Capotex tiene el futuro cubierto
La empresa espa?ola se posiciona entre las l¨ªderes del mercado de protecci¨®n de cintas transportadoras
Jorge Saura lleva el emprendimiento en la sangre. Su padre luch¨® para poner en pie una empresa de cerramientos y naves industriales. Tras una serie de emprendimientos inmobiliarios, Saura encontr¨® su idea de negocio gracias a una inspiraci¨®n de su padre. "All¨¢ por 1996 se dio cuenta de la existencia de un nicho de mercado que nadie estaba trabajando", explica. "Las cintas transportadoras de mineral deben cubrirse, tanto por cuestiones medioambientales como para proteger la salud de los trabajadores. Sin embargo, al visitar empresas de ingenier¨ªa, cementeras y minas, nos dimos cuenta de que en Espa?a no hab¨ªa nadie que fabricara ni comercializara estos elementos".
Capotex naci¨® para cubrir un nicho de mercado que, 20 a?os despu¨¦s, se ha ampliado a sectores y aplicaciones tan variopintas como terminales de cruceros; mangas de acceso flexibles para aeropuertos de mediano tama?o; zonas de recreo infantil, eventos, negocios de restauraci¨®n, estaciones de esqu¨ª... "Son bastantes las situaciones y espacios en los que se puede necesitar un producto como el nuestro: la creaci¨®n de entornos cubiertos, est¨¦ticos, independientes y de dise?o atractivo", explica Saura. Con sede en Majadahonda (Madrid) e instalaciones en Olmedo (Valladolid), Capotex es una empresa de 30 trabajadores con una facturaci¨®n anual de cinco millones de euros. Desde su fundaci¨®n en 1996 ha cubierto m¨¢s de 600 kil¨®metros de cinta transportadora y ha montado instalaciones en m¨¢s de 50 pa¨ªses.
Despu¨¦s de haber pasado (y sobrevivido) las crisis de 2001 y 2007, en Capotex asumen que el impulso globalizador que la empresa adopt¨® desde el comienzo ha sido clave para la supervivencia de la compa?¨ªa. "Para nosotros, exportar ha sido esencial", considera Saura. "Apenas vendemos en Espa?a, aunque s¨ª a empresas espa?olas que trabajan en el extranjero. Nosotros siempre las crisis las hemos pasado viajando, exportando e innovando".
El peligro del polvo flotante
Todo aquel que vive junto a una instalaci¨®n que tenga que ver con la extracci¨®n de mineral ¡ªya sea una mina, una cinta transportadora o los almacenes de un puerto¡ª sabe que el polvo de mineral es mucho m¨¢s que un tema de limpieza dom¨¦stica. Respirar estas sustancias es perjudicial para la salud. "Las part¨ªculas de menos de 10 micras de di¨¢metro son capaces de pasar con el aire a los pulmones", explica un estudio de la Universidad de Castilla-La Mancha. "Eso produce un problema importante con el paso del tiempo, porque poco a poco la acumulaci¨®n va disminuyendo la capacidad pulmonar efectiva".
As¨ª lo han visto en Asturias. Por esta raz¨®n, la Autoridad Portuaria del Puerto del Musel (Gij¨®n) acaba de adjudicar, por 277.777 euros, la construcci¨®n de una barrera de 200 metros de longitud. Seg¨²n Elena Mara?¨®n, directora general de Prevenci¨®n y Calidad Ambiental del Gobierno regional, "la pantalla va a cortar mucho de lo que ahora ha motivado quejas en los vecinos de la zona". O sea, el polvo que desprende el carb¨®n y que llega hasta sus casas.
Esta medida, junto a la instalaci¨®n de un sistema de riego autom¨¢tico en la explanada en la que se almacena el carb¨®n (se humedece el terreno para evitar las emisiones de polvo), demuestra que las cosas est¨¢n cambiando. "Antes todo el mundo lo asum¨ªa, que con el movimiento de carbones, clinker, sulfatos o blenda hab¨ªa emisiones", se?al¨® Mara?¨®n. "No es que no existiera; es que no se le daba la importancia que se le da ahora, cuando no se pasa ya ni una".
A partir de esta experiencia, Saura da un consejo a aquellas empresas que quieran salvarse de una situaci¨®n dif¨ªcil buscando salir al mercado exportador deprisa y corriendo. "Si buscas exportar para sortear una crisis, ya has llegado tarde", afirma. "La diversificaci¨®n, tanto geogr¨¢fica como de producto, requiere un gran esfuerzo econ¨®mico y de trabajo. Por esta raz¨®n, hay que trabajar la exportaci¨®n cuando las cosas van bien y no como tabla de salvaci¨®n".
Capotex decidi¨® afianzarse en el exterior despu¨¦s de recibir un par de encargos de empresas mineras en Marruecos. "Pens¨¢bamos que era un mercado en el que trabajaban ingenier¨ªas francesas, pero descubrimos que en Francia no hab¨ªa ninguna empresa como la nuestra", recuerda Saura. "Nos encontramos con que, aparte de una empresa alemana y otra de EE UU ¡ªque s¨®lo trabajan para compa?¨ªas alemanas y estadounidenses, respectivamente¡ª, apenas ten¨ªamos competencia en el mundo. No hab¨ªa nadie m¨¢s..., as¨ª que decidimos hacerlo nosotros".
Innovar o morir
Para el emprendedor, innovar es arriesgado, pero positivo para la compa?¨ªa. "As¨ª es como, por ejemplo, hemos desarrollado una galer¨ªa tubular transparente denominada Tubbo", explica. "Est¨¢ destinada a proteger a las personas en tr¨¢nsito entre edificios, o medios de transporte, y que es capaz de resistir incluso las condiciones extremas de una estaci¨®n de esqu¨ª".
Sin embargo, la apuesta por el riesgo de Capotex acaba donde empiezan las finanzas. "Somos conservadores", reconoce Saura. "Vivimos de nuestros recursos, aunque sabemos que eso limita la capacidad de crecimiento de la empresa. Lo f¨¢cil es endeudarse y montar grandes equipos de innovaci¨®n y publicidad. La financiaci¨®n externa la utilizamos en momentos muy concretos. Durante la crisis ha sido importante para evitar problemas. Nunca hemos tenido dificultades financieras".
Saura se queja de lo dif¨ªcil que es innovar en Espa?a. "Aunque hemos tenido colaboraciones con el Instituto Europeo de Dise?o y el Instituto Tecnol¨®gico de Arag¨®n, en Espa?a la innovaci¨®n te la tienes que hacer t¨²", reclama. "Los centros de investigaci¨®n no est¨¢n preparados para las pymes. Tienes que tirar de recursos propios, las ayudas llegan tarde y mal. Luego est¨¢ el tema de las patentes que, adem¨¢s de ser caras, apenas te sirven. Ir a juicio te puede llevar seis o siete a?os... para, al final, encontrar con que hasta te pueden prohibir fabricar tu propio producto".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.