Las tarjetas ¡®black¡¯ o c¨®mo se dignifica un sueldo
Blesa ofrece una gran explicaci¨®n sobre las tarjetas: fue un arrebato de decoro, que en todo caso tuvieron otros, para que los consejeros cobraran lo que se merec¨ªan
En un encomiable acierto topogr¨¢fico-judicial el proceso de las tarjetas black se celebra en la calle L¨ªmite. No solo porque transcurra en los l¨ªmites de la realidad, del sentido de la realidad de algunos acusados, tambi¨¦n porque es el conf¨ªn entre Torrej¨®n de Ardoz y San Fernando de Henares, as¨ª como de la tarifa de taxis de Madrid. A partir de all¨ª, los n¨²meros vuelan, se pierde el control y que sea lo que Dios quiera. Como les pas¨® a los de las black, que ya era adicci¨®n al cajero. Este viernes comenzaron a declarar los 65 investigados, empezando por Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid hasta 2010, y con todo lo que ha ca¨ªdo debe reconocerse que fue capaz de dar una explicaci¨®n nueva y sorprendente: todo surgi¨® por un acto de dignidad, que en todo caso tuvieron otros.
Los vinos, las joyas, las cenas, las cacer¨ªas de elefantes, fueron porque nobleza obliga. Blesa rememor¨® aquel fat¨ªdico d¨ªa de 1988, aunque ¨¦l todav¨ªa no estaba, en que el consejo de administraci¨®n de Caja Madrid decidi¨® subir el sueldo a sus miembros ¡°para dignificar su retribuci¨®n¡±. Que visto lo visto no es exactamente lo mismo que un sueldo digno. Pero aquello deb¨ªa de ser una cosa humillante, y adem¨¢s impuesta por la ley, porque no se pod¨ªan subir las dietas, as¨ª que se les ocurri¨® un sistema alternativo: adem¨¢s del salario, tarjetas de barra libre. Todo esto seg¨²n Blesa, que echa la culpa al equipo anterior. Pero en cualquier caso a ¨¦l le parece normal. Se defendi¨® bien, con seguridad, labia y soltura. Se lo sab¨ªa, citaba leyes y fechas de memoria, no en vano se sac¨® en su d¨ªa las oposiciones de inspector de Hacienda. Te imaginabas perfectamente c¨®mo te pod¨ªa convencer para colocarte unas preferentes, por ejemplo.
Explic¨® el tema con naturalidad y puso como ejemplo que en 1996 el balance de la entidad era de 30.000 millones de euros, y en 2009 ya ascend¨ªa a 200.000. ?C¨®mo vas a seguir cobrando lo mismo, sobre todo si es una caja de ahorros con fines ben¨¦ficos? No: ¡°Se acompasaron las retribuciones de todo orden a la responsabilidad y el tama?o de la caja¡±. Cuanto m¨¢s grande era la caja, m¨¢s met¨ªan la mano dentro. Pero sin ninguna mala conciencia, ¡°con la plena convicci¨®n de que actuaba leg¨ªtimamente¡±, insisti¨® Blesa. Porque se lo merec¨ªan.
Es que Blesa lleg¨® en 1994, se encontr¨® el tinglado montado, eso asegura, y hasta hoy. No le extra?¨® ni nunca nadie le dijo nada en 23 a?os. Le escuchaban perplejos en la ¨²ltima fila ocho estafados por las preferentes. A ellos les exig¨ªan un m¨¢ster para saber lo que les estaban colando, pero las ocho filas de venerables personajes que se sentaban delante de ellos ten¨ªan el bendito privilegio de la ignorancia, aunque eran lo m¨¢s selecto de este pa¨ªs ¨Cde hecho idearon algo tan maquiav¨¦lico como lo de las preferentes- y lo de las black es de primero de econ¨®micas. Los de las preferentes, por ejemplo, eso s¨ª lo pillan al vuelo.
La ¨¦lite seleccionada para este banquillo, ambiente masculino, anciano y de traje oscuro, conversaba animadamente antes del juicio. No era el funeral para todos los espa?oles que el otro d¨ªa describi¨® el fiscal para pedir una vela en este entierro. Era una escena chocante, porque reinaba algo que se pod¨ªa llegar a confundir con la despreocupaci¨®n. Esta gente no se ve¨ªa reunida desde aquellos fant¨¢sticos consejos de administraci¨®n, y si sonre¨ªan ahora, c¨®mo ser¨ªa en los buenos tiempos. Entrar¨ªan bailando la conga. Hasta a Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, trasladado desde la c¨¢rcel y al que le hacen un poco de vac¨ªo, le abraz¨® uno. Bromas, corrillos ruidosos, parec¨ªa una salida de misa antes de los aperitivos. De hecho lo hubo luego, en el receso. Una de las abogadas sac¨® unas bandejas de cart¨®n con s¨¢ndwiches y tortilla de patatas. Los de las preferentes flipaban, igual que algunos de los veteranos de la Audiencia que no hab¨ªan visto nada igual en su vida. ¡°Y a nosotros ni nos ofrecieron¡±, se quejaban luego Miguel y Rosa Mar¨ªa Rodr¨ªguez, dos de los afectados por la estafa. Claro, sin haber estado nunca en un juicio, pensaron que aquello formaba parte del festival, que a¨²n segu¨ªa adelante a sus expensas. Es que si uno no es del ambiente ya no sabe lo que es normal y lo que no. Miguel, seg¨²n sus palabras, tuvo este di¨¢logo con la letrada cuando intent¨® coger un cubito de tortilla y ella le pregunt¨®:
-?Usted qui¨¦n es?
-Soy uno de los que ha pagado esta tortilla.
La abogada le respondi¨® que no pod¨ªa ser porque la hab¨ªa pagado ella. Que ya entre ellos se lo com¨ªan. Es como lo que explic¨® Blesa en la sala, que cuando lleg¨® a Caja Madrid no hizo preguntas sobre las black porque hab¨ªa ¡°un principio de confianza en una instituci¨®n tricentenaria¡±. Y en el juicio en los canap¨¦s enseguida se notaba que estos se?ores de niki y zapatillas no eran de all¨ª y no te pod¨ªas fiar. Estaban fuera de lugar: si colocabas en fila a las ciento y pico personas de la sala y te daban diez segundos para identificar a los de las preferentes te sobraban cinco. No era la ropa modesta, es que eran los m¨¢s serios y preocupados. De hecho solo les dejaron entrar con la promesa de que se iban a portar bien. Y para alguien a quien han robado 300.000 euros, como a la se?ora Rodr¨ªguez, se portaron estupendamente.
En cambio en Caja Madrid y luego Bankia te pod¨ªas fiar: como bien recalc¨® Blesa, ning¨²n departamento, ni asesor jur¨ªdico, ni auditores, ni el Banco de Espa?a, ni Hacienda, dijo nunca nada en 23 a?os, y ya es raro, con gente de todos los grandes partidos y sindicatos dentro. La gran tesis de defensa de Blesa es que el sistema black no se ocultaba y no estaba oculto, porque si no toda esta gente lo habr¨ªa visto. Cosas de Expediente X que en el mismo tono esot¨¦rico el expresidente resumi¨® as¨ª: ¡°La oscuridad no se ha producido¡±. O supersiticiones de brujas: "Todo el mundo estaba en la creencia de que eso estaba incluido". Su abogado le pregunt¨®: ¡°?Hubo la menor objeci¨®n? ?A alguien se le plante¨® alguna duda?¡±. ¡°No, a nadie¡±, respondi¨® Blesa. Y esto entre gente con estudios. Ent¨¦rense: esto era lo normal, eran ustedes los anormales.
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