Se ve¨ªa venir
Necesitamos un plan de consolidaci¨®n fiscal para lo que resta de d¨¦cada que sea serio
Los enfoques tecnocr¨¢ticos de la pol¨ªtica me generan rechazo y prevenci¨®n. Los asuntos p¨²blicos no pueden ser resueltos solo desde el conocimiento t¨¦cnico. En la prelaci¨®n en los objetivos o en la distribuci¨®n entre personas o regiones de los costes o beneficios de las decisiones p¨²blicas pesan, inevitablemente, los juicios de valor. Y son los ciudadanos a trav¨¦s de sus representantes los que deben buscar los equilibrios pertinentes.
Pero un sentimiento a¨²n m¨¢s intenso es el que experimento cuando asisto a debates p¨²blicos a espaldas de ese conocimiento. La virtud est¨¢ en la interconexi¨®n fecunda entre los dos planos, para contar con discusiones bien informadas, en los que los prejuicios no sustituyan a la raz¨®n, pero que lo t¨¦cnico no supla lo pol¨ªtico.
El d¨¦ficit p¨²blico espa?ol nos genera problemas y advierte de una deficiencia. Con el incumplimiento de los objetivos de d¨¦ficit rompemos con las reglas comunitarias, lo que provoca p¨¦rdida de reputaci¨®n, riesgo de multas y desconfianza en los mercados financieros internacionales. En cuanto a lo segundo, si con la vuelta del crecimiento econ¨®mico seguimos con un d¨¦ficit en el 5%, ?no ser¨¢ que tenemos un desencaje estructural entre gastos e ingresos m¨¢s all¨¢ del efecto negativo del ciclo? Por ambos motivos, lo que necesitamos es un plan de consolidaci¨®n fiscal para lo que resta de d¨¦cada que sea serio y riguroso, merecedor del respaldo de la Autoridad Fiscal Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) y el Banco de Espa?a; y que contemple una ca¨ªda sostenida del d¨¦ficit estructural, reequilibrando ingresos y gastos p¨²blicos en el nivel que pol¨ªticamente se considere oportuno.
En esta estrategia el conocimiento t¨¦cnico debe guiarnos para saber qu¨¦ hacer en el frente del fraude fiscal, c¨®mo reformar el sistema impositivo, cu¨¢les son las carencias principales en nuestros programas de gasto p¨²blico y d¨®nde existe margen para ajustar¡ Pero tambi¨¦n para las afortunadamente inevitables decisiones pol¨ªticas sobre la extensi¨®n de la cartera de servicios, la distribuci¨®n de la carga fiscal, d¨®nde queremos situarnos en el campo de la desigualdad, etc¨¦tera. Lo que no pueden hacer los responsables pol¨ªticos es mezclarlo todo, construir castillos en el aire, dejar que la ret¨®rica sustituya a todo lo dem¨¢s. No podemos presentar ofertas electorales inconsistentes desde un punto de vista presupuestario; o decir que existe margen para rebajas impositivas adicionales, cuando sabemos desde hace muchos meses que no lo tenemos y que nos equivocamos aplic¨¢ndolas en 2015 y 2016; o mirar para otro lado cuando alguien se?ala las carencias financieras de la Seguridad Social.
En estos momentos necesitamos en Espa?a un Ejecutivo serio que explicite el men¨² fiscal que les espera a los ciudadanos y la forma en la que lo va a cocinar. Pasaron las elecciones, pero el Gobierno no est¨¢ todav¨ªa decidido. En las negociaciones abiertas deber¨ªa quedar m¨¢s claro la estrategia que nos espera para los pr¨®ximos cuatro a?os. Una estrategia que gustar¨¢ m¨¢s a unos que otros pero que, sin duda, va a ser menos jovial para todos que lo que se pintaba en la campa?a electoral.
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