Badia del Vall¨¨s, la ciudad de 5.400 pisos sociales que perder¨¢n la protecci¨®n este a?o: ¡°Igual viene gente m¨¢s selecta¡±
Pegado a Barcelona y construido hace 50 a?os por el Instituto de la Vivienda franquista, el pol¨ªgono de viviendas afronta el salto al mercado inmobiliario por el fin de la calificaci¨®n como VPO
Badia del Vall¨¨s (13.000 habitantes muy cerca de Barcelona) tiene tantas singularidades que urbanistas o antrop¨®logos sacar¨ªan material para varias tesis doctorales. Es el ¨²nico municipio de Espa?a con el 100% de vivienda de protecci¨®n oficial (VPO). Son 5.400 pisos en 190 edificios levantados hace 50 a?os por el Instituto de la Vivienda franquista, y que este a?o perder¨¢n su condici¨®n de protegidos. Adjudicados inicialmente a empleados p¨²blicos o de empresas p¨²blicas (Renfe, Seat, Telef¨®nica, Macosa...), pasar¨¢n al mercado libre. El cambio se produce en plena crisis habitacional, con un parque de vivienda p¨²blica p¨ªrrico cuando m¨¢s falta hace, y cuando las administraciones (tambi¨¦n el Gobierno de Pedro S¨¢nchez) plantean que la calificaci¨®n de protecci¨®n oficial sea indefinida para los nuevos pisos p¨²blicos. Todo un reto para un municipio donde, adem¨¢s, la poblaci¨®n est¨¢ muy envejecida y, por cuesti¨®n de edad, aguarda un relevo de vecinos.
Otras peculiaridades del municipio son que solo mide un kil¨®metro cuadrado y que el t¨¦rmino municipal dibuja la silueta de la pen¨ªnsula ib¨¦rica. En una punta est¨¢ la calle Oporto. En la otra, la calle Ibiza. La calle mayor es la avenida Burgos. Pero hay que saber geograf¨ªa para moverse, porque no hay placas con los nombres. Con un agradable espacio p¨²blico y jardines entre bloques, no hay ni un sem¨¢foro. As¨ª de tranquila es una localidad que a finales de los 70 roz¨® los 30.000 habitantes (las familias eran numerosas), ten¨ªa ocho escuelas, y donde los vecinos todav¨ªa se conocen. Badia tiene el PIB m¨¢s bajo de Catalu?a, porque no tiene m¨¢s actividad econ¨®mica que las tiendas; una renta tambi¨¦n de las m¨¢s bajas, una tasa de paro del 15,7%, y el 25% de la poblaci¨®n son jubilados con pensiones modestas. El municipio arrastra un estigma por su origen humilde, aislado y porque los edificios tienen amianto (un material del fibrocemento que si se rompe dispersa fibras muy t¨®xicas). Una mala fama cuestionable, porque Badia ha mantenido la cohesi¨®n. La poblaci¨®n nacida en el extranjero no llega al 6%, lejos de la media catalana del 17%. Vox tiene dos de los 17 concejales del consistorio.
Es una inc¨®gnita qu¨¦ pasar¨¢ con el salto de una poblaci¨®n entera al mercado inmobiliario. Son viviendas grandes, de entre 76 metros cuadrados y casi 100. Luminosas, ventiladas y bien distribuidas. Pero pesan la reputaci¨®n y el amianto (este a?o arranca un plan de retirada con una inversi¨®n de 4,5 millones de euros). Mientras, muchos de los que crecieron all¨ª y tuvieron que emanciparse en municipios del entorno, regresan. Como Carmen, cartera: ¡°Llegu¨¦ con siete a?os, cuando no hab¨ªa servicios y hubo que lucharlo todo: los autobuses, el ambulatorio, el mercado... Me march¨¦ a Sabadell al casarme, y viv¨ª en tres pisos, todos mal. Volv¨ª en 2004, aqu¨ª los pisos est¨¢n bien, no hay grandes problemas, es tranquilo, tenemos de todo, mi madre vive aqu¨ª. Como Badia, no hay nada¡å. ¡°Supongo que subir¨¢n los precios, igual viene gente m¨¢s selecta¡±, vaticina Carmen. ¡°Somos gente trabajadora, mi padre era de la Seat, pero tenemos esta fama, el futuro depender¨¢ del tipo de gente que venga¡±, apunta Manolo, que lleg¨® con 12 a?os y a los 64 sigue en el piso donde vivi¨® con sus padres, reformado.
Carmen pudo regresar a Badia cuando se marcharon unos t¨ªos suyos muy mayores. Durante la vigencia de la protecci¨®n de los pisos, las compraventas se realizan actualizando el precio por metro cuadrado oficial, con una autorizaci¨®n de la Agencia de Vivienda de la Generalitat, y siguen siendo p¨²blicas hasta que cumplen los 50 a?os. En 1975 costaron ¡°menos de medio mill¨®n de pesetas¡±, 3.000 euros. Ahora los pocos que hay en venta est¨¢n sobre los 140.000 euros, m¨¢s baratos que en ciudades del entorno.
Legalmente podr¨ªan venderse por m¨¢s, porque con el m¨®dulo actualizado los precios alcanzan los 180.000 euros, ¡°pero la gente todav¨ªa no ha cambiado el chip de Badia como ciudad dormitorio¡±, cuenta Ana Rodr¨ªguez, 20 a?os en la inmobiliaria Promocasa. ¡°Aqu¨ª hay mucha rotaci¨®n de hijos que vuelven. Me llaman y me dicen ¡®Ana, b¨²scame algo, que en tal ciudad no me hago¡¯. Tambi¨¦n entran parejas j¨®venes porque es m¨¢s asequible¡±, a?ade. Buena parte de los pisos de Badia han perdido ya la condici¨®n de protegidos, y los ¨²ltimos que se escrituraron cumplir¨¢n 50 a?os en febrero de 2026.
Ricard Fern¨¢ndez, que fue Secretario de Vivienda de la Generalitat con el Gobierno tripartito, vivi¨® su juventud en Badia y recuerda la ¡°potente vida comunitaria que hab¨ªa¡±. El curso que lleg¨®, en 1978, un vecino del edificio les recog¨ªa cada noche del instituto con una furgoneta a su hija, ¨¦l y varios chavales m¨¢s. ¡°Badia tiene problemas y a medio plazo pueden subir los precios, pero corr¨ªa el riesgo de degradarse y no ocurri¨®. No hay que hacer ciudades as¨ª, ni vivienda que pierda la protecci¨®n, eso es historia; pero hemos de aplaudir que ha mantenido la cohesi¨®n y que la vivienda protegida cumpli¨® su funci¨®n social, porque los vecinos han podido vivir durante d¨¦cadas con la tranquilidad de tener el piso pagado¡±.
En la calle, caminan apoyadas en sus carritos Matilde y Carmen. 84 y 82 a?os. Vecinas de rellano desde 1975, ¡°cuando no hab¨ªan puesto ni los ascensores¡±. ¡°Aqu¨ª se vive muy bien, luchamos por todo y si pagabas, sab¨ªas que el d¨ªa de ma?ana el piso ser¨ªa para ti y vivir¨ªas tranquila. ?El futuro? Yo ya estoy de salida, pero los hijos y nietos vuelven¡±, dice Carmen. ¡°?Dile al alcalde que las aceras est¨¢n muy mal!¡±, grita Matilde al despedirse se?alando una baldosa levantada.
El alcalde es Josep Mart¨ªnez Valencia (PSC). Hijo de Badia, 34 a?os. Su predecesora en el cargo, Eva Menor, fue nombrada en 2024 consejera de Igualdad de la Generalitat. El regidor cita otros badienses ilustres: Antonio D¨ªaz (el mago Pop), un magistrado del Tribunal Supremo, m¨¦dicos que son eminencias... ¡°Somos ejemplo de ascensor social y tenemos que seguir siendo la ciudad de acogida que fue Badia, de trabajadores que hab¨ªan migrado a Catalu?a desde toda Espa?a¡±, dice. ¡°El 50 aniversario es una oportunidad para ser modelo en pol¨ªticas de rehabilitaci¨®n, con el amianto; para acoger a nuevos perfiles poblacionales, con vecinos del entorno y de Barcelona, para acercarnos a la Universidad Aut¨®noma [a 10 minutos andado], para tener alquiler libre, pero con control¡±, enumera Mart¨ªnez Valencia. Ahora el alquiler es poco y social. Y otra peculiaridad: la ciudad es propietaria de los locales comerciales, de manera que puede decidir sobre la oferta comercial.
El Ayuntamiento ha puesto a trabajar a un grupo de expertos para que analice el impacto que tendr¨¢ el salto de la vivienda al mercado. ¡°Es una ocasi¨®n para pasar p¨¢gina de un estigma que viene de fuera, pero que tambi¨¦n nos hemos cre¨ªdo dentro¡±, dice el alcalde. Y sentencia: ¡°Somos poligoneros, s¨ª, pero tambi¨¦n trabajadores orgullosos y ejemplo de memoria democr¨¢tica, Badia naci¨® cuando acababa el franquismo¡±.
Fraude masivo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria y desahucios
Antes del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, en Badia del Vallès se produjo un fraude masivo en la compraventa de pisos de protección. El frenesí del ladrillo y los precios por las nubes llegaron a este municipio donde, legalmente, la vivienda solo se puede traspasar a precio tasado mientras se mantiene la protección. Cientos de viviendas protegidas fueron vendidas (muchas a familias de origen marroquí) a precios que multiplicaban por cinco su valor legal, un negocio en el que participaron los mismos propietarios, cajas de ahorro y notarios. La Generalitat acabó interviniendo, instando a entidades y notarios que no hicieran la vista gorda y mediando para frenar desahucios. El fraude estalló cuando las familias compradoras se quedaron en paro y no pudieron pagar unas hipotecas desmadradas de precio. La resaca fue larga y años más tarde las familias que habían perdido la vivienda toparon con una nueva deuda: Hacienda les reclamó las plusvalías tras haber entregado sus pisos a los bancos.
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