La econom¨ªa no est¨¢ en funciones
En una situaci¨®n como la actual en Espa?a la integraci¨®n en la eurozona es mucho m¨¢s vinculante que lo que pueda dejar de hacer cualquier gobierno
La compleja realidad de estos ¨²ltimos a?os nos est¨¢ ense?ando, entre otras cosas, a precisar el valor de determinadas presunciones, como es la relativa a la causalidad entre situaci¨®n pol¨ªtica y comportamiento de la econom¨ªa, dependiendo del grado de integraci¨®n supranacional de esta. El caso de Espa?a es relevante. Tras ocho meses de interinidad pol¨ªtica, un Gobierno en funciones y dos convocatorias electorales con repetidos resultados nada favorables a una c¨®moda gobernaci¨®n del pa¨ªs, los indicadores econ¨®micos son, en l¨ªneas generales, mejores de los previstos cuando se convocaron las primeras elecciones. La explicaci¨®n, en mi opini¨®n, es que en una situaci¨®n como la actual la integraci¨®n en la eurozona es mucho m¨¢s vinculante que lo que pueda dejar de hacer cualquier gobierno. Sin la excepcional tutela del Banco Central Europeo (BCE) Espa?a estar¨ªa hoy sufriendo las consecuencias de esos factores de riesgo pol¨ªtico, en forma de una marcada inestabilidad financiera, en el mejor de los casos.
Con la informaci¨®n disponible, el dinamismo de la econom¨ªa espa?ola a lo largo de la primera mitad del a?o ha sido mayor que el esperado por la totalidad de analistas, agencias multilaterales y el propio gobierno. Aunque con algo menos de intensidad, los factores que propulsaron el inicio de la recuperaci¨®n ¡ªprecios bajos de los hidrocarburos, tipo de cambio del euro favorable a las exportaciones y tipos de inter¨¦s excepcionalmente reducidos¡ª han mantenido su contribuci¨®n fundamental al crecimiento de la econom¨ªa. En primer semestre la expansi¨®n habr¨¢ alcanzado muy probablemente el 3%, con tasas similares de creaci¨®n de empleo. Las exportaciones de bienes han seguido creciendo favorecidas adem¨¢s por una contenci¨®n de los costes laborales unitarios, y los ingresos por turismo siguen batiendo records, tambi¨¦n beneficiados por factores externos como es el deterioro de la estabilidad en destinos competidores a los nuestros.
El periodo m¨¢s dilatado de interinidad pol¨ªtica de nuestra democracia tampoco ha impedido aumentos en la inversi¨®n empresarial, amparada en esas condiciones financieras benignas que, adem¨¢s, posibilitan la reducci¨®n del endeudamiento. La reciente extensi¨®n por el BCE de las adquisiciones de deuda a la emitida por algunas grandes empresas ha contribuido a la mejora del clima financiero cuyo exponente m¨¢s destacado es la cotizaci¨®n de nuestra deuda p¨²blica y la ausencia de revisiones a la baja en su calidad crediticia. Y ello a pesar del manifiesto deterioro de las finanzas p¨²blicas.
En condiciones normales, sin esa protecci¨®n del BCE, los mercados de bonos habr¨ªan infringido severos castigos tras el continuo aumento de la deuda p¨²blica, la desviaci¨®n del objetivo de d¨¦ficit p¨²blico y las amenazas de sanci¨®n por la Comisi¨®n Europea. Lo que hemos presenciado, sin embargo, son ascensos significativos en la cotizaci¨®n de nuestra deuda p¨²blica ¡ªdescensos en los tipos de inter¨¦s¡ª e incluso estrechamientos de los correspondientes diferenciales con la deuda alemana. Esa dichosa intensa vigilancia europea (impuesta en lugar de una sanci¨®n), tendr¨¢ sin duda trascendencia pol¨ªtica, pero su reflejo en la actividad econ¨®mica o en las variables financieras ha sido m¨¢s que neutralizado por el activismo del BCE.
En una situaci¨®n como la actual en Espa?a la integraci¨®n en la eurozona es mucho m¨¢s vinculante que lo que pueda dejar de hacer cualquier gobierno
No hace falta insistir en que de ese contraste entre resultados econ¨®micos y situaci¨®n pol¨ªtica no cabe deducir la f¨¢cil conclusi¨®n de que la inestabilidad pol¨ªtica es poco relevante. Acaba pasando factura en forma de un deterioro creciente de las expectativas de los agentes econ¨®micos nacionales y extranjeros. Siempre podr¨ªa analizarse cuales habr¨ªan sido los resultados econ¨®micos si adem¨¢s de la protecci¨®n del BCE y la complicidad de algunos factores externos hubi¨¦ramos dispuesto de un gobierno estable. Pero quiz¨¢s no habr¨ªan mejorado mucho las cosas en estos ocho meses, porque en realidad, la exposici¨®n a variaciones adversas en el entorno es tan vinculante o m¨¢s que la estabilidad pol¨ªtica. Y en los meses que tenemos por delante las que tendr¨¢n lugar en Europa no van a ser precisamente tan c¨®mplices del crecimiento econ¨®mico como hasta ahora.
Al debilitamiento de los propulsores externos y las tensiones geopol¨ªticas se incorporar¨¢ la incertidumbre sobrevenida tras el refer¨¦ndum brit¨¢nico que ya ha justificado la revisi¨®n a la baja de las posibilidades de crecimiento en Reino Unido y en toda la UE. Un verdadero ¡°palo en las ruedas de la recuperaci¨®n¡±, como ha destacado el economista-jefe del FMI. Efectivamente, ¡°el momento m¨¢s delicado para la econom¨ªa mundial desde 2008¡±, seg¨²n el G20, cuando la crisis se propag¨® por todas las econom¨ªas avanzadas. Este s¨ª que es un foco de incertidumbre pol¨ªtica, bastante m¨¢s relevante para la econom¨ªa que el existente en Espa?a, en la medida en que puede hacer a¨²n m¨¢s dif¨ªcil la protecci¨®n de la estabilidad de la eurozona. Desde luego, un obst¨¢culo a?adido a la gesti¨®n de los problemas en algunos sistemas bancarios continentales, el italiano y portugu¨¦s de forma destacada.
La econom¨ªa espa?ola, recordemos, mantiene v¨ªnculos importantes con la brit¨¢nica, tanto comerciales, con un super¨¢vit en la correspondiente balanza de pagos, como desde luego, en servicios. El pa¨ªs tiene a los brit¨¢nicos como principales visitantes tur¨ªsticos y la poblaci¨®n estable de europeos m¨¢s numerosa. Sobre el total del stock de inversi¨®n directa en el extranjero de las empresas espa?olas tambi¨¦n Reino Unido representa una de las m¨¢s importantes proporciones, en sectores de gran significaci¨®n para la econom¨ªa espa?ola.
Todo ello no favorece la continuidad del dinamismo observado en la primera mitad del a?o y la correspondiente soluci¨®n de algunos problemas que la recuperaci¨®n no ha reducido. El d¨¦ficit y la correspondiente deuda p¨²blica es uno de ellos, pero estrechamente vinculado es el desequilibrio en el sistema p¨²blico de pensiones, que requerir¨¢ de la asignaci¨®n de ingresos p¨²blicos en un plazo no muy distante. Las correcciones necesarias no son igualmente llevaderas si el crecimiento econ¨®mico y el del empleo no acompa?a.
La econom¨ªa espa?ola, a diferencia del Gobierno, no ha estado en funciones, pero es candidata a sufrir las consecuencias en las alteraciones del entorno internacional que hasta hace poco le ha sido ciertamente propicio. El rigor de esas consecuencias depender¨¢ de la reacci¨®n de las instituciones europeas, de su voluntad y capacidad para adoptar decisiones que neutralicen esos vientos recesivos. Las pol¨ªticas del BCE han dado de s¨ª pr¨¢cticamente lo que pod¨ªa. Es de todo punto necesario acompa?arlas con aumentos de la inversi¨®n, en primer lugar las comprometidas por Jean-Claude Juncker cuando accedi¨® a la presidencia de la UE prometiendo la movilizaci¨®n de 315.000 millones de euros con el fin de mejorar conexiones e industrias de red. Pero tambi¨¦n las de aquellos pa¨ªses como Alemania que disponen de margen de maniobra suficiente en sus finanzas p¨²blicas.
Hacer valer esas decisiones, as¨ª como las circunstancias que han determinado el incumplimiento del d¨¦ficit p¨²blico de nuestra econom¨ªa deber¨ªa ser una de las principales tareas del nuevo gobierno. La relevancia de la acci¨®n pol¨ªtica en Europa ha de corresponder con la importancia que las decisiones de sus instituciones han revelado sobre la econom¨ªa espa?ola. Peor que el Gobierno espa?ol siguiera en funciones seria que las instituciones comunitarias no respondieran a las amenazas que pesan sobre el bienestar de la mayor¨ªa de los europeos y, en definitiva, sobre ellas mismas. Las se?ales emitidas hasta ahora desde Bruselas no son precisamente proporcionales a los riesgos de estancamiento secular. Ni a las que el BCE reclama desde hace tiempo, consciente del agotamiento de sus terapias.
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