencia al peque?o ahorrador, coloc¨¢ndole una cantidad ingente de obligaciones bancarias. En definitiva, es mejor aplicar la directiva y corregir lo que sea preciso ex-post, que pasar por el rid¨ªculo de dar un trato favorable a Italia. Precisamente el Brexit tampoco puede servir de excusa de ¡°excepcionalidad¡±, como tambi¨¦n se ha sugerido. Si se quiere m¨¢s Europa, hay que empezar por respetar sus leyes.
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