Estados Unidos, ante una decisi¨®n sobre su deuda
El Gobierno no deber¨ªa actuar como un banco que acumula deudas a corto plazo para financiar a largo
?Debe el Gobierno de Estados Unidos emitir deuda a m¨¢s largo plazo para asegurarse la continuidad del baj¨ªsimo costo de financiaci¨®n actual? Es una decisi¨®n dif¨ªcil, pero tal vez haya llegado el momento de tomarla ahora que el pa¨ªs ya est¨¢ bastante endeudado (sin hablar de las obligaciones futuras por pensiones y seguros m¨¦dicos, que probablemente aumentar¨¢n).
Hasta ahora, el Tesoro de Estados Unidos y la Junta de la Reserva Federal han trabajado juntos para mantener reducida la deuda p¨²blica a largo plazo, con el objetivo de bajar el inter¨¦s que paga el sector privado. En la actualidad, la duraci¨®n media de los t¨ªtulos de deuda de Estados Unidos (que integran el balance de la Reserva Federal) es de menos de tres a?os, muy por debajo de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos, incluso con los enormes programas de flexibilizaci¨®n cuantitativa de sus bancos centrales.
La preferencia por el endeudamiento a corto plazo como forma de tratar de estimular la econom¨ªa ha tenido sentido hasta ahora. Adem¨¢s, como el tipo de inter¨¦s de la deuda de Estados Unidos a 30 a?os es aproximadamente 200 puntos b¨¢sicos superior al de la deuda a un a?o, acortar los plazos supon¨ªa un ahorro para el fisco.
Pero el Gobierno no deber¨ªa actuar como un banco o un fondo de cobertura, que acumula deudas a corto plazo para financiar proyectos a largo plazo; es demasiado arriesgado. Como la deuda p¨²blica de Estados Unidos ya anda por el 82% del PIB, el posible costo fiscal de una r¨¢pida subida de tipos puede ser enorme.
Nadie dice que semejante aumento sea probable o inminente, pero no es una perspectiva tan remota como algunos quisieran creer. Para empezar, los tipos de inter¨¦s podr¨ªan dispararse en caso de guerra o alg¨²n otro acontecimiento catastr¨®fico. Otra posibilidad menos dram¨¢tica, pero m¨¢s probable, es que un d¨ªa la Reserva Federal encuentre el modo de aumentar las expectativas de inflaci¨®n, que (lo mismo que en la mayor¨ªa de las econom¨ªas avanzadas) vienen cayendo inexorablemente. Si lo logra, los tipos subir¨¢n.
Otra causa posible de aumento del tipo de inter¨¦s ser¨ªa el da?o autoinfligido. Supongamos, por ejemplo, que los votantes estadounidenses eligieran como presidente a un empresario impredecible e incompetente, para el que una quiebra es cosa de todos los d¨ªas. O una secuencia de l¨ªderes populistas que adopten la estrafalaria idea de que el nivel de deuda p¨²blica no tiene importancia y nunca deber¨ªa ser obst¨¢culo a la maximizaci¨®n del gasto p¨²blico.
Por desgracia, si un d¨ªa Estados Unidos se encontrara con una normalizaci¨®n abrupta de los tipos de inter¨¦s se ver¨ªa obligado a implementar un ajuste impositivo y fiscal importante. Y, por norma general, es casi seguro que el coste de ese ajuste (incluido un aumento del desempleo) caer¨ªa sobre todo sobre los pobres, hecho que los populistas que creen que endeudarse es gratis se cuidan bien de mencionar.
Pero alargar los plazos de la deuda no implica necesariamente que haya que endeudarse menos. La mayor¨ªa de los economistas coincide en que tiene sentido aumentar el d¨¦ficit si se usa para financiar infraestructuras y mejoras educativas (por no hablar de la seguridad nacional, en el plano material y cibern¨¦tico). Hay una larga lista de proyectos valiosos postergados, y el tipo de inter¨¦s real (ajustado a la inflaci¨®n) est¨¢ en un nivel bajo (aunque si se mide bien, puede ser bastante mayor a lo que indican las cifras oficiales, sobre todo porque la incapacidad del Gobierno para contabilizar debidamente los beneficios de la nueva econom¨ªa lleva a que exagere el nivel de inflaci¨®n). Ojal¨¢ el pr¨®ximo presidente cree un grupo de tareas para temas de infraestructura con suficiente independencia y experiencia t¨¦cnica para ayudar a gestionar las propuestas de proyectos, como hizo el Gobierno brit¨¢nico anterior al Brexit.
Estados Unidos tiene margen para endeudarse, porque controla la moneda de reserva internacional; pero debe estructurar sus deudas con prudencia. Hace algunos a?os, todav¨ªa ten¨ªa sentido que la Reserva Federal extremara el ingenio para bajar el costo financiero a largo plazo. Hoy que la econom¨ªa se est¨¢ normalizando, pol¨ªticas creativas como la FC (que en la pr¨¢ctica acorta el plazo de la deuda p¨²blica al succionar del mercado bonos a largo plazo) ya no parecen tan razonables.
Por eso es hora de que el Tesoro de Estados Unidos considere endeudarse a m¨¢s largo plazo que lo que fue habitual estos ¨²ltimos a?os; hoy, el m¨¢ximo es el bono a 30 a?os. Pero Espa?a ha podido emitir deuda a 50 a?os a tasas muy bajas, mientras que Irlanda, B¨¦lgica e incluso M¨¦xico han vendido deuda a 100 a?os. Por supuesto, nada garantiza que los tipos no bajar¨¢n m¨¢s, pero la cuesti¨®n es reducir el riesgo de los flujos de pagos de intereses futuros.
Muchos cr¨ªticos m¨¢s pr¨®ximos a la izquierda se?alan el caso de Jap¨®n (cuya deuda neta anda por el 140% del PIB) como prueba de que es razonable endeudarse m¨¢s, a pesar de las escasas cifras de crecimiento. Esto lleva impl¨ªcita la idea de que no hace falta preocuparse por la deuda, y mucho menos por su estructura de vencimientos. Pero en realidad, muchos pol¨ªticos y economistas japoneses est¨¢n m¨¢s que preocupados, y no recomiendan que otros pa¨ªses imiten la actitud de su Gobierno en este tema.
El caso de Europa es ciertamente distinto, ya que all¨ª el desempleo es mucho mayor y hay razones m¨¢s convincentes para seguir estimulando la econom¨ªa, aunque sea a riesgo de aumentar los pagos futuros. Pero ahora que la econom¨ªa estadounidense est¨¢ en firme recuperaci¨®n, puede que lo mejor sea acelerar la normalizaci¨®n de la pol¨ªtica de endeudamiento y no dar por sentado que los prestamistas extranjeros ser¨¢n pacientes, sin importar la direcci¨®n que tome la pol¨ªtica estadounidense.
Kenneth Rogoff, ex economista principal del FMI, es profesor de Econom¨ªa y Pol¨ªticas P¨²blicas en la Universidad de Harvard.
? Project Syndicate, 2016.
Traducci¨®n de Esteban Flamini.
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