Monedas de plata
Costar¨¢ perdonar a la c¨²pula republicana su traici¨®n a los principios estadounidenses a cambio de bajar impuestos a los ricos
A estas alturas, resulta evidente para cualquiera que quiera verlo que Donald Trump es un eg¨®latra ignorante, extremadamente falso, err¨¢tico, inmaduro y camorrista. Por otro lado, es una persona horrible. Pero, a pesar de algunas deserciones muy destacadas, la mayor¨ªa de las figuras importantes del Partido Republicano ¡ªincluidos, especialmente, Paul Ryan, el presidente de la C¨¢mara, y Mitch McConnell, el l¨ªder de la mayor¨ªa del Senado¡ª siguen apoy¨¢ndolo, con amenazas de violencia y todo. ?Por qu¨¦?
Una respuesta es que estos hombres y mujeres nunca se han caracterizado por sus principios. S¨¦ que, en los medios de comunicaci¨®n, muchos siguen decididos a presentar a Ryan, en concreto, como un hombre honrado que se toma en serio la pol¨ªtica, pero el hecho es que sus propuestas pol¨ªticas siempre han sido estafas evidentes.
Otra respuesta es que, en una ¨¦poca de partidismo intenso, el mayor riesgo al que se enfrentan muchos pol¨ªticos republicanos no es el de perder las elecciones generales, sino el de perder frente a un extremista advenedizo de su propio partido. Por eso les da miedo contrariar a Trump, cuya fealdad canaliza los verdaderos sentimientos de las bases del partido.
Pero hay una tercera respuesta, que puede resumirse en un n¨²mero: 34.
?De qu¨¦ se trata? Es, seg¨²n c¨¢lculos de la Oficina Presupuestaria del Congreso, el tipo impositivo medio del 1% m¨¢s rico en 2013, el ¨²ltimo a?o para el que se dispone de datos. Y ha subido desde solo el 28,2% en 2008, gracias a que el presidente Obama dej¨® que expiraran las rebajas fiscales para las rentas m¨¢s altas aprobadas por Bush, y cre¨® nuevos impuestos para sufragar una extraordinaria ampliaci¨®n de la cobertura sanitaria, en virtud de la Ley de Asistencia Sanitaria Asequible. Los impuestos que pagan los extremadamente ricos han subido a¨²n m¨¢s.
Si Hillary Clinton gana, los impuestos de la ¨¦lite permanecer¨¢n, como m¨ªnimo, en ese nivel, y puede que incluso suban considerablemente si a los dem¨®cratas les va lo bastante bien en las elecciones al Congreso para que Clinton consiga aprobar leyes nuevas. El Centro de Pol¨ªtica Tributaria, sin vinculaciones partidistas, calcula que el plan tributario de Clinton elevar¨ªa otros 3,4 puntos porcentuales el tipo tributario medio del 1% m¨¢s rico, y cinco puntos porcentuales el tipo del 0,1% m¨¢s rico.
Pero si el "populista" Donald Trump gana, los impuestos que pagan los ricos bajar¨¢n mucho; en concreto, Trump pide la eliminaci¨®n del impuesto sobre sucesiones, que en la actualidad solo afecta a un peque?o n¨²mero de propiedades muy, muy grandes (una pareja casada no paga ning¨²n impuesto si su propiedad no vale m¨¢s de 10,9 millones de d¨®lares).
De modo que, si uno es rico, o es alguien que ha hecho carrera defendiendo fielmente los intereses de los ricos, la decisi¨®n est¨¢ clara: siempre que no le importen demasiado cosas como el racismo m¨¢s repelente, la defensa de la democracia y la libertad de culto o incluso evitar una guerra nuclear, Trump es su hombre.
Y, en gran medida, as¨ª es como la c¨²pula republicana sigue vi¨¦ndolo. Librarse del impuesto sobre sucesiones es "la piedra angular del movimiento conservador", declaraba un importante donante a Sahil Kapur, de Bloomberg. Hay que tener claras las prioridades.
?Deber¨ªa sorprendernos que miembros destacados del Partido Republicano est¨¦n tan dispuestos a aceptar este trato? Bueno, s¨ª que deber¨ªa; nunca, jam¨¢s, debemos empezar a aceptar esta clase de situaciones como algo normal en la pol¨ªtica. Pero no deber¨ªa extra?arnos, porque no es m¨¢s que una prolongaci¨®n del pacto con el diablo que la derecha econ¨®mica lleva d¨¦cadas haciendo, desde la ¨¦poca de la "estrategia sure?a" de Nixon.
No se lo crean porque lo diga yo; escuchen a los conservadores que han dicho basta. Hace poco, Avik Roy, republicano y destacado experto en pol¨ªtica sanitaria, ha tenido la valent¨ªa personal y moral de admitir lo que los liberales (y los polit¨®logos) llevan a?os diciendo: "En realidad, el centro gravitatorio del Partido Republicano es el nacionalismo blanco".
Quiero dejar claro que no estoy diciendo que los m¨¢ximos dirigentes republicanos sean o hayan sido racistas. Pero eso no importa. Lo que s¨ª importa es que han estado dispuestos a hacerles la pelota a los intolerantes a cambio de rebajas tributarias para los ricos y liberalizaci¨®n financiera. Recuerden, Mitt Romney acept¨® encantado el apoyo de Trump en 2012, sabiendo de sobra que estaba acogiendo a un defensor de teor¨ªas conspirativas de ¨ªndole racista.
Todo lo que ha ocurrido este a?o se ha debido a que los nacionalistas blancos han pasado de ser personajes secundarios a ser protagonistas. As¨ª que, cuando los republicanos que estuvieron de acuerdo con la estrategia inicial dicen basta cuando llega Trump, en realidad no est¨¢n defendiendo ning¨²n principio, sino quej¨¢ndose del precio. Y la c¨²pula del partido ni siquiera est¨¢ dispuesta a eso.
Si estas elecciones transcurren como es probable que transcurran, de aqu¨ª a unos meses, esas figuras republicanas destacadas tratar¨¢n de fingir que en realidad nunca han apoyado al candidato del partido, que en el fondo siempre han sabido que era la persona equivocada.
Pero las dudas que puedan albergar, sean las que sean, no justifican sus actos y, de hecho, los vuelven a¨²n m¨¢s imperdonables. Porque el hecho es que, ahora mismo, cuando importa, han decidido que las rebajas de impuestos a los ricos son una buena recompensa por traicionar los ideales estadounidenses y poner en peligro la rep¨²blica tal como la conocemos.
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